Cuarenta y uno

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Hermione

Sentí que mis costillas estaban a punto de quebrarse por el abrazo de oso que me dio mi maestra. Su fuerza parecía la de una serpiente constrictor, hasta me pareció sentir el crujido de mis costillas.  

— Bienvenida al equipo de serpientes — dijo en cuanto me soltó. — Theo no se equivocó. Alguna vez él dijo que Draco se enamoraría de una ingeniera que lo enloquecería con sus experimentos.

Sonreí y recordé las horas en las que Draco parecía estar sorprendió con mis ideas durante nuestro trabajo en equipo. — Gracias, Miss Pansy.

— Oh, ahora puedes decirme Pansy, eres la novia de mi mejor amigo y le has hecho cambiar su perspectiva sobre el matrimonio, por espero que sobre los hijos también — Lo ultimó me lo susurró, evitando mirar a Draco que estaba sosteniendo al pequeño James en sus brazos.

Saqué de mi bolso una caja — Yo espero que sí. Por cierto, Harry me comentó que saldrían por tu cumpleaños, así que yo te traje esto — Se lo extendí — Es el más hermoso que encontré en la boutique y como a mi parecer eres tan esbelta como lo fue mi mamá, lo compré a ojo cerrado.

Otro abrazo de oso que hizo que me tronara la columna, pero no me quejé, no era nada que el quiropráctico no pudiera arreglar.

Harry y Pansy se retiraron tras agradecer que pudiera convencer a Draco de cuidar a sus ahijados. Mi maestro parecía estar deseosos de huir porque seguí mirando la puerta de la casa.

— ¡Bella! — exclamó el pequeño James al verme, de la misma manera que la primera vez.

— Hola James. — Saludé y lo tomé de los brazos de Draco. ¿Qué quieres hacer?

— ¿Eles la movia de mi padlino? ¿mi madlina? — Fue su dulce pregunta. Estaba preguntando si era la novia, su voz era tan suave y tierna. La inocencia hecha niño.

— Sí, yo le pedí matrimonio a tu padrino, así que soy tu madrina — Respondí y aplaudió con sus manitas.

— ¿Cómo que me pediste matrimonio? — Draco se notaba sorprendido.

Sonreí — Nuestra primera cita, el concierto ¿recuerdas?

— ¡Joder! Lo había olvidado.

— Jodel, jodel — Repitió James.

— Enano, esa palabra no la debes decir. Es para adultos. — Draco lo miró mal.

— Yo soy mayol que mi helmanito — le sacó la lengua y me fue imposible no reír.

Así que dos horas más tarde tras cenar y cambiar los pañales de Albus, los pequeños dormían plácidamente. No fue difícil cuidarlos, al menos conmigo eran unos ángeles.

— Eres buena con los niños. — Draco me dijo una vez que nos quedamos solos frente al televisor. — Tienes el don de calmarlos con solo arrullarlos.

— No fui yo, Pansy me abrazó tanto que su aroma se impregnó en mí, por eso Albus me aceptó. — Me encogí de hombros. — Hasta yo sé que no estoy preparada para ser madre hasta al menos los 26 años.

— Ahora dime lo que deseabas decirme en el coche. — Draco me tomó de la mano.

— Ginny se va de casa, se trasladará a una universidad de Francia que tiene el mismo sistema educativo — Suspiré — Al parecer alguien la acosa día y noche, por ello Bellatrix, su madrastra le ha aconsejado que se marche del país hasta que encontrar al acosador, su padre lo ha aprobado ya que es hija única y heredera de laboratorio médico.

Draco besó mi frente — Ya te dije que mis amigos son los tuyos, Harry y Pansy te adoran. Puedes mudarte conmigo si te sientes sola.

— Gracias, amor. Se lo diré a mi padre, para qué sepa que hacer con el personal de la casa. — Me abracé a él. — Ha llegado la noticia de que Sam, Neville y Alice regresarán en marzo del próximo año y se quedarán por un año antes de volver a la estación espacial.

— Deberíamos casarnos en el año en que ellos se queden aquí. Así podrán acompañarnos en nuestro momento especial.

— ¿Eso quiere decir que oficialmente ha terminado el cortejo y me pedirás ser tu novia? — Me hizo alzar la mirada para verle a los ojos — ¿Qué? Nunca me lo pediste.

— Ambos sabemos que nos pertenecemos mutuamente. Te amo y eso no requiere un contrato, me has cautivado, Thumbelina y no pienso en ser tu novio, solo en convertirme en tu esposo. — Su cálido beso me hizo ver estrellas.

— Gracias por fijarte en mí y no en la fortuna de mi padre. — Agradecí en medio del beso. — A veces sueño con que esto es una fantasía mía y que mamá viene a despertarme para decir que llegaré tarde a la universidad. Mi miedo más profundo es perderte.

Ese era mi pensamiento irracional que se instaló en mí cuando estábamos en el mundial de fútbol. Miedo a no poder estar junto a él.

— No hay manera de que sea así — mordió suavemente mis labios — ¿sientes eso? Soy muy real, así que puedes tocarme todo lo que quieras hasta estar convencida.

Podría tocarlo por siempre y decir que no estoy convencida solo para estar junto a él. Daría mi vida por Draco sin dudarlo y sé que él haría lo mismo. Esto debe ser lo que llaman amor.

Mi Maestro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora