Capítulo 28

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Ya habían pasado tres días desde que los trabajadores del circo fueron encerrados en aquel lugar

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Ya habían pasado tres días desde que los trabajadores del circo fueron encerrados en aquel lugar. Antes de poder trazar un plan adecuado necesitaban conocer la rutina que seguían sus secuestradores.

Al parecer, se turnaban para vigilarles. El primer día Diamante apareció con algo de agua y pan para alimentar a los jóvenes. No estaba entre sus intenciones dejar que murieran, al menos no así de rápido. El segundo día, Vergo fue el que se encargó de los «cuidados». Por suerte, al día siguiente apareció Trébol. Ese tipo eran un maldito charlatán y Law estaba seguro de que soltaría información interesante por aquella bocaza.

—No os veo muy animados —comentó—. Llevo toda la mañana observando las imágenes de la cámara, pero ni habláis ni os movéis. Volveré de nuevo esta noche, para poneros la inyección.

Todos le siguieron con la mirada hasta que por fin abandonó la habitación. Tal y como temían, aquella cámara de vigilancia que había colgada en el techo no solo captaba las imágenes, sino también el sonido. Habían hecho bien en no comentar nada más sobre el intento de fuga. Puede que Doflamingo y sus secuaces se hubieran enterado de que querían pensar algo para huir de allí. Sin embargo, parece que habían logrado transmitir la imagen de que se habían dado por vencidos.

Law necesitaba hablar con Zoro, tenía algo en mente. Si los que estaban más cerca de la cámara se ponían de pie y comenzaban a gritar, él podría comunicarse a sus espaldas. Bien. La cuestión era, ¿cómo lo comentaba sin ser escuchado? Fijó sus ojos grises en (TN). Espera que lograra entenderle, aunque ser expresivo no era una de sus habilidades. La joven le miraba fijamente con el ceño fruncido, tratando de descifrar qué intentaba decirle.

Ahora que habían descubierto lo de la cámara no podían charlar a la ligera. El pelinegro debía tener un plan, pero así iba a ser difícil descifrarlo. ¿A Zoro? ¿Por qué cambiaba la mirada de ella al peliverde constantemente? Si tenía que comentar algo con él, los demás debían hacer algo para que no fuera captado por la cámara. ¡Bien, entendido! Tras algunas dificultades, ya que estaban atados de pies y manos, la chica logró incorporarse. Se sujetó a los barrotes y miró fijamente a la cámara.

—¡Por favor! ¡Dejadnos salir! ¡Os lo suplico! —comenzó a gritar, desesperadamente. El resto de compañeros la miraron, extrañados. Robin, que también estaba a ese lado de la jaula, captó enseguida lo que estaba ocurriendo. Se levantó y se unió.

—¿Pero qué...? —preguntó Luffy, confundido. Fue interrumpido por una patada de Law.

—Haced todos lo mismo —susurró.

El resto de personas que estaban sentados al lado de las chicas hicieron caso a las palabras del pelinegro. Este suspiró aliviado, pensaba que no lo conseguiría. Se arrastró hasta llegar al lado de Zoro que, por suerte, no estaba muy lejos. El peliverde acababa de despertar hace poco y estaba algo aturdido. ¿Cómo podía dormir en un momento así? Aunque, bueno, el pecoso todavía seguía dormido a pesar de todo el alboroto.

Donquixote Circus «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora