❅ › Mαgiα de hielo y nieve. El Vαlle de lα Rocα Viviente.

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Irina se acercaba con cuidado a Lucy, la cual seguía durmiendo. No sabía qué había pasado en aquel pasillo, pero sabía que la responsable era su hija, ya que por la dirección del hielo, todo este tenía su origen en el lugar en el que estaba acostada.

La cogió en brazos con cuidado de que no se despertara y depositó un suave beso sobre su frente, estaba congelada, pero no entendía cómo había podido pasar de estar en la cama a allí.

La rubia comenzó a removerse sobre los brazos de su madre, se estaba despertando.

— ¿Mamá? ¿A dónde me llevas? — dijo Lucy, quien pensaba que todo lo que le había pasado era un sueño. No recibió respuesta de su madre, así que siguió hablando. — No vas a creer lo que he soñado, nos íbamos a ver la nieve y a jugar con ella. Entonces, de repente, se formaba una tormenta y tú querías llevarme de vuelta a casa. Yo me soltaba porque había encontrado un cristal en forma de copo de nieve que brillaba mucho y me lo quería llevar. Me quedaba atrapada bajo la nieve y al despertarme de mis manos comenzaba a salir un humo extraño, como el que sale cuando abres el congelador, pues igual. — Irina abrió los ojos al escuchar a Lucy, ella no lo sabía, pero todo eso había sido real. La mujer descubrió el collar que su hija llevaba en su cuello y, en ese instante, al ver que su luz estaba apagada, lo entendió todo. Ella también había leído muchas veces esa leyenda y sabía de qué se trataba. — Mamá, ¿qué pasa? — Le preguntó Lucy al ver la reacción de su madre cuando le contaba su sueño.

— Cielo... — Irina se detuvo y dejó a Lucy en el suelo mientras se agachaba a su altura para contarle toda la verdad. — ¿Recuerdas todas esas leyendas del libro que te he quitado mil veces? — Lucy asintió. — Pues son reales, todas. — Lucy soltó una carcajada, pues eso ella ya lo sabía.

— Mamá, ya sé que todas son reales. Pero te daba la razón para no sacar más el tema. Mi favorita es la de los trolls místicos de Noruega. — dijo Lucy, tan inocente, con una amplia sonrisa en su rostro. Irina le devolvió la sonrisa y le sacó el collar que llevaba al cuello, el cual ya no tenía poder, y se lo enseñó.

— Cariño, este copo de nieve de cristal es uno de los seis cristales que robó aquel troll. No tenía ni idea de que estaba aquí pero... — Antes de que pudiera seguir la frase, Lucy la detuvo.

— ...yo lo encontré. Podría haber estado en cualquier parte del mundo y justo estaba aquí, en Rusia, cerca del Palacio. Entonces, ¿eso significa que... tengo poderes? — La cara de Lucy se puso seria cuando su madre asintió y bajó la mirada para observar sus manos, las cuales estaban bien, sin vapor frío a su alrededor, ni nada. — Entonces, ¡lo que te he contado no era un sueño! ¡Ha sido real! — Lucy apretó sus puños, todavía estaba asimilando toda la información.

— Sí, cielo, todo ha sido real. Guardaré el collar en la sala de las coronas, aunque no tenga poder es bonito, allí estará a buen recaudo. — Lucy asintió y se separaron, la mayor se fue al lugar que había mencionado anteriormente, mientras que la menor se dirigió al salón principal, donde estaría su hermana.

Por el camino no paraba de pensar en sus nuevos poderes, estaba emocionada pero a la vez muy asustada, había leído muchos cuentos de poderes y la gran mayoría eran malos. Tenía miedo de hacerle daño a alguien y que nadie la quisiera cerca. Intentó quitarse ese pensamiento de la cabeza y seguir su camino.

Al llegar al salón, se encontró con su hermana mayor, Alejandra, que estaba descansando de sus tareas de Zarina.

— ¡Alejandra! — Gritó Lucy al entrar al salón. Vio como la otra rubia se giraba y al verla se levantaba e iba corriendo a abrazarla. La cogió en brazos y se la llevó hasta el sofá en el que anteriormente estaba sentada.

Lucy; The Ice QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora