Epílogo

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Desde que Corazón y la empresa de Ivankov se hicieron cargo del circo, la vida de los trabajadores había cambiado por completo

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Desde que Corazón y la empresa de Ivankov se hicieron cargo del circo, la vida de los trabajadores había cambiado por completo. Bueno, tal vez no a simple vista. Se les había ofrecido instalarse en una mansión y pagarles los mejores hoteles cuando tuvieran que bajar lejos, pero a ellos les gustaba la vida del circo ambulante. Eso sí, con mejoras en las estancias. Camas y colchones de buena calidad, telas más fuertes para las carpas y siempre la mejor comida. Franky seguía siendo el encargado de montar y desmontar todo. Además, habían vuelto a recuperar a Brook y su banda para que animara las actuaciones con su música.

Los años habían ido pasando, aunque Sugar seguía igual. La relación que había entre todos ellos no podía ser más buena. ¿Quién iba a decirlo? Bueno, Zoro y Sanji seguían teniendo sus roces, pero eso daba un poco de emoción a las reuniones. Monet se había convertido en una más, completamente. Su relación con las chicas había mejorado mucho. Y, bueno, Hawkins –a pesar de seguir siendo bastante enigmático— se relacionaba más con el grupo. Desde luego, podía decirse que todo había mejorado con aquel cambio.

¿Kid y Bonney? Es verdad que no solían llevarse muy bien. Hay un dicho muy conocido, «los que se pelean se desean». Si bien no tiene por qué ser cierto, en caso de ellos dos lo fue. Aquel beso que el pelirrojo le dio a la chica el último día que estuvieron encerrados no había sido pasado por alto.

De hecho, en aquellos momento había varios pequeños correteando por alrededor de las carpas. Dos pequeños gemelos de cabellos (t/c) y ojos grises de unos cinco años perseguían a una pequeña de cabellos rojos y ojos color púrpura. Sí, la familia había crecido. Se podría decir que Corazón se había convertido en abuelo. Todos estaban encantados con aquellas pequeñas criaturas. Incluso Zoro jugueteaba con ellos de vez en cuando. Aunque Sabo, Ace y Luffy eran los más entregados con los pequeños. Usopp y Chopper también causaban furor entre los críos.

—Más vale que tus mocosos tengan cuidado con mi hija —gruñó Kid, mientras la pequeña se agarraba a su pierna llorando. Se había caído y se había hecho un pequeño rasguño en la rodilla.

—Si les pones una mano encima me encargaré de ti, Eustass-ya —advirtió Law, defendiendo a sus pequeños retoños.

—Venga, ya vale los dos. Ha sido un accidente. Son niños y se caen mientras juegan —intervino (TN).

—Ven conmigo. Yo te curaré esa herida —se ofreció Chopper, la pequeña asintió y se acercó al renito. En cuanto se descuidó, se lanzó a morderle el brazo—. ¡Eh, que no soy comida! ¡Lo he repetido mil veces!

—Tiene un gran apetito —comentó Bonney, entre risas. Desde luego, en eso había salido a su madre. Se giró hacia el pelirrojo para regañarle—. No te metas con los niños. Tenemos suerte de que hayan salido a (TN) y no sean tan antipáticos como Law. Nuestra hija se hubiera quedado sin amigos.

—Tsk. —El peliengro tan solo chasqueó la lengua.

—Bueno, dentro de poco habrá alguien más correteando por aquí... —murmuró Ace, acariciando la barriga de cierta peli-azul. Al final las chicas consiguieron que Vivi se lanzara. Ese pecoso no captaba las indirectas, tuvo que declararse en toda regla.

—Oye... ¿Cuándo creéis que se animarán esos dos? —preguntó Nami, bajando la voz.

Primero dirigieron su mirada hacia Zoro. Estaba apartado haciendo sus ejercicios con las pesas. Después miraron a Robin, sentada y leyendo un libro bajo la sombra de un árbol. ¡Aquellos tontos! Ninguno se acababa de lanzar a dar el paso, a pesar de que se notaba a kilómetros de distancia que sentían algo el uno por el otro.

—¿Y tú, Nami? ¿Cuándo te animarás? —preguntó (TN), dándole un codazo.

—¡Nami-swan! ¡He preparado una tarta de mandarinas! ¡Tu tarta favorita! —exclamó Sanji, asomándose desde la carpa en la que cocinaban y comían.

—Está ganando puntos —contestó la pelirroja, guiñando un ojo a su amiga—. Puede que me lo piense.

Desde luego, el ambiente no podía ser más familiar y divertido. Continuarían disfrutando de aquel estilo de vida durante mucho tiempo. Juntos, en familia. Una familia de verdad, sin mentiras ni manipulaciones de por medio. La vida que todos se merecían.

 La vida que todos se merecían

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- THE END -

Muchísimas gracias a todos lo que habéis leído esta historia de principio a fin. Gracias por vuestros votos y comentarios. Espero que hayas disfrutando leyéndola tanto como yo al escribirla. Nos vemos en otros proyectos ❤️🎪

Donquixote Circus «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora