❅ › Living in the world of αrt αnd fαshion. Pαrt 1.

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La pequeña duquesa, ya de nueve años, se encontraba en la habitación que ella denominaba "habitación de los lienzos", ya que era la que utilizaban para pintar, aunque solamente la utilizaba Lucy. Cuando la descubrió, la declaró como su habitación favorita, pero eso era porque todavía no sabía la existencia de la sala de las coronas. La habitación de los lienzos estaba forrada de tela por paredes y suelo, las cuales estaban manchadas con pintura seca de todos los colores. También habían unos cuantos caballetes en una esquina, eran los que no se utilizaban. En otra de las esquinas, lienzos en blanco y, a su lado, los lienzos terminados de Lucy durante los dos años que llevaba pintado. En el centro de la habitación, un caballete abierto, en el que había escrito con pintura y caligrafía de infante el nombre de "Lucy". En él había un lienzo pintado a medias. A su izquierda, se encontraba una gran mesa de pintura de todos los colores, con un hueco para la mezclas de estos y así conseguir un nuevo color. Y, finalmente, a su derecha, un gran ventanal por el que entraba la luz natural del sol. La rubia pintaba todos los días, pero solamente en las horas que más luz solar entraba en el habitación, ya que así se veía mejor.

Ahora se encontraba siguiendo con su lienzo. Las obras de Lucy no eran grandes obras, al menos por ahora. Ella siempre intentaba copiar los cuadros de su pintor favorito, no eran exactamente iguales, puesto que todavía le quedaba mucho para pintar tan bien como él, pero estaba segura de que mejorarían con el tiempo. Los lienzos que no eran intentos de imitación, simplemente eran colores en el lienzo, es decir, no era nada en concreto, simplemente era arte abstracto.

Cuando la duquesa no estaba pintando, jugando con su hermana o en sus clases con las institutrices, se dedicaba a seguir haciendo bocetos. A aquello le dedicaba menos tiempo, pues aún no sabía dibujar preciso y le daba mucha rabia que los maniquíes no le saliesen como ella deseaba. Por eso se enrabiaba y cambiaba de hobbie. Su madre siempre le decía que tuviera paciencia con eso si quería ser la mejor diseñadora del mundo mágico. Ella quería que la pequeña cumpliera uno de sus sueños, así que decidió contratar a una nueva institutriz, pero esta estaba especializada en el diseño textil.

La mujer tuvo que tener mucha paciencia con Lucy al principio, pues se enfadaba muchísimo cuando las cosas no le salían bien. Primero le enseñó a hacer conjuntos con papel en un cuaderno ya creado con un maniquí en cada página. Lucy lo único que tenía que hacer era dibujar en un trozo de papel la prenda y pegarla en la zona del cuerpo del maniquí. Aquello era un buen paso para comenzar, lo de dibujar los maniquíes ya lo dejarían para más adelante.

Con el tiempo, la rubia fue llenando el cuaderno entero de diseños. Los últimos estaban muchísimo mejor que los primeros, y era normal, pues con el tiempo y la practica, todo mejoraba.

Después pasaron a hacer los diseños con acuarela. Su institutriz le trajo otro cuaderno con los maniquíes ya dibujados, ella solamente tenía que pensar un diseño, y plasmarlo en el papel. Estoy llevaron mucho más tiempo que los otros, pues ya no era la fácil tarea de recortar y pegar, aquí si se equivocaba, tenía que empezar desde el principio. A Lucy le gustaba mucho más diseñar con acuarelas, era más sencillo para ella.

Gracias a su institutriz, Lucy pudo ir mejorando con el diseño, habían empezado con lo sencillo y paso a paso iban subiendo escalones. La rubia se dijo que haría todo lo posible para conseguir llegar hasta el final de aquella escalera.

Lucy; The Ice QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora