◜ ʟᴜᴄʏ: ᴅɪᴇᴢ ᴀñᴏs ◞
Hacía ya cuatro años que Lucy vivía en el Palacio de Invierno, lugar en el que tanto su madre como ella y su hermana residían. La pequeña pero Gran Duquesa de Rusia, con sus diez años recién cumplidos desde no hacía más de medio mes, paseaba por los amplios y largos pasillos del Palacio en busca de alguien, su hermana Alejandra, la cual era más mayor que ella. Ellas dos jugaban al escondite y resultaba muy difícil tanto para una como para la otra y todo por las enormes dimensiones de la residencia de los Romanov.
Lucy llevaba recorridas varias plantas, ahora le tocaba buscar en el pasillo donde se encontraba el despacho de su madre. Caminaba muy despacio y pronunciaba el nombre de su hermana en susurros para así no molestar a su madre, la cual estaba realizando su trabajo de Zarina de Rusia y no le gustaba que la molestasen, ya que así terminaba antes, eso si aquel trabajo tenía fin.
Por muy bajito que hablara, la madre de la rubia tenía un oído muy desarrollado y la escuchó, así que salió del despacho.
— Lucy, ¿qué haces aquí? — dijo la Zarina cruzándose de brazos. Acto seguido, la menor llevó sus manos tras su espalda y miró al suelo.
— Estaba buscando a Alejandra. Siento si te he molestado, mamá. — subió la mirada para encontrarse con los grandes ojos azules de la mayor.
— No pasa nada, cielo. ¿Estáis jugando? — Lucy asintió y le explicó que estaban jugando al escondite, pero que ya había buscado por muchas partes y no la encontraba. Irina sonrió ampliamente y le dijo que la acompañara a un lugar y después ya la ayudaría a buscar a su hermana, que también tenía tareas pendientes como Zarina de Rusia, pero siempre que tenía algún rato libre, lo utilizaba para entretener a su hermana pequeña.
Ellas dos comenzaron a caminar mientras hablaban y reían por los grandes pasillos hasta llegar a una sala bastante conocida para Lucy, pues en estos años ya había pasado por delante muchas veces y también había entrado, pero siempre acompañada de su madre. La miró con ilusión cuando esta se paró frente a la puerta de la Sala de las Coronas y le ordenó al guardia que abriera la puerta.
Una vez dentro, Lucy empezó a recorrerla por la parte izquierda, observando detenidamente los nombres grabados en las placas de oro que había delante de cada corona, todo dentro de una urna de cristal para protegerla. A la pequeña duquesa le encantaban las joyas, por ello adoraba aquella sala, era su favorita de todo el Palacio de Invierno.
Irina se separó de ella cuando la vio distraída con los collares y anillos y fue a buscar un objeto que pertenecería a Lucy, ya que había cumplido los diez años.
Igual que el abuelo de Lucy y padre de Irina hizo con ella cuando tenía la misma edad, la madre de la rubia cogió la corona y se la colocó a Lucy en la cabeza. Acto seguido, la pequeña fue delante del espejo y observó la corona de zafiros.
— Guau, es muy bonita. — Añadió Lucy mientras se miraba en el espejo.
— Y es toda tuya. — dijo esta vez Irina con una amplia sonrisa en el rostro.
Después de que Irina le contara a Lucy cómo fue cuando su padre le dio la corona, dejaron el valioso objeto en el interior de su urna, la cual tenía una pequeña placa de oro con el nombre de la duquesa grabado en ella, y salieron de la Sala de las Coronas. Juntas se fueron a buscar a Alejandra, a la que encontraron sobre un sofá, se había quedado dormida mientras esperaba.
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Lucy; The Ice Queen
FanfikceNacida del odio y el rencor, Lucy fue abandonada en San Mungo y llevada a un orfanato mágico llamado Saint Christopher, en el que presenció horribles castigos. De todo lo malo hay algo bueno, y eso fue el descubrimiento en Lucy de su pasión por el a...