Capítulo 28

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Perdón por no haber publicado antes. He estado en el hospital por mi abuelo. Ya todo va mejor :)

Gracias a las personas que me seguís/votáis/añadís mi historia a la lista de lectura/comentáis y leéis. Vuestro apoyo es muy importante para mí :3

CAPÍTULO 28

Me vestí de Anbu y me puse la máscara. Guardé las armas bajo la capa y me bajé la capucha hasta que me tapó casi todo el rostro. Respiré hondo y salí al exterior, donde me esperaba mi grupo. Todos me miraron y esperaron a que dijera algo. Se apartaron a los lados y yo pasé por medio. La capa ondeaba al viento y sentía un sudor frío recorrer mi cuerpo. Moví la cabeza para desperezarme un poco y levanté la mano.
-Espero que estéis preparados para lo que nos vamos a enfrentar. No son muchos, pero son muy fuertes. Tened mucho cuidado y vigilad vuestras espaldas. Y aunque me duela decir esto... -solté un largo suspiro- ...si alguno de vosotros cae herido en la batalla, el resto no se parará a ayudarlo. ¿Entendido? Sería una pérdida de tiempo.
Todos asintieron y nos pusimos en marcha. Mi división avanzó por la zona esté del bosque. Estaba todo muy tranquilo, y de vez en cuando enviábamos un mensaje mediante animales a otros grupos indicando que la zona estaba despejada.
-Líder.
-Dime -dije.
-Mira allí.
Señaló una zona aparentemente vacía y nos dirigimos allí, ya que le había parecido ver algo. Inspeccionamos la zona pero no nos pareció ver nada extraño. Justo entonces un kunai voló rápido y se fue a clavar en un Anbu. Reaccioné rápida de forma inconsciente y desvié el arma. "Gracias Ikari", pensé.

"Son demasiados. Los estoy viendo llegar. Escucha. Voy a hacer una cosa, ¿vale? Pero antes me has de dar permiso. Tengo que tomar el control de tu cuerpo durante unos instantes"

-De acuerdo.
Aunque no estaba muy convencida de lo que iba a hacer, acepté. En seguida noté como algo subía de mi interior y se esparcía por todo mi cuerpo. Era una sensación extraña. Mis ojos se volvieron rojos y mi cabello blanco. Me transformé en Ikari. Saqué el kunai y se lo clavé en el corazón a un enemigo. Su sangre brotó y formó un gigantesco charco en el suelo. Pude verme reflejada. ¿O debería decir reflejado? Mi aspecto era igual que el de Ícaro, pero tenía los ojos rojos y el cabello blanco, a diferencia de los ojos verdes y cabello castaño de Ícaro. ¿Entonces eso significa que Ikari se había mostrado ante mí antes en su verdadera forma? Saqué el kunai del corazón y me dirigí con un instinto salvaje hacia el resto. No me importó apartar a los Anbu que me molestaban del camino y maté en pocos segundos a todos los enemigos. Volví a la normalidad, a ser yo. Mi aspecto volvió al de siempre y me tranquilicé. Lo malo de todo era que no había matado a todos. Alguien puso un kunai en mi cuello amenazador y me susurró:
-Ni se te ocurra moverte ni hacer el tonto o no dudaré en matarte... Hum.
Esa voz...
-¿Deidara?
-¡Deja a la líder en paz! -gritó un Anbu.
Deidara le lanzó una araña-bomba pero yo le advertí a tiempo al Anbu y pudo esquivar la explosión.
-Largaos todos. Por favor -ordené.
Les costó hacerme caso, pero al final se fueron todos y me dejaron con Deidara. Traté de deshacerme de él y al final pude escapar de su kunai.
-Qué quieres.
-Vuelve conmigo y nadie saldrá herido, hum.
-No quiero. He encontrado mi lugar aquí.
-¿Aquí? ¿Con los que te rechazaron? Recuérdalo. Tu única familia es Akatsuki. Los únicos que verdaderamente te queremos.
-Akatsuki mata. Lo he podido comprobar. Sois unos asesinos.
Deidara se quedó de piedra al escuchar la última palabra que dije. Asesinos. Sonrió débilmente y respondió:
-A... ¿Asesinos? Hum. Ja ja... ¿Realmente quieres ver a los VERDADEROS asesinos? Has estado conviviendo con ellos en Konoha. Esos sí son asesinos. La prueba es que habéis venido a matarnos sin tan siquiera saber si lo que íbamos a hacer era malo o bueno. Te han comido el coco, mi amor.
Se acercó a mí poco a poco y me cogió la mano.
-Suéltame Deidara.
-No. No voy a dejarte ir otra vez. Por favor. Escúchame.
-Deidara...
-Yo te amo. Te amo de verdad. Nunca antes había sentido esto por nadie. He... He llorado. En tu ausencia. Nunca me había hecho llorar una mujer. Pero tú lo has conseguido. Mi corazón es tuyo, hum. Por favor, regresa conmigo.
Su rostro se acercó poco a poco al mío y cuando estaban ya casi juntos, un shuriken cruzó el cielo y aterrizó entre nosotros, clavándose en un árbol. Deidara me cogió fuertemente del brazo y me puso detrás de él para protegerme. De entre las sombras apareció Minato.
-Suéltala -dijo.
-Ella no te pertenece. Le has comido el coco hijo de puta.
-Modera tu lenguaje.
-¡Te voy a matar! -exclamó Deidara.
-¡No por favor! -grité.
Pero la pelea ya había empezado. "El relámpago amarillo de Konoha" contra el "artista explosivo" de Akatsuki. En ese momento, no sabía quién podía ganar la batalla.

Todo era demasiado rápido. Era imposible darse cuenta de todo lo que pasaba. Una lluvia de jutsus y armas volaban de un lado a otro y cientos de explosiones detonaban destrozando todo. Minato era muy veloz, pero Deidara se anticipaba a todos los ataques.
-¡Katch!
El grito de Deidara anunció otra explosión. Como las anteriores veces, Minato lo esquivó hábilmente y contraatacó. Deidara bloqueó el ataque a tiempo y retrocedió. Aquello era un bucle infinito. No iba a ganar nadie. Mientras tanto, escuché una voz detrás de mí. Eran Sakura y Kakashi, que habían venido a ayudarme. Sakura me apartó de la pelea para que no sufriera daños y Kakashi se puso al lado de Minato.
-Muy bien, dos contra uno -sonrió Deidara- Eso es un poco injusto... ¿No crees, maestro?
De entre los árboles salió Sasori, dispuesto a pelear. Se colocó al lado de Deidara y ambos equipos reanudaron la batalla. Esta vez fue más sangrienta y violenta. Sakura y yo nos protegimos tras una gran roca y observamos preocupadas la pelea.
-Dios mío, van a perder -se lamentó Sakura asustada- Tenemos que hacer algo.
-Podemos luchar.
-¿Estás loca? Tan sólo seremos un estorbo. ¿No te has dado cuenta aún?
-Puedo pedirle ayuda a alguien... Aunque no sé si me ayudará. Y además, pensarás que estoy mal de la cabeza.
-Eso da igual. Por favor...
-Está bien -tras un largo suspiro continué- Ikari...
Tras un breve instante, pudimos ver como una katana, veloz y mortífera, se clavaba en uno de los combatientes. Pero hirió al bando equivocado. Kakashi cayó al suelo en un charco de sangre. Sakura gritó histérica y yo me puse muy nerviosa.
-¡PERO QUÉ HACES IKARI! ¡TIENES QUE HERIR A AKATSUKI!
Ikari (en su forma humana, Ícaro), me miró y sonrió.
-Yo sólo voy a obedecer a tu corazón -dijo Ícaro.
Sakura salió al campo de batalla y arrastró a Kakashi hasta la zona donde estábamos nosotras. Lo tumbó en el suelo y puso sus manos sobre la herida para curarla.
-Kakashi... Aguanta...
No fui capaz de hacer nada. Me quedé quieta, en estado de shock, observando como Ícaro, Deidara y Sasori reducían a Minato y acababan venciéndolo. Minato terminó muy herido, en el suelo, y aún así utilizó sus fuerzas para evitar que me llevaran. Pero fue imposible. Estaba muy débil. Ícaro desapareció entre las sombras y Deidara me cogió de la cintura, me levantó y me cargó en su hombro. Lo último que pude ver de Konoha fue una escena de terror: Sakura llorando, Kakashi muy herido y Minato en el suelo prometiendo que vendría a por mí y me traería de vuelta a Konoha.

Akatsuki Life's©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora