Reina de Corazones ━━ [Finalizado] 《1》

Capítulo diecisiete: Mi primer amor, mi primera vez (Parte 2)

Doflamingo siguió sumergiéndose en (Tn), besándola, dándole todas las caricias y todas las estimulaciones que existían o que debía inventar para distraerla un poco del dolor, y que se sintiera a gusto con lo que hacían.

La besaba tan apasionada y delicadamente, que ella se sentía frágil en sus brazos, como algo que podía romperse fácilmente con cualquier acción, por sencilla que ésta fuera.

(Tn) podía parecer una mujer dura ante el resto del mundo, pero con Doflamingo... a él simplemente le pertenecían todas las emociones que ella pudiera tener.

Al paso del tiempo, Doflamingo sintió que (Tn) ya estaba lista y que era el momento de acelerar las cosas. Fue cuidadoso y gentil, como nunca antes lo había sido con ninguna mujer.

Al resto de las chicas que habían estado con él por primera vez, sólo les esperaban embestidas que sin lugar a duda eran dolorosas con toda la extensión de la palabra.

Apretó entre sus dientes el labio inferior de (Tn) y lo empezó a morder muy suave, a la vez que aumentaba el ritmo y la fuerza para penetrarla.

Ella sintió molestias con la primera embestida y no pudo evitarlo..., gruñó de dolor y a la vez de placer, con eso dio por hecho que ya no era una niña; Doflamingo se había hecho paso para deslizarse en el interior de esas paredes, y así convertirla en una mujer.

La queja de (Tn) fue un aviso para Doflamingo, uno que le recordaba que debía seguir siendo cuidadoso porque esa delicada cavidad apenas empezaba a aceptarlo. Ella no estaba acostumbrada totalmente a su tamaño y grosor.

Con la segunda embestida (Tn) clavó las uñas en los hombros de su Doffy. Era un manojo de emociones; dolor, placer, miedo, y ansias. Quería mas pero al mismo tiempo no soportaba, aunque ese vaivén de caderas la seducía a dejarse caer sin reservas y superar sus límites.

Doflamingo entraba y salía de (Tn) con un poco más de fuerza y presión en cada movimiento, mientras que ella gemía y jadeaba, ya que sin que lo advirtiera, empezaba a dejar de sentir dolor.

Él le apretaba las caderas; sentía cómo las tibias y húmedas paredes le apretaban su miembro viril, al tiempo que las palpitaciones dentro de ella se volvían más intensas y rápidas. El masaje que esas contracciones internas le daban a su falo eran demasiado como para aguantar por mucho.

—Te amo —habló con una voz muy erótica, a la vez que algunos gruñidos de placer se le escapaban.

Le introdujo el dedo índice y corazón en la boca, y (Tn) empezó a lamerlos como si éstos fuesen caramelos. A Doflamingo le surgieron ideas impúdicas al verla succionando, cosa que tan sólo aumentó su acaloramiento y entusiasmo. Dejó escapar un gruñido más erótico mientras se dejaba dominar de su lado primitivo. Su ansiedad se acrecentaba al tiempo que su corazón latía más fuerte. Estaba a punto de perder la razón ante el éxtasis.

(Tn) gemía y se quejaba por lo que él la hacía sentir. No podía controlarse y le parecía que se volvería loca, que iba a explotar... que se derretía.

—Ah, um... umn... —articulaba de manera tan sensual, que volvía loco a su amante, quien luchaba por no vaciarse dentro de ella.

Doflamingo ya no soportaba, y todo empeoró cuando sintió que ella estaba llegando al orgasmo. No pudo contenerse y se dejó ir. Las contracciones, el calor, la humedad y las palpitaciones dentro de esa estrecha vagina fueron demasiado para él.

A (Tn) le parecía irse de sí misma; no paraba de gemir por la intensidad del momento, y de repente, antes de sentir que su parte íntima se volvería agua, antes de que Doflamingo se viniera dentro de ella...