Los llantos de los bebés de apenas dos años resonaban entre las paredes de la oscura y pequeña habitación. Llevaban tiempo así, tenían hambre y nadie les hacía caso. ¿Qué clase de persona encerraba a niñas de esa edad como castigo? Nada más y nada menos que Madame Mikela.
— Señora, debería sacar a las niñas de ahí, ya llevan casi dos horas... — dijo la elfina con miedo por si recibía una mala contestación por parte de la contraria. Y así ocurrió. Mikela se giró hacia la elfina, con el ceño fruncido y cara de mala leche.
— No oses volver a decirme lo que debo o no debo hacer, ¿entendido? — le dijo la mujer tras pegarle a Nancy. — Las niñas seguirán allí hasta que yo lo diga.
— Y se encerró en su despacho, en el que pasaría unas cuantas horas más.
Nancy no podía dejar a Maddie y a Lucy encerradas allí, muriéndose de hambre y llorando a más no poder, por lo que calentó dos biberones y los llevó, sin que Madame Mikela se diese cuenta, a una pequeña cabaña que había tras el orfanato, separada del edificio. Aquella cabaña no tenía ventanas, solamente una puerta cerrada con llave, la cual solamente tenían la directora y la elfina. Nancy les dio los biberones a la bebés, si no podía sacarlas, al menos las alimentaría un poco a escondidas, así sobrevivirían. Las niñas dejaron de llorar un rato, pero luego volvieron a lo mismo, ya no por el hambre, sino por el sentimiento de soledad y el agobio que sentían allí encerradas. Prácticamente habían estado allí casi toda la mañana.
No eran las primeras, ni serían las últimas niñas a las que encerraría en aquella cabaña. Nancy observaba la cabaña a través de una de las ventanas del orfanato, apenada, temía que les pasara algo, como ya había ocurrido anteriormente. A pesar de la muerte de un niño, al que, según Mikela, nadie echaría de menos, la directora seguía encerrando a los niños allí. ¿El motivo? Alguna tontería que no le gustase a la Madame. En ese caso, Maddie y Lucy no pararon de llorar durante toda la noche anterior, pero era normal, apenas habían cumplido los tres años, pero eso a la mayor no le importaba. En cambio, Nancy estaba bastante preocupada.
Durante su estadía en el orfanato, las dos sufrieron los castigos de Madame Mikela, entre esos castigos se encontraba el ser encerradas en aquella cabaña o también en la azotea, como a la mayor le apeteciera. Lucy los sufrió más que Maddie, pues a esta última la adoptaron al año siguiente, cuando cumplieron los tres años. En cambio, Lucy no fue adoptada hasta los seis años, y durante todo ese tiempo, sufrió mucho. Como una vez que estuvo una noche entera encerrada en la azotea por no comerse toda la cena, como consecuencia estuvo unos días con fiebre, sin poder levantarse de la cama.
Durante los seis años que Lucy estuvo en el orfanato, adquirió un par de fobias, y no fue la única.
Lo primero fue claustrofobia. A cada castigo en la cabaña, las paredes de esta a Lucy se le hacían más pequeñas, llegando a pensar que se quedaba sin aire y moriría allí mismo. Una vez se agobió tanto que Nancy tuvo que sacarla de allí, a pesar de que Madame Mikela no se lo había dicho. Se encontró a la pobre Lucy llorando en una esquina de la cabaña, con la cabeza escondida entre sus rodillas, sintiendo que no podía respirar. Mikela se enteró y castigó a Nancy torturándola, fue horrible hasta para la pequeña rubia de ojos azules. A partir de ahí, Lucy recibió varios golpes por parte de la Madame al resistirse cuando la llevaba a la cabaña. Otras veces, Nancy la sacaba a escondidas, suerte fue que nunca las descubriera.
Por otro lado, también empezó a tener miedo a las alturas, un miedo atroz, esto fue por encerrarla en la azotea, la cual era muy pequeña y no tenía barandillas, por lo que cualquier paso en falso, podría caerse y morir al instante. Lucy empezó a tener miedo de aquello, no quería caerse. Poco a poco a Lucy le fue pareciendo que la distancia del suelo a la azotea era cada vez mayor y que algún día se caería. De eso Nancy no la pudo salvar, pues la llave de la azotea solamente la tenía la Madame.
Estos castigos solamente eran una parte de la época mala que Lucy pasó en aquel orfanato, aquella época fue, principalmente, cuando era pequeña, pues todavía no se había acostumbrado a vivir allí, pero con los años fue aprendiendo a saber qué hacer para evitar castigos: cumplir con lo que la directora decía, tanto si le gustaba como si no. Por suerte; siguiendo con aquello, los castigos cesaron; por desgracia, llegó un nuevo mal al orfanato. Su nombre: Evelyn Abigail.
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Lucy; The Ice Queen
FanfictionNacida del odio y el rencor, Lucy fue abandonada en San Mungo y llevada a un orfanato mágico llamado Saint Christopher, en el que presenció horribles castigos. De todo lo malo hay algo bueno, y eso fue el descubrimiento en Lucy de su pasión por el a...