Capítulo dieciséis: Mi primer amor, mi primera vez (Parte 1)

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A medida la noche caía, (Tn) suspiraba contemplando el hermoso paisaje que se veía a lo lejos, desde el balcón de la suite.

Percibía cierto ápice de sosiego en la quietud del cielo estrellado, pese al constante recordatorio y culpa de haber perdido a sus nakama. Seguía sin perdonarse por lo ocurrido.

Por otro lado, no lograba sacarse de la cabeza los comentarios de las mujeres en el vestíbulo después de que Doflamingo salió del hotel.  No podía mentirse, aquello la hizo sentir mal, puesto que cada palabra escuchada le sirvió como recordatorio de que ella no era digna de él. Para colmo, le resultaba difícil descartar las memorias de lo recientemente atestiguado hacía menos de una hora, cuando aquellas féminas fueron a buscar a su ahora «autoproclamado novio».

Aún no desaparecía el asombro y la impresión del hecho de que Doflamingo la hubiese presentado de esa manera ante los marines y Mihawk allá en la costa. Ignoraba que el rubio no tenía ni la voluntad ni la intención de perder más tiempo. La quería a su lado; sabiéndola suya.

—Me encantaría saber qué hay en esa cabecita —dijo Doflamingo al acercarse con una copa en la mano.

—Nunca creí que fueses hombre de vinos —comentó al voltear hacia él.

—Y no te equivocas —Le mostró la lengua al sonreír—, aunque prefiero el ron o el whiskey; sin embargo, no desprecio el buen vino o una cerveza fría de vez en cuando.

—Ya veo —murmuró sonriendo. Lo veía con ojos de ilusión.

En ese momento (Tn) empezó a pensar en lo mucho que le gustaría ser un poco más alta, porque sabía que sólo de ese modo ella podría posar la cabeza en el pecho desnudo de Doflamingo y quizá de esa manera, llegar a sentir su aliento sobre el cuello y abrigarse en su calor, mientras que él abrazase por la espalda. Le resultaba lindo imaginarse siendo arrullada de esa forma, al tiempo que ambos estuviesen contemplando el paisaje que se apreciaba en el horizonte, allá donde el enorme y brillante astro se reflejaba en el mar.

—Hey, ¿a dónde fuiste chibi? —preguntó Doflamingo

—Sigo aquí contigo. —contestó (Tn) con una voz muy suave.

—Tu mente no —Contrapuso advirtiendo cierta molestia. Su expresión sonriente fue siendo intercambiada por una gran seriedad. Esperaba que su mente no estuviese ocupada por alguien más—. ¿Me dirás en qué piensas princesa?

—No puedo decirte porque vas a burlarte de mí —respondió algo cohibida.

—Dime, no puede ser tan malo —Insistió intrigado.

Bueno... —Suspiró al bajar la mirada por un instante. Estaba apegada al lado de la pierna de Doflamingo.
Tenía la intención de estirar los brazos y alcanzarlo para quizá atreverse y hacer que él se agachara para besarlo por iniciativa propia.

—Me tienes esperando, chibi —Recalcó, regalándole una sonrisa perversa.

—Estaba pensando en que me gustaría ser más alta.

Con eso escuchado, Doflamingo no pudo evitarlo y se carcajeó.

—¿Y para qué quieres ser más alta, o qué tan alta te gustaría ser?

—Doffy, ¿ves que te burlas de mí? —Se quejó, sonando un poco aniñada. Tenía la cara y las orejas rojas por la vergüenza.

—Contesta a mis preguntas, chibi.

—Me gustaría medir siquiera un metro más.

—¿Por qué o para qué?

—Para tener un cuerpo más grande y... —Se llevó la mano derecha al antebrazo izquierdo y lo presionó un poco. Dudaba si debía terminar la frase o no.

Reina de Corazones  ━━  [Finalizado] 《1》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora