Secrets [Premios Karmaland 2020]

•°•° TREINTA Y CINCO °•°•

—Yo soy- –una espada interceptó por delante al líder, atravesándolo por completo, aprovechó la mínima distracción para acabar con él y no dejarle terminar de hablar, no quería oir lo que fuera que iba a decir aquel hombre. Sin embargo, el tronar de unos dedos junto a una risa lo desconcertaron. Tal vez no tenían la gema de la realidad como en aquella película que habian visto con Alex hace unos meses, pero la Hermanada sabía mucho sobre magia, un hechizo simple que absorbe un poco tu energía pero muy eficiente. Su alrededor fue desvaneciéndose dejando ver la realidad que se escondía dándose cuenta que al que había recibido la apuñalada fue quien menos pensó ver.

—Merlon... -dijo en un hilo de voz ¿Qué había hecho?

—S-Sam, l-lo siento... –fue lo que alcanzó a escuchar antes de que el hombre al que consideraron un padre durante tantos años dejara escapar ese brillo en los ojos para luego cerrar sus ojos y nunca más volver a abrirlos.

—N-no yo... –de un rápido movimiento los fuertes brazos del enemigo rodearon su cuello, evitando cualquier acción que pudiera tomar el ojimorado.

Miró a su alrededor, las doncellas habían caído inconscientes bajo algún hechizo a la vez que levitaban, habría sido mágico y sorprendente si no estuvieran en medio de una guerra; sus noobs estaban encarcelados y con lianas alrededor de sus cuerpos evitando cualquier intento de huida, mientras que sus amigos era retenidos por los integrantes restantes de la Hermandad ¿por qué todo le salía mal?
Pero por alguna razón los hermanos oscuros se veían sonrientes, aunque en la miradas de todos reflejaban tristeza. Willy se veía bastante serio y con ceño fruncido puesto que estaba siendo ahorcado de a pocos mientras el oficial y su pareja se mantenía en el aire y sin posibilidad de liberarse de lo que parecía ser una soga invisible.
La situación se repetía con Auron, Lolito y Alexby, siendo el oficial el aprisionado con una mirada cargada de odio; Luzu, Elyas y Mangel, de la misma manera con el primero teniendo la mirada baja.

- ¡Ahora! -gritó el de antifaz de búho, quien junto a Rubius se sacudieron tratando de alcanzar en bolsillos el control remoto y activar las minas que habían colocado entre la pelea de manera discreta, haciendo que sus captores retrocedieran por las explosiones, aprovechando las distracciones y que dejaran de flotar, al caer de una tacleada hicieron tambalear al encapuchado liberando a su vez al albino de verdosos ojos, los tres recogieron sus armas dispuestos a luchar nuevamente; aquel importuno sería envuelto como una revancha, acción que no pasó desapercibida por el resto de sus compañeros quienes utilizaron la repentina confusión del sus captores, con coordinación y mucha fuerza los derribaron de una buena ostia. Raúl retrocedió un poco, pero no para huir, sino, para coger desde el mango de su arma la famosa "Saqueadora" <<Ahora si se viene lo chido>> pensó. Este era un buen momento para probar su nueva invención, aun era un prototipo pero siempre lo llevaba consigo, para ser más exactos en el único compartimiento que tenía incluido su casco, no lo había probado antes por los componentes que tenía ya que si fallaba... posiblemente hubiera volado por los aires; el tiempo apremiaba, por lo que no dudó en sacar el pequeño objeto cilíndrico de hierro rezando para que nada malo pasara, luego lo encendió con uno de los botones que tenía y hacer emerger un potente rayo láser azulado: un sable de luz.

—¡Vamos! ¡Sí señor! ¿Quién es el primero? -habló altanero y con una gran sonrisa en el rostro, manejaba aquel arma con gran soltura, como si no fuera la primera vez que la usaba.

Apenas Elyas pudo salir de aquella magia fue directo con sus noobs, eran como sus hijos junto a Vegetta, los ayudó a liberarse de las gruesas lianas que por poco los asfixiaban. Luzu, quien había caído apoyándose de sus rodillas, de manera rápida agarró su inseparable arco y con una veloz carga de flechas apuntaba para disparar, tratando de que los enemigos dejasen de protegerse. Por otro lado como uña y carne Mangel y Lolito arrasaban con la Hermandad, sobre todo el pelinaranja quien no tenia escrúpulos a la hora de atacarlos, aunque la verdad... se lo merecían. Aquella organización había destruido varias aldeas al rededor de Karmaland, siendo esta la última de su lista.
Los enemigos optaron por dejar de ocultar sus identidades, a estas alturas les daba igual; se quitaron las túnicas revelando los personajes de esas historias que Merlon les contaba por las noches cuando eran unos niños y en alguna que otra reunión con los nueve, sus características eran las mismas, claro que con cierta vejez y que tenían un símbolo de ojo en sus manos y un aura amenazante, aquellos que alguna vez fueron elogiados, se convirtieron en el enemigo de aquello que juraron proteger: la primera generación de héroes de Karmaland.