Fotografía todo aquello que te hace feliz

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El despertador sonó con fuerza pasadas las nueve de la mañana. El sol comenzaba a entrar con timidez por las ventanas y aunque ya hacía demasiado frío el sol quería calentar un poquito. Me moví buscando el sol y cuando comenzó a calentar mi piel, gemí.

No había abierto aún los ojos pero sin duda algo me decía que aquel día merecía la pena. Tenía que ser positiva y aferrarme con uñas y dientes a la oportunidad de empezar una nueva vida en Londres.

Cuando reuní el valor para salir de la cama, caí en la cuenta de porqué odiaba comer helado justo antes de dormir. Mi boca aún sabía a chocolate y lo que es aún peor, se encontraba pastosa y algo seca debido al exceso de chocolate y dulces.

Sonreí cuando vi la tarrina de helado sobre la mesa. Tanner era un buen chico y debido a lo de ayer, le debía una buena porque sin ser consciente me había ayudado a superar el mal trago vivido con Harry durante el camino de vuelta a casa.

Esa era otra. Ahora tenía que lidiar con Harry porque le conocía demasiado como para saber que no se quedaría quieto y mucho menos después de haber acordado ser amigos.

Lo cierto es que le echaba de menos, echaba de menos todo de él; la forma en la que reía y sus preciosos hoyuelos se marcaban, cómo cogía su tripa con el fin de parar la risa pero nunca lo conseguía.

Sin ser consciente me encontraba llorando encima de la taza de café, haciendo que el café estuviese más salado que de costumbre.

Me había acostumbrado a la soledad pero siempre estaba ahí el recuerdo de Harry y las mismas preguntas de siempre; ¿por qué a nosotros no nos salió? ¿por qué si nos queríamos nos dañamos así?

Aunque algo estaba claro; Harry me quiso, claro que lo hizo, aunque tal vez no lo suficiente.

Mi móvil sonó y corrí a cogerlo. No lo encontraba por ningún lado hasta que vislumbré la luz en el sofá.

- ¿Si? - dije sofocada en cuanto descolgué.

- ¿Hannah? -preguntó feliz la otra chica. Tardé unos segundos en darme cuenta de quién era ya que su voz aún no era muy conocida para mí- Soy Brenda

- Lo sé -mentí, me equivoqué de voz- ¿A qué se debe tu llamada?

- No seas vieja -río- He supuesto que no habías mirado el correo y te llamaba para avisarte de que han cancelado  las clases de esta tarde

- Sí - chillé eufórica.

- Pero tenemos que entregar unas láminas para mañana

- No - dije triste.

- Lo sé y encima tienen que ser de paisajes. Con lo que odio los bichos y todas esas cosas

Sonreí pero la sonrisa desapareció cuando caí en la cuenta de a dónde podía ir a dibujar.

- Está bien, Brenda. Muchísimas gracias por avisarme

- De nada, boba -dijo con voz melosa- Nos vemos mañana

Tiré el móvil de nuevo al sofá y corrí a mi habitación. Tenía que comprar todo el material que me hacía falta y salir de inmediato al bosque ya que ahora anochecía antes.

El aire frío de la calle me heló las mejillas y mi nariz se tiñó de rojo en apenas unos minutos.

Siempre me había gustado pasear por las calles de Londres pero aquella mañana las encontré más bonitas que nunca. La Navidad estaba cerca por lo que las calles estaban adornadas y podías encontrar algunos Papá Noel regalando caramelos a los niños más pequeños.

The same mistake (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora