Secrets [Premios Karmaland 2020]

•°•° OCHO °•°•

Acarició a la gata una ultima vez y la dejo tranquila en el suelo, sonrio un poco al verla regresar al borde de la cama, no se veía igual de animada o alegre que siemore pero agradecía que Kira no estuviera deprimida porque se senriría peor... con los ánimso y esperanzas renovadas salió de la habitación paea seguir con el último lugar sin revisar: la sala de cofres, como su rostro no estaba identificado por el escaner facial tuvo que ahcer un hueco en la pared, acordándose momentos después que habia torretas pero ya había puesto un pie dentro y esperando lo peor se cubrió a si mismo de la manera más rápida posible viendo que ninguna centry del sistema de seguridad estaba acrivado, guardó la protección suspirando fon cierto alivio,  lo mejor la chica de cabellos rubios las habia desactivado. Camino quedando en medio de la habitacion cuando una pequeña bola de pelos -como aveces le decía- se abalanzó desde las estanterías  hacia el de cabello con raices castañas con un abrazo y chillando emocionado, un mono capuchino al que su dueño nombró con su apellido, un tanto peculair pero ¿qué se podía hacer?

—Hola pequeño ¿cómo estas? –e preguntó al primate cargándolo mejor y dejando que este se acomodara mejor, como entendiendo la pregunta, el snimalito respondió con algunos balbuceos haciendo reír al teñido,  observo la habitación, las torretas estaban destinadas por lo que no le harían daño, abrió un cofre viendo que eataba perfectamente ordenado, abrio otros cinco más teniendo el mismo resultado, incluso el mono Doblas también se animó a revisar, pero nada y siguían sin señales de Akira.

—¿Donde estará esta chica? –pregunto rascándose la nuca al igual que el mono qie se encontraba sentado en su hombro izquierdo

—Bueno, la única chica que vive aquí soy yo así que, aquí estoy –respondió una voz conocida haciendo que eo hico y al mono pegaran un salto en su sitio del susto e imprevisto, ninguno de ellos se había percatado de la presencia de la  joven

—¿Y tú como apareciste? Que nos has dado un susto a Doblas y a mi.

—Del ascensor... vengo de alimentar a los lobos –respondió con tranquilidad

—¿Lobos? ¿Hay más lobos? –preguntó sin darse cuenta en voz alta, no recordaba que Vegetta tuviera otros lobos ademas de Lobo Plateado o "
Espartacus

—¿Acaso no te dijo sobre la guarida? Por lo que veo no

—¿De que cojones me estas hablando? ¡¿Decirme que?! –pregunto entre molesto y nervioso

Ella suspiro —Calmate... solo sígueme, ¿vale? Sabia que era despistado pero no tanto como para olvidar decírtelo... –dijo por lo bajo y se acercó al ascensor que esta escondido y bajó, Rubius la imitó.

—Está es la guarida de Lobo Nocturno, además de Lobo Plateado que ya lo conoces, están sus otros 16 lobos, donde creías que guardaba todo lo que robaba? Pues aquí lo dejaba al igual que su traje –continuó explicando

Un nuevo secreto que descubría, se dijo a sí mismo un poco mosqueado

¿Acaso no le tenía confianza?

¿Por qué se lo contó primero a Akira y a él no?

¿Que otras cosas más aún no me habría dicho y tenia oculta?

Cada vez tenía más preguntas, pero todas sin respuestas Vegetta era toda una caja llena de sorpresas... aunque tambien era condciente aue cada uno tenia su espacio... no sabía muu bien que sentia pero esperaba que llegara algun momento en que le tuvieran la suficiente confianza para contarle esas cosas y algunas que descubrió con el pasar del tiempo...

—...así que para distraerme y hacer algo productivo hoy me puse a ordenar los cofres y alimentar a sus lobos –finalizó la chica mientras acariciaba al monito que ahora estaba a ella– disculpa por no notar tu presencia pero como no viniste durante varios día, no hace falta saber el porqué, sabemos cual es

Asintió, no escuchó lo que le habia contado la oji-lila, a veces se distraía con sus propios pensamientos, aun así sonrio ante la comprensión de la contraeia– si... siento no haber ayudado con al limpieza y gravias por decirme de este lugar... yo, creo que tomare esto –dijo mientras tomaba un pedazo del traje de lobo nocturno, bueno, el antiguo, el cual no estaba en muy buenas condiciones que digamos– por cierto, linda corona ahora si eres una doncella –dijo molestandola un poco antes de acariciar a quien reconocio como Lobo Plateado, el can meneó la cola en señal de felicidad, dio algunas caricias en su cabeza al giual que al mono antes de desaparecer por el ascensor riendo levemente.

—¡Ay! Olvide sacarme la corona... –se dijo un poco avergonzada Akira aiendo escuchada por el monito– ahora paresco a tu dueño hablando con los animales  –comentó riendo suave, para suspirar, tantos secretos, propios y ajenos no fáciles de guardar...

Volviendo con Rubius, guardo el pedazo de tela en su mochila, y de paso la gema morada para que no la pierda. Salió de la mansión dirigiéndose al ascensor y bajar las escaleras. Ya tenía cuatro objetos importantes de su amado, debía incluir se,  obviamente, pero eso lo haría cuando llegue a la casa de Borja.

¿Borja? ¿Desde cuando llamaba por su nombre a Luzu?

Se había puesto serio de repente, sacudió su cabeza tratando de despejar su mente, subió en Tupack, que estaba atado cerca de un árbol en la entrada. Destino la casa de Luzu, una nueva misión para Ruben

¿Podrá lograrlo? ¿llegará sin ningún rasguño ni ningún mob que estaba saliendo porque ya estaba anocheciendo?

Esas preguntas las decía en voz alta, que a su parecer hacia el trayecto más épico y de paso que se distraía un poco- ... - por fin llegó, dejó a su caballo en la parte inferior y subio las escaleras a pie, aun seguian las cascadas de lava al rededor le la muralla, los ladrillos seguían oscuros al igual que el ambiente del lugar permanecía tenebroso, si era la primera vez que lo visitaba, claro. Una vez se acabaron los escalones, estaba el imponente portón de madera, el toque final de la oscura contracción de Evil Luzu en su momento, lo único que le faltaba era poner un timbre, ¿por que no tenia un simple timbre si hizo tremenda construcción?

—Hoy es el día de las preguntas sin respuestas –susurró

Luzu, estaba sentado junto a Lana mientras a lime notaba a su cerdito Manolo, que fue interrumpido por un grito en la entrada de su casa.

—Ya llegó Rubius –le dijo– estaré abajo me necesitas –y se fue rápidamente a abrir a su amigo, y de paso llevando su libro de hechizos.