❅ › Un pequeño pαso pαrα Pαrís, pero un grαn pαso pαrα Lucy.

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1 de Junio. Las inscripciones para tener la oportunidad de entrar a la Escuela de Diseño en París que Natalie le recomendó a Lucy estaban abiertas.

Aquel viernes la rubia le pidió permiso a su madre para poder pasar el fin de semana en el Palacio de Invierno, así que aprovechó para ir a la lechucería, escribir y enviar a la escuela la carta junto con un par de bocetos suyos. Copito, que era el nombre de su lechuza, sabía lo que hacer y dónde dejar la carta para que pareciera que la hubiera enviado una muggle.

8 de Junio. Hoy era el día en el que Koldovstoretz se terminaría del todo para ella. Su último curso había llegado a su fin y, aunque a Lucy le apenaba un poco, estaba ilusionada porque también salían las listas de las alumnas aceptadas en aquella escuela, esperaba ser una de ellas.

Al terminar todo lo relacionado con el colegio, llegó al Palacio y fue corriendo a la lechucería. Allí estaba, bajo el brillo de la luna, la carta. Sin perder ni un segundo la cogió y la abrió.

"Querida Srta Romanova,

Nos complace anunciarle que los motivos, además de los bocetos que nos envió, nos han gustado mucho, por ello, le damos el honor de asistir al curso básico de diseño de moda en el que usted ha solicitado entrar.

Deberá llegar Lunes 11 de Junio por la mañana, ya que las clases empiezan esa misma tarde. Allí le explicaremos todo con más detalle.

Nos vemos en París.

Fdo: La EMP."

Lo primero que hizo al terminar la carta fue gritar y saltar por toda la habitación, cosa que llamó la atención de un par de familiares suyos, que fueron a buscarla para ver qué le pasaba. Al recibir la noticia, todos se fundieron en un tierno abrazo familiar.

11 de Junio, am. Lucy ya tenía las maletas preparadas, ahora se encontraba despidiéndose de toda su familia en la puerta de la Sala de las Chimeneas.

Con lágrimas congeladas resbalando por sus mejillas, entró a la Sala y sin esperar más, entró a una de las chimeneas que la llevaría hasta la Mansión de Maddie. Había quedado con ella aquella mañana, la acompañaría al hotel. Por el camino a este Maddie le dijo que se podía quedar en su casa, pero la escuela le había pagado todo lo del hotel y ya que lo tenía, no lo iba a rechazar.

Entraron al hotel y hablaron con la recepcionista.

— Buenos días, vengo de parte de la Escuela de Diseño. Soy Lucy Romanova, me reservaron la habitación 222. — informó Lucy mientras entregaba un papel que venía junto con la carta.

— Por supuesto, mademoiselle. — dijo antes de ponerse a teclear en su ordenador muggle. Después le dio a Lucy varios papeles y una llave de habitación. — Aquí tiene los horarios de las comidas, un plano del hotel, un librito de información y la llave. Oh, y esta es la pulsera del todo incluido, con ella podrá entrar a cualquier parte del hotel. — sonrió amablemente.

— Merci beaucoup. — Le respondió la rubia mientras cogía todas esas cosas.

Maddie y ella subieron a la habitación y su amiga la ayudó a colocar todo en los armarios y el baño, utilizando las varitas, claro. Las dos eran mayores de edad y no tenían problema en utilizar la magia fuera del colegio.

Lucy se despidió de Maddie, le prometió que iría a pasar todos los domingos con ella y se fue. La rubia que quedaba en la habitación aprovechó para echar una siesta matinal sobre la blandita cama.

Al despertar, la duquesa bajó al buffet libre del comedor, se sirvió todo lo que le apetecía comer y fue a una mesa de uno que había en un rincón. Ya pasaría mucho tiempo con muggles en la escuela, no quería estar con ellos el resto del día.

Lucy; The Ice QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora