La llegada del marqués Pinnock a la fiesta fue lo mejor que le había sucedido a Leigh-Anne.
Verlo galante y aunque algo cansado, fue digno de elogios y admiración de parte de los asistentes. La marquesa no contuvo la emoción de verlo luego de eternas semanas ya que en solo minutos derramó unas cuantas lágrimas que fueron limpiadas enseguida con cierto disimulo. El marqués se sintió tan conmovido y tanto era su afecto hacia su compañera de vida que estuvo con ella sin despegarse ni un segundo.
Algunos nobles pertenecientes a la cámara se acercaron a conversarle y los recibía con la amabilidad correspondiente, claro que siempre en compañía de su adorada amada.
Los caballeros que fueron con el comandante Pinnock también recibieron calurosas bienvenidas en vísperas de la noche de inauguración. Acompañando a sus esposas, hermanas, hijas y en general, personas cercanas a ellos, daba señal al inicio oficial del primer baile.
El emperador se puso de pie e invitando a su esposa al baile, dio por iniciada la danza en el salón.
-Oh, mi dios, era verdad-murmuró unas de las ancianas pertenecientes a alguna familia de alta alcurnia en el círculo de los asientos. La acompañaban seis más con la misma mirada observadora e inquisitiva hacia los asistentes.
-¿La llegada de la pobre desdichada?-preguntó con cierta burla la mujer de su costado-Créalo, madame Nestrich.
-No sé cómo tiene sangre en la cara para venir y pavonearse entre nosotros-respondió la primera mayor frunciendo el ceño-¿Acaso lady Edwards no la humilló lo suficiente?
-Parece que es necesaria la orden del mismísimo emperador para mantener en su línea a la desdichada muchacha.
Todas rieron maliciosamente. Entre el porte elegante y la aguda mirada que compartían, el cotilleo y las críticas venenosas eran como su pan de cada día.
-Tiene la suerte de tener un hermano benévolo y amable como el duque. Si fuera por mí ni la miraría de reojo.
-¿Es el duque Edwards muy bueno o peca de inocente?-preguntó una cuarta sacando una nuevo tema a discutir-Pongo en fortuna que es inocente. La edad lo delata y deseo que los años le abran los ojos.
Todas asintieron.
-He de suponer que la señorita Thirlwall es de similar en carácter-dijo madame Nestrich. Aquella anciana mujer era cómo la líder en el círculo presente-Son jóvenes y pecan en credulidad. Verlos me hace recordar los años de ignorancia que vivía-sus ojos brillaron con agudeza cuando observó a la condesa Thirlwall bailar con el consejero-La infeliz madre tal parece que pronto tendrá unas gotas de esperanza para la recuperación de la administración.
-¿Lo dice por el consejero principal del Imperio?-la quinta mujer negó-En ellos solo brilla la amistad y lamentablemente para la condesa, el consejero es seducido más por el trabajo que por las mujeres.
Unas cuantas del grupo rieron.
-Hay que admitir y darle la felicitación correspondiente por tener a tan dichoso amigo a su lado-contestó madame Nestrich-Las conexiones son importantes también-todas estuvieron de acuerdo-¿Ven como la jovencita desarrolló gran amistad con el duque? Su madre la educó lo suficientemente bien como para seducir a un hombre de admirable futuro. Un príncipe, técnicamente.
-¿Está insinuando que la innombrable es una...?
-!Oh, no!-rió madame Nestrich con voz gastada-El título ni siquiera roza la punta de sus pies.
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El secreto de la familia Edwards |Jerrie|
Fanfiction"La dulce y educada Jade Amelia Thirlwall, hija de la condesa Norma Thirlwall, ha cometido un error que incluye al foco de atención y dueño de suspiros de muchas nobles: Perriett Louise Edwards" --- Con mucho amor y cariño a todas las que lean siqu...