Capítulo cuatro: Contigo

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Cuando (Tn) terminó de realizar sus compras y volvió al palacio, pasó reportándose por la oficina de su ocupado jefe. Llamó a la puerta y se asomó sin entrar enteramente. Quería saber si a él se le ofrecía algo.

—Pasa. —contestó Doflamingo.

—Joven amo, ya volví... —anunció muy amable. Supuso que Doflamingo no había salido de su oficina en toda la tarde, así que le preguntó—:  ¿Ya cenó? ¿Desea algo de comer?

—Bueno... en realidad tengo hambre pero Giolla que es quien normalmente cocina para mí, está fuera en una misión, y pensé en ir a algún restaurante pero estoy muy cansado, creo que me iré a dormir pronto.

—Joven amo... yo... bueno, puedo cocinar algo si usted gusta.

—Vaya... así que sabes cocinar... —dijo Doflamingo, enmarcando una sonrisa pícara.

—S-sí p-puedo preparar algo para que cene.

Doflamingo había notado desde el inicio, que (Tn) se ponía nerviosa cuando él le hablaba, por lo que entretenido con ello, disfrutaba mucho molestarla con su travieso tono de voz, así también, con sus acciones impredecibles.

—Muy bien, tú ganas. Sorpréndeme. —habló al levantarse de su sillón para dirigirse a la puerta donde ella estaba.

—De-deme unos minutos para preparar algo. —le pidió sonrojada.

—Está bien, esperaré con ansias mientras te acompaño. —dijo sonriéndole.

—¿Mientras me acompaña? Jo-joven amo la cocina no es lugar para usted, por favor espere aquí, cómodo en su oficina —le pidió, bajando la mirada. Se había tornado muy roja.

—Umn... no, quiero verte ya que no me pareces del tipo de chica que sepa cocinar —manifestó, mirándola hacia abajo—, así que deseo comprobarlo con mis propios ojos... fufufufu...

—Joven amo, eres cruel. —dijo, mirando hacia abajo, mientras jugaba nerviosamente con los dedos de sus manos.

—No tienes idea. —admitió con una risa macabra.

Empezaron a bajar por las escaleras juntos, y entonces (Tn) notó que ella era demasiado pequeña a comparación de Doflamingo. Dejando eso de lado, no había pasado desapercibido para ella, lo mucho que ese enorme y guapo hombre lograba ponerla nerviosa aún con cosas simples.

Al llegar a la cocina, Doflamingo se sentó a la barra del desayunador. Apoyó el codo sobre el mármol de éste, para así reposar la cara sobre la palma de su mano. Permanecía callado, de pierna cruzada, tan sólo jugando con sus lentes y prestando atención a cada cosa que (Tn) hacía.

Repentinamente, ella se hirió el dedo índice de la mano izquierda al momento de cortar unas verduras. Los nervios de cocinar para alguien cuando era observada y más aún... la presencia de ese hombre, le resultaba de mucha presión.

—Auch... auch...

—Oi, déjame ver. —le pidió Doflamingo, poniéndose de pie para acercarse a ella.

—No es nada joven amo, es sólo que nunca había cocinado para nadie y perdone mi atrevimiento pero usted me pone nerviosa. —confesó sonrojada, intentando cubrirse la herida con la mano libre—. He cocinado antes, pero sólo para mí, y no estoy segura de que le guste lo que cocine —respondió de una manera muy tímida, lo que a Doflamingo le pareció sumamente adorable.

—No tienes porqué estar nerviosa. —aseveró con una suave expresión, a la vez, se puso de cuclillas frente a ella y la tomó de la mano izquierda, para revisarle la herida—. No es profunda, tranquila... vivirás para cocinar más para mi. —dijo con una sonrisa traviesa.

Reina de Corazones  ━━  [Finalizado] 《1》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora