Capítulo diez: Pajarraco molesto

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—¿Conque «pajarraco molesto»? —replicó Doflamingo entre risas, muy divertido por el intento de insulto—. Chibi ingeniosa.

—¡N-no m-me mires así! —se cruzó de brazos—. No te perdono aún y quizá nunca lo haga, pe-pero no me iré. —volteó la cara. Asumía que estaba sonrojada y no quería que él la mirara. Luego suspiró molesta frunciendo el ceño—. Y otra cosa... —añadió mirándolo hacia arriba—, debes respetar mis decisiones y no amenazar con matar a todo hombre que se me acerque. —Lo señaló—. Nadie ataca ni amenaza a cuanta mujer se cruza en tu camino, porque eres libre de hacer lo que quieras... ¿o me equivoco?

En ese momento, (Tn) recordó las tantas ocasiones que miró a Doflamingo rodeado de mujeres en algunos lugares que visitaron, mientras llevaban a cabo sus misiones en conjunto. Le parecía que el mencionado lucía muy complacido al siempre encontrarse con mujeres que prácticamente se arrojaban a sus brazos, sin una pizca de decencia.

No había restaurante o taberna donde ambos pudieran comer en paz, sin que más de una fémina no se acercara con sonrisas y coqueteos que acababan con el «pajarraco molesto» excusándose «por un momento», el cual resultaba en horas de ausencia, mientras ella esperaba paciente sentada a la mesa. Bueno, el que se dijera «esperaba paciente», sería algo para nada acertado, porque un sentimiento de desespero e incomodidad la invadía cada que Doflamingo se iba con otra, aunque en la mayoría de ocasiones, era plural: «otras».

—Está bien si no me perdonas, chibi. —dijo Doflamingo, logrando que (Tn) saliera de sus pensamientos—. Que te quedes por voluntad propia es suficiente para mí. —declaró con una expresión neutra—. Pero no tientes tu suerte, mocosa... mataré a quien se te acerque como lo hizo Eustass Kid, juro que asesinaré a quien se atreva a lastimarte.

—¿Ah, sí? Pues ten cuidado no te vayas a suicidar, porque nadie me ha lastimado más que tú. —le espetó. Se dio la media vuelta y caminó antes que él—. Y vámonos al pueblo, necesito que llames por un barco, quiero regresar a Dressrosa cuanto antes, ya no quiero estar a solas contigo.

Auch... muñeca, ¡no tienes piedad, tiras a matar!—dramatizó, llevándose una mano al pecho—. ¿Quién es cruel ahora, chibi? —le preguntó riendo.

De pronto empezó a llover con gran intensidad nuevamente, y (Tn) miró al cielo con gran enfado.

—¿Qué? ¿Es en serio? —se quejó molesta, dejando que las incontables gotas de lluvia le cayeran en la cara—. ¡Dije que ya no quiero estar con este pajarraco a solas en este barco! Pero gracias clima, ¡yo también te amo! —exclamó irónicamente, elevando las manos en señal de frustración, segundos antes de volver a la cabina.

Doflamingo se reía a carcajadas al escuchar las ocurrencias de (Tn). Se sentía aliviado al saber que al menos ella no se marcharía. Pronto encontraría la manera de que las cosas entre ellos volvieran a ser como solían.

Se quedó en la orilla de la playa bajo la lluvia, mirando hacia el horizonte. Notó que ya habían muchas nubes cercanas que podría usar para colgarse y llegar al pueblo en un santiamén, pero no, quería estar a solas con (Tn) un poco más. Era el jefe, y podía darse el gusto de hacer lo que le placiera, y en ese momento, tan sólo deseaba hacer las paces con ella.

Después de meditar sobre su situación actual, caminó pacientemente hacia la bestia que (Tn) capturó. Fueron segundos lo que le tomó cortarlo en cientos de trozos, para enseguida deshacerse del resto. Si ella quería comer rey marino... pues eso tendría.

Reina de Corazones  ━━  [Finalizado] 《1》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora