v e i n t i t r e s

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Los días que continuaron siguiendo un patrón. Entrenamiento, almuerzo, entrenamiento, dormitorios, Kyoka. Las tardes las pasamos juntas hablando de música y composición. Le conté sobre como solía estar en aquel club de música en secundaria y ahí aprendí todo lo que sé.

Tengo que recalcar unos de esos días que al llegar a los dormitorios recibimos un enorme piano. Yaoyorozu nos contó que fue cortesía de su familia... Es que joder... ¡Es un piano elegante de cola! ¡Ni si quiera el de la secundaria era de esta calidad y amplitud!

— ¿Tocas? —le pregunté aún hipnotizada por el instrumento.
— Si, desde pequeña tuve clases... —dijo tranquilamente— ¿Quieres aprender?
— Pues... La verdad ya sé... —dije algo tímida.
— ¿Y si interpretas algo? —dijo entusiasta.
— N-No... E-Estas bien... —pero la verdad estaba demasiado tentada.

Además estos días he estado evadiendo a Katsuki... Odiaba hacerlo, pero era incapaz de verlo a los ojos. Solo saber que estábamos en un mismo lugar me traía aquellos recuerdos. Me ponía idiota y nerviosa.

Al finalizar uno de los días de infernal entrenamiento, las chicas nos reunimos en la sala común del segundo piso para tener algo más de privacidad. Nos quedamos charlando de cosas diferentes, de nuestros gustos, nuestras vidas, nos despejamos de todo y pasamos un buen rato. Pero notamos a Ochaco fuera de sí misma hasta que Asui logró captar su atención.

— Todo va bien es solo que... —y todas pusimos nuestra atención en ella— Mi corazón se ha sentido ligero últimamente...
— ¡¿Estás enamorada?! —le gritó Mina demasiado emocionada cosa que alteró tanto a Ochaco como a mí, ¿enamorada?— ¡¿Es Iida o Midoriya?! ¡Siempre estás con ellos!
— ¡N-N-No es eso!

Ochaco accidentalmente activó su don en ella misma y ahora flotaba sobre nosotras. Me quedé paralizada pensándolo. Todas le insistían para que confesara. Aún cuando Yaoyorozu nos dijo que sería mejor ya ir a dormir, Mina y Hagaruke insistían en hablar de romance. Romance, cosas cursis, amor... ¿Por qué me afectaban tanto esas palabras? O mejor dicho, ¿por qué me seguía haciendo la idiota cuando ya sabía el motivo? Todo este tiempo... Toda esa incoherencia en mis pensamientos, mis emociones desequilibradas, mi humanidad en desarrollo... Todo este tiempo lo supe y me esforcé en negar la realidad... ¿Por qué?

Mientras las demás reían creo fui la única en notar que Ochaco estaba pegada mirando algo por la ventana, mejor dicho a alguien porque al levantarme me percaté de que era Izuku... Ochaco, todo este tiempo los molestaba en mi cabeza, ¿y resulta que ahora es cierto?

Me dirigí al primer piso donde noté estaban la mayoría de los chicos, a los cuáles tuve que evadir pasando de largo sin decir una palabra aún cuando escuché a Kirishima y luego Kaminari saludarme. No podía permitirme si quiera ver de reojo... No podía arriesgarme a topar miradas con Katsukk si él estaba ahí...

Salí del establecimiento y fue estúpido no pensar en abrigarme, la noche estaba fresca a pesar de ser verano... Me dirigí directamente a Izuku a pesar de ello.

— No, no es así... —se hablaba a si mismo mirando sus notas.
— ¿Izuku?

Se volteó para verme.

— Ah, _____, ha pasado tiempo —me dijo alegre.
— Sí... Hemos estado muy ocupados y agotados con el entrenamiento... —dije suavemente.
— ¿Qué sucede? No te ves muy animada —me dijo un poco preocupado.
— Pues... Sí, me imaginaba —dije colocando una mano en mi cuello— H-Hay algo que necesito hablar contigo... Quiero decir... Necesito hablar con mi mejor amigo...

Se puso serio y nos sentamos en el pasto uno al lado del otro.

— ¿Qué querías hablar? —preguntó curioso.
— Me siento egoísta por venir a pedirte que me escuches simplemente, me hubiese gustado de igual forma preguntar que ha sido de ti... —dije algo apenada por mi conducta.
— Eso podemos verlo otro día, ¡no te preocupes! —dijo a modo de darme ánimos— Hay mucho me gustaría contarte de todas formas
— Lo mismo digo, pero vengo por algo muy en concreto... —dije antes de empezar a temblar de los nervios.
— Parece ser serio... —dijo preocupado— ¿De qué trata?
— Izuku... Todo este tiempo sabía algo y pasé mucho fingiendo que no lo sabía, a modo de que llegué a creerlo... Me convencí de mi propia mentira y me odio por ello... —dije abrazando más fuerte mis piernas.
— _____... No comprendo... Es decir sí, pero no logro adivinar sobre qué... —dijo algo confundido mientras yo me quedé pegada observando una pequeña flor a mi lado.
— Es sobre Katsuki... —dije antes de apretar los dientes— Maldición, entre todas las personas posibles... ¿Por qué? ¿Por qué tenía que justo ser él? ¿Por qué debo aceptarlo ahora? Es vergonzoso —me reprochaba a mi misma cubriendo mi rostro.
— ¿Lo aceptaste? —dijo sorprendido— Será posible que... —decía más para si mismo mientras se mantuvo reflexivo.

"Diamante Inestable" Bakugo, KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora