Cuarenta y dos

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Draco

Theodore Nott se negaba a aceptar que Hermione era mi novia, creía que pronto acabaríamos y que debía ser una niña mimada como Astoria, no se daba la oportunidad de conocerla. Así que aquel viernes 15 de mayo 2015, Hermione y yo decidimos organizar una reunión, donde sus amigos y los míos se conocerían oficialmente.

La reunión de amigos se estaba llevando a cabo en la casa de Hermione, en la que había estado viviendo con Ginevra hasta enero. Ya todos nos encontramos en el salón a excepción de Hermione, Pansy, Harry y los niños. Le presenté a Sam y Neville que parecían comérselo con los ojos de la misma manera en la que la pelirroja lo hacía.

— ¿ya te dejó? — Theodore estaba amargado.

— No hay manera de que eso ocurra, yo intenté evitar que se vieran— Ginevra intervino, estaba de vacaciones. — La junta de las empresas Llamó a reunión extraordinaria de accionistas, como la heredera que es, su presencia es necesaria. — Miró su reloj de su muñeca izquierda — Llegará en unos minutos.

— Con la puntualidad que tiene no ganara mi amistad. — Theodore puso los ojos en blanco.

— ¿Es cierto que sabe bailar Suffle? — Neville lo miró de manera inquisitiva a la vez que trataba de cambiar de tema. — Yo soy el mejor de mi grupo de amigos

— Soy mejor que Draco y Harry, señor Neville — Theo se puso en pie y sacó su teléfono para elegir una canción al azar.

Empezó con los pasos simples y luego lo complicó todo con las piruetas hacia adelante y atrás.

— Eso no es nada — Neville se puso en pie y lo imitó.

Estuvieron compitiendo uno a otro mientras yo grababa todo con mi teléfono, Hermione debería ver esto. Sam y Ginevra aplaudían animándolos, pero el sonido de un disparo y posteriormente la caída en seco de Neville nos dejó helados.

— Fallé — La sirvienta que estaba escondía detrás de un Jarrón Ming habló — Quería matar a Theodore, pero no puedo hacerlo cuando están en movimiento.

Sam se lanzó hacia Neville para ver cómo se encontraba, lo sacudió y llamó por su nombre varias veces. Theodore se arrodilló para ver sus signos vitales. Yo estaba en blanco sin saber que hacer o cómo actuar.

— ¡Astoria! — Fue lo que salió de mis labios. — ¿Qué has hecho?

— Cumpliendo con lo que no pudo el estúpido sicario que contraté, Granger y esos dos rubios debían morir el año pasado, pero no supe a dónde mierda se largaron. Todo estaba preparado y listo para convertirme en la esposa de Julius Granger. — Hablaba tan calmada que empezaba a asustarme.— La paciencia es lo mío, así que estoy aquí...

— Deberías irte, lo que hiciste no va a convertirte en la madrastra de Hermione — Trataba de razonar.

Ella negó con la cabeza — Solo quiero arruinarle la felicidad...

— ¡Ya llegué! — Hermione ingresó a la mansión un tanto preocupada, no había notado lo que estaba ocurriendo — Harry y Pansy no podrán venir ya que Albus pescó un resfriado. Siento la tardanza, traje algo de vino.

Observó lo que estaba ocurriendo con sus amigos, pegó un grito que jamás olvidaré y corrió hacia ellos dejando caer el licor en el piso. No le importó manchar su ropa blanca, abrazó a su mejor amigo tras empujar a Nott— ¡Neville! ¡Neville!

— Granger, hazte a un lado y déjame trabajar. — Mi amigo hizo lo mismo con ella y continuó haciendo RCP mientras estaba ensangrentado — Ginevra sostenla, no dejes que se acerque...

Sam estaba con el teléfono al oído casi susurrando, debía estar llamando a una ambulancia.

— ¡Tú! — Gritó Hermione en cuanto reconoció a la mujer vestida de sirvienta.

Astoria sonrió triunfante

—Nadie llamará a nadie, así que todos entréguenme sus teléfonos ¡Ahora! —Gruñó y me miró — Recoge los teléfonos Draco, o de lo contrario la mato.

Miré como le apuntaba a Hermione, estaba tensa y sin saber que decir. Me acerqué a cada uno y recibí sus teléfonos, me percaté que Sam logró su cometido.

—Aquí tienes —Le mostré los teléfonos, ella estaba a un metro de distancia, sin embargo, cuando dio un paso hacia mí, decidí a acabar de una sola vez—. Pero ya sabes, no vas a adelantar mucho. Ya hemos llamado a la policía, lo más probable es que lleguen en unos minutos.

—¡Idiota! — Y luego hizo algo que nunca pensé que pudiera hacer.

Astoria alzó la pistola hacía mi corazón y apretó el gatillo.

Por un momento pensé que estaba atrapado en una pesadilla. Todo sucedió muy rápido y de repente se desaceleró, como en cámara lenta. Hasta que la bala que venía hacia mi corazón se movía lentamente. Yo estaba esperando que la película de mi vida empezase, morir recordando los momentos felices junto a Hermione y mis padres, pero lo que vi desarrollarse ante mí era mucho más temible que todos los peores recuerdos juntos.

Antes de que pudiera parpadear, un fino cuerpo con el cabello alborotado bloqueó mi visión y unas manos firmes me agarraron de los brazos, al descubrir de quien trataba me hizo perder el equilibrio y me caí hacia el frío suelo de mármol al igual que los teléfonos de mi mano. Oí el sonido aterrador de huesos y carne siendo destrozados por el proyectil. Oí el gemido de dolor. Luego me fijé en esos ojos ámbar mirándome fijamente, asombrada.

—¡No! —Traté de gritar, pero yo estaba sin aliento.

El cuerpo de Hermione se quedó inerte sobre mí. La acuné en mis brazos, Hermione parpadeó mucho tratando de no gritar. Yo no podía ver donde la bala le había golpeado. Estaba cubierta de sangre que no sabía si era de ella o la de Neville.

— ¡Estúpida, debía matarlo a él para que tú sufrieras por siempre! — Alcé la vista hacia Astoria, detrás de ella se acercaba el jardinero que le rompió el jarrón Ming en la cabeza, lo que la hizo caer al piso desmayada.

Hermione se revolvió en mis brazos.

—Amor, ¡habla conmigo! —le grité, estaba cerrando los ojos, toqué su espalda y que terminó llenando mis manos con su sangre. Los miré por un momento que parecía de ensueño, lleno de horror más absoluto—. ¡Oh, joder, no!

—Shhhh... — gimió con voz ahogada—. Estoy... bien. No te pre... ocupes.

—¡No te quedes ahí como un idiota! ¡Llama para pedir ayuda! —Oí decir a Sam al jardinero. Mi corazón latía a un ritmo asombroso. Hermione sangraba. Y era mi prioridad.

— ¿Cómo está... Neville? — Su voz estaba apagándose.

— Bien, él saldrá de esta al igual que tú, deja de preocuparte por el resto y piensa en ti por una vez. — Le espeté evitando que las lágrimas salieran de mis ojos.

Ella sonrío débilmente — No puedo perder... a nadie... más, Neville es mi... mejor amigo de toda la vida. Y tú Draco... eres el amor de mi vida... Te amo...

— Yo también te amo, saldremos de esta.

— Es la segunda vez... que me lo... dices — Su sonrisa parecía más una mueca dolorosa.

— Ni se te ocurra morir y me oirás decírtelo todos los días de nuestras vidas — besé su frente.

— Tengo sueño — empezó a cerrar los ojos.— Hace frío y duele... mucho

— Nada de dormir, Thumbelina. Tienes que conocer al bebé que mi Curie está esperando y tienes que elegirle un nombre horrible... — La abracé y escondí mi cara en su cuello — Eres mi norte y si te vas... perderé mi camino, perderé todo...

Mi Maestro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora