Un viaje con desconocidos no era nada tentador, solo llamaba a problemas pensaba Lain.
-Están bien - Pregunto Lain a sus hombres.
- Si - dijeron al unisono Cailean y Ronald, sin embargo Megara no les creyó al ver la postura encorvada de Cailean.
- Quiero bajar - dijo megara sorprendiendo a todos - necesito estirarme - fue su excusa cuando la miraron extrañados.
- De acuerdo... tomaremos un descanso corto - dijo dando la orden de descender a todos de sus caballos.
Los nuevos extraños que ahora los acompañaban hacían sentir incomoda a Megara, sobre todo una de las hijas del señor Castle, que parecia no podia quitar los ojos de su ahora esposo. Sin embargo, en cuanto Megara bajo del caballo empezó a rebuscar en la una de las bolsas que llevaba Ronald, encontrando finalmente una aguja e hilo y buscando finalmente una blusa.
Pensaba que pese a sentirse incomoda, ella había retrasado el avance y bajado del caballo por una cosa.
- Que haces mujer?, no pensaras cambiarte justo ahora - dijo Lain a modo de regaño, sin embargo Megara no le presto atención y se dirigió hacia Cailean.
- Que ha paso ? - le dijo Megara, a lo que ninguno respondió - No fue tan simple como lo dicen o si ? - la ausencia de respuestas solo causo mayor molestia en Megara, quien de por si estaba furiosa al preguntar eso, aquellos hombres bárbaros eran demasiado orgullosos como para reconocer estar heridos.
Pese a que los hombres de su esposo aun no la consideraban como uno de ellos Megara estaba acostumbrada a cuidar de los hombres, producto de trabajar como sirvienta el ultimo tiempo. Y más ahora que estos hombres serian cambien los encargados de cuidar de su vida.
- Ya os hemos contado lo que sucedió- Dijo cailean.
- Muéstrame tu brazo - exigió Megara a Cailean.
todos extrañados miraron a este ultimo, sin embargo al ver que no se movía Lain añadió- Hazlo.
Cailean cumpliendo la orden de su Lord comenzó a descubrirse el torso, dando finalmente vista a un dos veos cortes, uno en su brazo y el otro bajo este a un costado junto a sus costillas.
- Oh por dios - dijeron las hermanas al unisono.
- No me había dado cuenta - dijo Ronald molesto.
- Dios - Dijo Megara - Necesito agua - agrego para nadie en especifico, para luego pedirle a Cailean que se sentara.
- Morigh - Bramo Lain, aquella fue una orden no dicha a cumplir lo que su esposa pedía.
- Necesitas fuego para cerrar? - pregunto de pronto Ronald a Megara.
- No, eso solo lo hará delirar... tenéis alcohol? - dijo Megara - Voy a coserte- añadió mirando directamente a Cailean.
- Coser?... demonios mujer, porque no solo sellas la herida con fuego... lo aguantare - dijo Cailean.
- Necesitáis ayuda - dijo el señor Castle.
- No gracias - dijo Megara hacia el hombre y luego se volvió hacia Cailean - Si quemo posiblemente se infectara y comenzaras a delirar, ademas quedara una horrible cicatriz - señalo a modo respuesta.
- Mujer no me interesan esas cosas, no pretendo ser un niño bonito.
- Aquí esta el licor - dijo Ronald
- Solo te interesa contrariar lo que digo no es así? - dijo Megara molesta - coseré la hedida no para que seas un niño bonito como dices, sino para evitar un cuadro infeccioso a tal punto del delirio, donde no podamos continuar nuestro viaje, debido a que ti- añadió a modo reto - dios, es como si le tuvieras miedo a una simple aguja - dijo a modo burla, porque sabia que así le dejaría hacer lo que quisiera.
- Miedo?- dijo furioso Cailean - Deberías saber, que no soy un hombre miedoso... Maldición mujer, haz lo que sea - dijo entregándole el brazo.
Megara esterilizó la aguja e hilo con el licor, para luego verter un poco más sobre las heridas de Cailean.
- Debes quedarte quieto - advirtió Megara y comenzó a coser la herida del costado primero, que era la más grande en tamaño.
Puntada a puntada Megara fue sellando la herida.
Si bien Cailean no necesitaba verse como un niño bonito, como este había señalado, era cierto que Megara quería evitar el cuadro infeccioso y asi evitar más complicaciones en lo poco que les quedaba de viaje.
-Ya habías echo esto antes - pregunto Lain, al ver como Megara saturaba las heridas con precisión.
- Si, aunque solo en unas dos ocasiones... sin embargo esto se asemeja bastante a coser ropa - dijo Megara en modo tranquilizador.
- No había necesidad de hacerlo - dijo Cailean.
- Te equivocas... - dijo megara terminando las puntadas de la herida del brazo., para luego vendar su brazo- ¿Como? - preguntaron Lain y Cailean al mismo tiempo.
Aquellos hombres tan orgullosos estaban acostumbrados a velar por la vida de los demás sin preocuparse por la suya propia. Megara no había sido criada así, aun recordaba las palabras de su padre - Mi vida depende de ti y es mi deber cuidar de la tuya - dijo Megara, sin embargo ambos hombres la miraron como si estuviera loca al decir que ella cuidaría de ellos.
- Mujer, que cosas tan absurdas dices... - dijo Lain.
- Mi padre decía - dijo Megara mientras guardaba la aguja- que un hombre que vela por tu vida es un hombre al que debes respetar y cuidar, el jamás trato a un hombre como si fuera un sirviente - dijo sonriendo con tristeza - El hombre que más te cuida es aquel que te ama, y mi padre los amaba.
- Sabias palabras de tu padre - dijo Lain, pero añadió - sin embargo mujer, en estas tierras no se habla de amor.
- Que no se hable, no quiere decir que no exista - dijo Megara.
- Es momento de continuar - dijo Lain aclarándose la garganta para finalizar el momento, posiblemente por incomodidad -es momento de continuar, quiero llegar pronto.
- A sus monturas todos - agrego Cailean.
- Estoy deseando llegar a casa - Agrego Ronald.

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Es cosa de tiempo.
Historische RomaneCuando sientes que no encajas ni siquiera en tu cuerpo, pasas constantemente mirando hacia el suelo, escapando de todos incluso de ti misma, Megara estaba decidida a no intentar más o a intentar con todas sus fuerzas... pero seguir la corriente y so...