Los rumores corrían como corrientes de río dentro del palacio, en una semana, los sirvientes, guardias y personas allegadas a la corona sabían lo que estaba por acontecer, el rey Min Yoongi había elegido a su próximo consorte y era nada más y nada menos que el viudo de Jung Hoseok, Park Jimin. En el pueblo lo conocían por ser el chico de hermosa sonrisa que había conquistado el corazón de uno de los generales más venerados, cuando el rey le hizo su concubino comenzaron las habladurías, al pensar que ellos estaban juntos desde mucho antes, ahora para los habitantes de Silla, cobraba sentido aquel rumor, porque no había manera que el rey designara como consorte a un muchacho inexperto que no conocía nada sobre la corona y sus deberes como rey.
No pasó mucho tiempo para que los rumores llegaran al concubinato, donde los amantes del rey, quienes habían sido entrenados durante años para su labor y conocían a la perfección el papel que tenían en el castillo, llevaban años al lado del rey Min, habían llevado en sus vientres a su progenie, por lo que para ellos era inaudita aquella decisión, sin embargo, confiaban en que todo se trataba de un error, hasta que ese anuncio real llegó.
En la sala del consejo, el rey Min les había mandado a llamar, junto a los concejales, los y las concubinas, junto al príncipe de Silla, esperaban con paciencia lo que el rey estaba por decir, SuRan mantenía un semblante serio y tranquilo, pero internamente la preocupación estaba carcomiendo sus entrañas, porque como dama y primera concubina, ella era quien estaba mayormente preparada para ser consorte, por el bien del concubinato, el rey Min debía elegirla, aunque en su interior sabía lo que realmente sucedería, miró de soslayo a Jimin quien se mostraba nervioso, no había hablado con ninguno, se mantenía en silencio, pretendiendo que no sabía nada.
—¡El rey de Silla ha llegado! —informó uno de los guardias, haciendo que los presentes se inclinaran con respeto.
El rey Min, caminó imponente hasta su trono, donde se sentó, miró a los presentes con formalidad, hasta que su vista paró en Jimin, sólo así su gesto se dulcifico, porque ver a su hermoso concubino quien lucía radiante llevando a su hijo en el vientre, siempre le calmaría.
—¡Bienvenido mi rey! —dijeron al unísono.
—Esta mañana, los he convocado porque tengo un anunció importante que darles, como todos saben, nuestra eterna reina Min Seungwan, ha dejado este mundo, he trabajado arduamente para atrapar a los culpables, haré hasta lo imposible porque paguen, no tendré piedad—al decir esto, su vista recayó en su hijo quien tenía la mandíbula apretada, debido al dolor contenido que le causaba escuchar sobre su madre—. Como la tradición lo dicta, he decidido quien será mi nuevo consorte, aquel que me acompañara en mi reinado, dará a luz a mis herederos y cuidara del concubinato.
Los presentes miraron al rey con curiosidad, este siempre los sorprendía, nunca podían prever un movimiento de su rey, estaban al tanto de sus deseos y de la forma en la que le gustaba que sucedieran las cosas, un hombre fuerte y venerado, quien había llevado a Silla a la victoria siendo joven, sin embargo, había ocasiones en las que el rey los sorprendía pero no de la mejor manera, aún en sus mentes estaba en incidente de aquella aldea, donde inocentes habían perdido la vida, aunque era lamentable, reconocían que no había otra manera de hacer las cosas, porque a menos que quisieran morir, no irían en contra de los mandatos de su rey.
SuRan miró al rey con súplica, porque de esa decisión dependía toda su vida, las enseñanzas de la reina estaban en su mente, intentaba a toda costa de mantenerse en calma, pero le estaba costando mucho trabajo, porque todo lo que conocía pendia de un hilo. Si elegía a Jimin las cosas cambiarían, porque este no sabía la forma de desenvolverse en el palacio, no sabía los protocolos o liderar el concubinato, además, que ella podía ver en sus ojos, algo que le asustaba, Jimin no los quería cerca, corrían peligro.
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El Concubino Del Rey *Yoonmin/Taekook*
FanfictionEl amor no era una maravillosa victoria sino un grito de dolor y desesperación. El rey de Silla, Min Yoongi, deseaba el cuerpo que tenía dueño, lo sabía, no podía poseerlo, pero tampoco podía sacarlo de su mente. Yoonmin TaeKook Namjin Hopemin M...