Treinta y dos

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Draco

Ayudé a Hermione a instalarse en la habitación de huéspedes que antes había ocupado. Trajo al menos tres maletas de ropa y otras tres con zapatos. Era fascinante verla ordenando todo y el ambiente se apoderó de su aroma de inmediato; manzanas y fresas.

— Iré a comprar el almuerzo, no me da tiempo de cocinar — Le dije en cuanto salió de su ahora nueva habitación, usaba un vestido sencillo floreado y calzaba unas sandalias bajas. — Mis padres llegarán en media hora.

— Voy a preparar la otra habitación de huéspedes y mientras eso voy a pensar en cómo actuar frente a tu papá. — Se tocó la cabeza — La resaca me va a matar ¿tienes una aspirina?

Se la brindé y salí disparado al restaurante más cercano, a mi padre le iba alegrar conocer a Hermione. Claro luego de zurrarme por la edad que tenía, esta no era la manera en la que pensé presentarlos si se llegaba a concretar nuestro romance.

Una vez de regreso con la comida, la que me abrió fue mi madre.

— ¡Madre! — Exclamé sorprendido — ¿No iban a llegar tarde?

— Esa no es manera de saludarme — Me arrebató las bolsas y nos adentramos en mi departamento — ¿Cuándo pensabas decirnos que vives con una mujer?

— ¿hoy? — respondí con una pregunta.

Escuché las risas de mi padre y Hermione

— Le dije que era un acosador y pervertido, no me ha importado que sea mi profesor... yo siempre soy directa — Era Hermione que reía divertida. — Pero he descubierto que es todo un caballero y está esperando que que llegue mi cumpleaños 21 años para....

— Oh, ya entiendo — Papá sonaba encantador y amigable — Cissy y yo nos esmeramos en educarlo perfectamente... ha dado frutos nuestro esfuerzo y al parecer ha encontrado una hermosa flor.

— Papá, no presumas tanto — Fue lo que dije al acercarme a ellos.

— Es una niña encantadora, al fin aprendiste a distinguir las flores. — Mi padre me dio un guiño. — Hermione eres muy humilde y dulce.

— Gracias, señor Lucius. — Ella vio a mi madre sostener las bolsas y se puso en pie — Déjeme ayudarla. Hace mucho que no pongo la mesa para muchas personas.

Ambas se dirigieron al comedor mientras mi padre sonreía de oreja a oreja.

— ¿Desde cuándo te convertiste en un asaltacunas? — inquirió.

— Tal vez hace un año. — me senté junto a él — ¿Recuerdas a la mujer que me hiciste enviarle flores para su funeral? — Mi padre asintió a mi pregunta — Ella es su hija.

— Una rara coincidencia. Le enviamos flores a mi difunta consuegra — Mi padre se mostró asombrado — Tengo la habilidad de elegirte esposa sin siquiera conocer a la niña en cuestión.  Hermione desborda amor, en cuanto llegamos se presentó como tu novia y nos abrazó a cada uno como si en verdad necesitara saber que éramos reales.

Tuve que contarle a papá lo que encontramos en su casa temprano en la mañana — Mi suegro me dio permiso de traerla a mi departamento, papá es la primera vez que siento que no le temo al matrimonio si es con ella.

Mi padre asintió — Vas a protegerla como yo lo hago con tu madre — Me sonrió —  Yo era igual a ti, hasta que conocí a mi bella Narcissa... Antes no había manera de doblar mi voluntad hacia la convivencia o algo similar, pero con tan solo verla supe que iba a envejecer con ella. Cuando llegaste tú, yo sufrí las náuseas al igual que ella, casi creí que el embarazado era yo.

— Papá lo que dices es imposible — Me negué a creerle.

Rio fuertemente — Como sea, yo te veo igual de bobo como yo lo estoy por tu madre. Esa niña tiene mi completa aprobación. Por lo que me contó no duda decirte lo que piensa sobre ti, ¿Quién hubiera dicho que eres un acosador?

Mi Maestro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora