Capítulo 11

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¿Preparad@s para lo que os espera? Me divertí mucho escribiendo este capítulo y espero que os guste tanto o más que los demás. Agradezco los votos/los follows/las agregaciones a vuestras listas de lectura y que leáis la historia.

Agradezco a Vanesa0626 y SheHasBrownEyes sus recientes votos y comentarios.

Por supuesto, también agradezco a mis seguidor@s su gran apoyo y a mis lector@s que espero disfruten con mi historia \(^-^)/

Y sin liarme más os dejo el capítulo ;)

CAPÍTULO 11

-Os voy a matar... -susurró Gaara.
Estaba demasiado débil para hacerlo, pero por si acaso, lo habíamos maniatado y no podía moverse. Durante ese tiempo había aprovechado para coserle el brazo a Deidara.
-Cállate, niño-embudo. Hum. O destrozaré ese botijo tan bonito que tienes a la espalda.
-Idiota...
-¡Deidara! -le regañé- Igual que a ti te gusta que respeten tu arte, tú también tienes que respetar a los demás.
-¿Pero tú de qué lado estás, hum?
-Del tuyo, obviamente.
-Pues entonces. Que ya parece que te hayan contagiado su gilipollez.
-¿Perdona? -exclamé indignada mientras le golpeaba la cabeza.
Habíamos parado a descansar un rato y ya nos estábamos peleando. Gaara nos observaba furioso, intentando soltarse para poder escapar.
-No hace falta que lo intentes, hum. Es un nudo demasiado artístico. Una verdadera obra de arte.
Gaara gruñó enojado pero paró de moverse. Me senté en una roca al lado del Kazekage para quitarme las sandalias y poder mojarme los pies en el lago. Deidara se había quitado la capa y con ropa y todo se había tirado al agua. Teníamos tiempo de descansar. Deidara había enviado a su pájaro a vigilar y si veía que se acercaban refuerzos de la Arena, nos iríamos en menos de un segundo.
-¿No quieres bañarte? Hum.
-Está muy fría el agua.
-Tengo una idea -dijo.
Hizo un pájaro de arcilla y le escribió un mensaje. Lo soltó y el pájaro voló en dirección a la guarida. Como no estábamos muy lejos, volvió en quince minutos junto con Sasori.
-Anda, llévale a Gaara al líder, hum.
-Deidara, ¿para qué quieres que lo haga? Eres vago..
-No es por eso... Es por... Asuntos "artísticos"... Ya sabes...
-Ah, asuntos de ese tipo de "arte". Bueno, entonces sí. Me alegro de que te vuelvas a interesar por las mujeres.
-¿Qué? Lo del beso fue culpa de la idiota esta. Yo no quería.
-Ya. Bueno, me lo llevo. Y no regreséis muy tarde. Que hoy te toca poner la mesa.
-Ya lo sé, hum. No tardaremos.
Sasori cogió a Gaara del cuello y se lo llevó a rastras.
-¿Para qué has hecho eso? -pregunté- Estamos a tan sólo quince minutos. Podríamos haberlo llevado nosotros y habríamos quedado mejor.
-Ya te dije que tengo asuntos de índole artístico que atender más importantes que llevar al rehén a la guarida.
-Bien y qué asuntos son esos.
Estaba muy enfadada con él. Seguramente el líder nos echaría una bronca nada más llegar y nos castigaría de algún modo. Pero Deidara parecía tranquilo.
-No te pongas tan seria, hum.
Sonrió y me cogió de la cintura para tirarme al agua helada. Yo me acurruqué como un gatito y grité a base de bien. Sin pensárselo, me hundió bajo el agua. Un escalofrío horripilante recorrió mi espalda. Estaba bajo el agua y había tragado un poco de agua por la nariz. Agité los brazos nerviosa y noté algo. Abrí los ojos para ver qué era. El agua no me dejaba ver bien al principio, pero pude distinguir el rostro de Deidara que se acercaba a mí. No podía hacer nada, me tenía cogida. Me limité a estar quieta y cerré los ojos.

*Chuu*

Sus labios se juntaron con los míos y noté un calor interno que me subía hasta las mejillas. A pesar de estar bajo el agua helada, la temperatura de mi cuerpo subió cincuenta grados y pensé que me derretía. El beso duró unos segundos, lo que tardamos en salir a la superficie.
-Qué te ha parecido -sonrió.
-Yo... Esto... -tartamudeé- ¡PUAJ! ¡Ha... Ha sido asqueroso!
-Así me gusta ja ja ja. Lo mejor sería practicar, ¿no crees? Podrías probar con las otras tres bocas -rió mientras me acercaba sus manos a la cara.
Las aparté de un manotazo y le di una bofetada. Me salió del fondo del alma. Aunque me había parecido asqueroso, había una parte de mí que pedía más. Salí presurosa del agua y mojada de cabeza a pies, empecé el camino hacia la guarida. Me di cuenta de que Deidara no me seguía. Se debía haber quedado bañándose. Aproveché para sentarme y esperarle y, de paso, secarme un poco. Estuve mucho tiempo, horas, sentada, esperando. Al fin llegó él, tranquilo, a paso lento y recogiéndose el cabello. Llevaba la goma del pelo en la boca y por eso cuando me habló la primera vez no lo entendí muy bien. Bueno, por eso y porque mi mirada se desviaba de su torso al rostro y del rostro al torso. ¿Por qué no llevaba camiseta? ¡Maldita sensualidad!
-¿Me estás escuchando? Hum.
-¿Eh?
-Ya veo que no. Levanta el culo, que nos vamos a la guarida.
-Ya era hora. Tardaste demasiado.
-Pensé que ya te habías ido.
Me levanté algo perezosa y estiré mis brazos para desperezarme. Bostecé y seguí a Deidara a paso ligero. Tardamos muy poco en llegar a la guarida y, a pesar de eso, nos llevamos bronca del líder.
-¿Qué se supone que estabais haciendo vosotros dos? Os dije que trajerais a Gaara DIRECTAMENTE aquí.
-Y eso hemos hecho, hum. Llamé a Sasori para que lo trajera.
-Le hemos extraído el bijuu.
-¿Qué? -exclamé.
Sabía que iba a morir. Aguantaría vivo como mucho unas horas más. Gaara tenía las horas contadas. Decidí ayudarle. Así qué me ofrecí a enterrarlo.
-Se merece una muerte digna -dije.
Por suerte para mí, al líder no pareció importarle y esa misma noche salí de allí con Gaara a cuestas. Me lo llevé a un claro y lo tumbé en la hierba. Estaba muy pálido y la luz de la luna iluminaba su cabello rojizo con destellos plateados. Su parpadeo era lento y débil y sus pulsaciones eran cada vez más imperceptibles. No pude evitar derramar lágrimas. Tenía que hacer algo. No podía morir así. Simplemente no podía morir. En un último esfuerzo, me cogió el brazo y se lo llevó a la boca. Noté como me mordía y chillé dolorida. Aparté el brazo y me incorporé rápidamente. Se estaba muriendo. Lo cogí como pude y lo llevé de vuelta a la villa. Llamé a la puerta de una casa y abrió la chica de la estrella en la frente. Confundida, miró a todos lados y se encontró con el cuerpo de Gaara en la puerta. Gritó y lloró mientras lo recogía y lo entraba en su casa. Yo lo observaba todo desde detrás de unos matorrales, sollozando y sintiéndome mal por haberle hecho eso a alguien. Aunque tenía que aceptar mi destino. Me levanté presurosa y corrí de vuelta a la guarida.

Akatsuki Life's©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora