Perriett, luego de exponer todo el plan y las justificaciones necesarias, fue obligado por la condesa Thirlwall a retirarse de la residencia pues, según ella, el anfitrión (al menos por ese día) tenía que estar presente en la primera comida que tendría la princesa Spielberg en sus dominios. A Perriett aquello le sonó como una excusa muy bien atinada pero sin deseos de desatar una confrontación verbal que no tenía algún resultado seguro, se despidió de las dos damas sin mostrar un atisbo de fastidio.
Ahora bien, después de un almuerzo más corto de lo normal, Jade sin ninguna reunión programada para aquel día y mucho menos pedidos de libros por recoger, optó por quedarse en la residencia estudiando concienzudamente los puntos débiles en el proyecto de ley que estaba desarrollando. Su madre no objetó nada porque creyó sensata aquella decisión y luego de repetirle más de cinco veces los descansos que debía tomarse cada cierta hora para no arruinar su postura, se dirigió a su habitación con la intención de tener un descanso breve antes de volver a su usual rutina.
-Mi señora.-Irene tocó dos veces la puerta.
-Adelante.-exclamó Norma peinando su cabello frente al espejo.-¿Qué sucede, Irene?
-La marquesa Newschetein se encuentra en el vestíbulo, mi señora. Apenas nos percatamos de la presencia del carruaje a las afueras de la residencia la recibimos con cautela y antes de que la invitáramos a pasar a la sala de visitas nos pidió de manera urgente que le avisáramos.
-Sin ninguna carta anunciando su llegada o algún mensajero...-murmuró la condesa sospechando de aquella inesperada actuación por parte de una mujer con amplia experiencia en la etiqueta social.
-Lucía impaciente por reunirse con usted.
-Bien.-contestó Norma.-Es preferible no hacer esperar a nuestra inesperada invitada que seguro tiene mucho que contar o aconsejar.
Dicho ello, la condesa dejó el peine de bronce sobre la mesa y se puso de pie. En seguida, Irene se apresuró a alisar su vestido con rapidez apremiante y en pocos segundos, Norma estuvo recibiendo en el primer piso a la marquesa Newschetein cuyo semblante presumía una información crucial para aquella circunstancia.
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-Oh, querida princesa. No tiene idea de lo hermoso que son los terrenos de los Edwards al iniciar la primavera.
-Me hace mucha ilusión oír cada maravilla de ese encantador lugar, lady Edwards.
-¡Por supuesto que sí! Mi querido Perriett, antes de heredar el título, solía descansar en la pradera de los terrenos luego de un día productivo.
-Es seguro que fue un niño diligente.-exclamó la princesa Spielberg mientras guiaba su mirada hacia el perfil del nombrado.-¿Qué otras anécdota divertidas tiene por narrar, duque Edwards? Espero que mi curiosidad no suscite en usted algún sentimiento negativo.
Lady Edwards viró enseguida su atención hacia Perriett quien había optado, desde que tomó asiento, por concentrarse en el almuerzo y responder apenas unas sílabas cuando se dirigían hacia él.
-Creo que mi estimada madre ya contó la mayoría de ellas, princesa.-respondió limpiándose la comisura de los labios.
-Y no puede culparla, duque. Tenerlo a usted como hijo es un orgullo que no se puede dejar de presumir en cada oportunidad.
-Qué palabras más encantadoras nos otorga, princesa.-Lady Edwards soltó una risita amistosa.-Es casi como si dejara a mi hijo sin saber cómo o qué responder.
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El secreto de la familia Edwards |Jerrie|
Fanfic"La dulce y educada Jade Amelia Thirlwall, hija de la condesa Norma Thirlwall, ha cometido un error que incluye al foco de atención y dueño de suspiros de muchas nobles: Perriett Louise Edwards" --- Con mucho amor y cariño a todas las que lean siqu...