〔 23 de Diciembre de 2017 〕
Las lágrimas de Lucy no cesaban, salían de sus húmedos ojos azules y, al momento, se congelaban para caer por sus mejillas hasta terminar en el suelo, no dejaban rastro como lo hacían hace muchos años, y eso la rubia lo odiaba. Odiaba no poder sentir como las saladas gotas resbalaban por sus mejillas y, a veces, quedaban en su mentón, amenazando con soltarse y caer como quien se lanza al vacío por un acantilado u, otras veces, se extendían por sus labios, y ahí era cuando podía probar ese sabor salado que tanto le gustaba, a pesar de tener que llorar para poder probarlo. Pero ahora ya no podía, y nunca podría hacerlo. El llorar significa expresar las emociones de cara al exterior, puedes llorar de tristeza, de felicidad, de impotencia... y esas son cosas que ella no puede, ni podrá, controlar. La causa de estas gotas de hielo no era impotencia, ni mucho menos felicidad, se trataba de tristeza, una tristeza que no había sentido nunca antes, pues nunca le había pasado lo que acababa de pasar. Su hermana Alejandra, a la que ella tanto quería, con la que había compartido tantos momentos desde que llegó al Palacio, estaba muerta. No podía imaginarse que nunca la volvería a ver, que nunca volvería a entrenar con ella, que nunca volvería a acompañarla cuando se iba a pasear con sus hijos..., que nunca volvería a sentir su cuerpo pegado al suyo mientras se fundían en un verdadero abrazo de hermanas que transmitía todo el amor que se puede tener hacia ellas. Alejandra ya no estaba y Lucy no sabía cómo seguir adelante. Ella, que prometió no derrumbarse por nada ni por nadie, pero Alejandra, al igual que su madre, eran su debilidad, eran su vida. Y una parte de ella se había ido con Alejandra a la tumba aquel día. Porque perder a un familiar es muy duro, pero perder a una de las dos personas que más has amado en tu vida, lo es mucho más.
Y como le esperaba todas las noches durante el resto de su vida, la rubia lloró y lloró hasta caer completamente en los brazos de Morfeo.
〔 30 de Junio de 2018 〕
La rubia de ojos azules como el hielo se encontraba sobre su cama del Palacio de Invierno, a su lado derecho, su novio dormía a pierna suelta mientras ella no paraba de dar vueltas en la cama hasta que se agobió y se levantó de esta. En esos instantes sentía una enorme envidia sana por Edward, odiaba no poder dormir de tirón toda la noche. Aunque era normal que no lo hiciese, los nervios y el miedo se apoderaban de cada centímetro de su cuerpo. Hoy sería un gran día para el pueblo ruso, pero ella... ella estaba muerta de miedo, no comía nada desde hacía un par de días, como mucho leche y cereales, era lo único que su cuerpo aceptaba sin devolverlo después. Y todo este revuelo lo formaba una corona, un trono y un país entero, pues el peso de estas tres cosas caerían sobre ella en unas horas, se convertiría en la nueva Zarina de Rusia, aunque ya lo era desde aquel día en el que todo cambió, desde el día en el que su hermana mayor, Alejandra, dejó de respirar el aire puro de Rusia para terminar bajo tierra. Pero claro, tenían que hacerlo oficial y Lucy sentía que se iba a derrumbar en cuanto le colocasen la corona sobre la cabeza. Ella sería la Zarina en Regencia hasta que su sobrino Alexhander cumpliese la edad correspondiente para poder convertirse en el Gran Zar que la rubia está segura de que será, si no fuese por las leyes... él podría gobernar incluso con sus actuales siete años, tiene madera de líder.
La rubia se volvió a acostar en su cama tras pasearse unos minutos por la habitación y observar la ciudad sumida en oscuridad. Ahora en su mente se proyectaba el momento exacto en el que le dijeron que ella era la nueva Zarina.
⎰Flashback. Febrero de 2018.
Aquel fin de semana Lucy había viajado hasta el Palacio de Invierno para poder estar con su familia, apenas le quedaban cuatro meses para terminar sus estudios en Koldovstoretz y poder volver temporalmente al Palacio hasta que la casa que compartiría con Edward estuviese lista.
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Lucy; The Ice Queen
FanfictionNacida del odio y el rencor, Lucy fue abandonada en San Mungo y llevada a un orfanato mágico llamado Saint Christopher, en el que presenció horribles castigos. De todo lo malo hay algo bueno, y eso fue el descubrimiento en Lucy de su pasión por el a...