XVIII

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Quienes se encontraban en ese pasillo aquella mañana, pudieron ver a su rey caminar vehemente, con una inclinación velaban su camino al harem, en el palacio de Oro, donde los concubinos pasaban la tarde, era temprano, por lo que sabía que sólo podía encontrar a una persona, a su reina.

—Cariño—dijo al entrar.

Seungwan sonrió con cansancio, sus damas se habían hincado ante el rey, ella sólo asintió con la cabeza, estaba en su trono bebiendo una taza de té, Yoongi se acercó a ella, se sentó a su lado y tomó su mano para darle un casto beso en el dorso.

—Hace días que no te veo—sonrió ella con picardía, sus ojos reflejaban las palabras que no había podido decir durante la ausencia del rey—. Fuiste en contra de mis leyes.

—Soy el rey ¿No es el rey quien crea sus propias reglas? —cuestionó con una ceja levantada.

—¿Sabe por qué usted nunca ha tenido que atender los problemas del harem? —levantó una ceja—. Porque todo se trata de orden y normas, de qué me sirve enseñarles sobre respeto al concubinato si usted invalidara mi autoridad. Este harem no es como los demás, tratamos de cuidarnos y querernos los unos a los otros, así es como lo hacemos, pero la presencia de alguien que irrumpe en esa paz puede resultar en un desastre total.

Yoongi bufó rodando los ojos. —Jimin es un niño, déjalo que disfrute, las reglas a veces se hacen para romperse.

—Te pidió ser consorte ¿Verdad? —sonrió ladina, al ver el semblante de Yoongi negó sin desaparecer aquella sonrisa llena de tranquilidad—. Sabes bien que no debes de ilusionarlo de esa manera, ambos sabemos que, aunque quieras, no puedes dejar al harem.

—Jimin es diferente, a él lo amo de manera diferente, no puedo negarme ¿Lo entiendes? Él es lo que llena el vació. No me odies.

Seungwan le miró con tristeza. —Lo único que duele de esto, es saber que lo que dices no es verdad, cada que viene un nuevo concubino dices y haces lo mismo.

—Esta vez es diferente—respondió a la defensiva—. Y no tengo que demostrárselo a nadie.

—Haz lo que quieras, pero ese niño está en mi harem, soy la reina, y si sigue rompiendo las reglas se llevará un castigo—se levantó alejándose de Yoongi quien la miró con una ceja alzada, lleno de reproche.

—Es diferente, tanto que será él quien este a tu lado planeando y recibiendo a los emperadores de Thang.

Seungwan le miró de inmediato con molestia. —Será SuRan quien me ayudará, es su deber como primera concubina.

—Pues ya no es así—se puso de pie y bajo los escalones para llegar a su reina, a quien miró de frente—. Jimin estará a mi izquierda cuando ellos lleguen, tú mi amor, le vas a enseñar todo lo que tiene que saber.

—El capricho te va a costar caro—negó con frustración—. Jimin es un muchacho hermoso, pero ignorante, no puedes hacerlo caer en aquella presión, sabes muy bien, que los protocolos son muy estrictos ¿Cómo le voy a enseñar en días algo que debe ser enseñado durante años? ¿Y si el emperador le pide poesía, baile tradicional o tocar un instrumento? Si Jimin hace algo para faltarle el respeto de forma inconsciente al emperador, deberás castigarlo frente a él ¿Estás preparado para hacerlo, aún y cuando este está en espera?

Yoongi se relamió los labios con tranquilidad extrema, negó ante su reina y llevó las manos a su rostro, donde las dejó por unos instantes pensando, lo que ella le decía era la verdad, si Jimin se equivocaba no podía ser indulgente, pero se lo había prometido, una señal de que era importante en el harem.

—De eso te vas a encargar tú —bajo las manos para mirarla nuevamente, la burla se había ido, ahora quedaba preocupación—. Porque si Jimin falla, no recibirá el castigo solo, tú lo harás con él.

El Concubino Del Rey *Yoonmin/Taekook*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora