Capitulo 6

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El arreglo del carruaje demoró al menos unas dos horas y para cuando estuvo finalmente en condiciones de partir había anochecido lo suficiente como para que avanzar fuera más peligroso que quedarse en ese lugar, por lo que Andrew ordenó que los hombres levantaran una carpa para las mujeres junto a la fogata que habían improvisado anteriormente, una vez estuvo todo terminado les pidió que descansaran y atendieran sus heridas antes de que estas se infectaran.

Duramente esa noche por mucho que intento dormir no logro conciliar el sueño, siempre volvía a su mente el recuerdo de lo que estaba haciendo y la duda de si aún la estarían buscando, esperaba y rezaba por qué se hubieran dado por vencidos o que al igual que muchos se la imaginaran muerta.

Así no se preocuparían por continuar buscándola, pero se había prometido volver.

Una vez que fuera más fuerte volvería para vengarse de su primo y tía, porque estaba completamente segura de que ellos habían sido los causantes de la muerte de sus amados padres, la codicia los había cegado haciendo que fuesen capaz de atentar incluso con la vida de su familia.

Fue una noche larga, donde la mayoría de esta se encontró tratando de contener lágrimas que expresaban impotencia por lo ocurrido y a la vez sufrimiento por el recuerdo constante de sus padres.

Para cuando llegó el amanecer Megara con suerte había logrado dormir una o dos horas, pero pese a que no había logrado dormir bien podía decir que no tenía sueño. Más bien aún sentía miedo y preocupación por lo que le depararía el futuro, si bien por el momento ya no tendría que viajar solo y además había conseguido un trabajo temporal sin siquiera buscarlo. Pero cuánto tiempo duraría aquella tranquilidad, aún no se sentía segura, ella no los conocía y al parecer a la dama Eleonora no le había entrado en mucha gracia el que fuera su dama de compañía.

Al salir de la improvisada carpa vio a los hombres ya moviéndose y arreglando todo para partir. Se sorprendió al ver como todos ellos pese a los sucesos del día anterior no ponían quejas por las tareas, a pesar de encontrarse severamente lastimados.

El viaje comenzó luego que estuvo la carpa desarmada, los tres iban a ir en el carruaje, la joven Eleonora y su prometido iban sentados a un lado y ella iba frente a ellos.

Según le habían mencionado se dirigían a el hogar de Eleonora, ella había pasado una temporada con su prometido en pos del pronto matrimonio, más que nada para la organización de la boda. Andrew señaló que al menos sería un día completo de viaje, llegando a destino para altas horas de la noche, pero era conveniente eso antes de detenerse a acampar nuevamente debido al los sucesos desafortunados anteriores.

Llevaban medio día de viaje y megara sentía todo su cuerpo agarrotado, le molestaba el corsé pero tampoco debía dejarse en evidencia, había intentado dormir pero los constantes saltos debido a hoyos o piedras en el camino no la habían dejado hacerlo, estaba cansada, toda la energía que pensaba que tenia se había esfumado. No había probado bocado en el desayuno improvisado y ahora se lamentaba por eso, puesto que su estómago protestaba.

Sería un viaje demasiado tormentoso y largo pensaba resignada, pero gracias al cielo Eleonora se quejó diciendo tener que estirar un poco sus piernas y así podrían aprovechar de comer. Megara agradeció infinitamente eso, así podría saciar su hambre y descansar su espalda. Bajar del carruaje fue completamente relajante, Megara aprovechó de comer un poco de pan que había sobrado para poder llenar su estómago y aunque este estaba duro no se podía quejar, puesto que no había otra cosa que comer.

La parada fue breve pero todos aprovecharon el momento para descansar sus adoloridos cuerpos, sin embargo esta parada no se podía extender demasiado, debían emprender nuevamente la marcha para poder llegar a la hora acordada al hogar de Eleonora y así no tener que volver a pasar la noche entre los árboles, para evitar volver a pasar por las circunstancias anteriores.

Luego del descanso el viaje fue un poco más ameno, la parada había ayudado a relajar un poco sus cuerpos rígidos por el viaje. Demoraron 5 horas aproximadamente desde el descanso a llegar al hogar de Eleonora.

El castillo era enorme, digno de ser comparado con el hogar de algún ente importante o familiar de la realeza, definitivamente Megara no se esperaba que el lugar fuera tan enorme. Si en este momento no se encontrará huyendo de sus tíos, probablemente este hubiera sido su sueño de alcanzar. Pese a ser de noche aun se podía apreciar aquel lugar, que presentaba una maravillosa combinación entre la forestación y edificación, era increíble que tal construcción se viera acorde con la naturaleza e imponente sin llegar a ser sombrío, amplios ventanales en los pisos superiores con una inmensa puerta principal.

Al ver el lugar Megara pensó que definitivamente le hubiese gustado despertar todas las mañanas por la luz y sentir el sol a través de esos ventanales. Sería maravilloso pasar los días allí, aunque en este momento solo se encontrara como una dama de compañía y este fuera un trabajo que no le fuese a durar demasiado ya que la dama en cuestión ya se encontraba comprometida y pronta a casarse.

En cuanto el carruaje se detuvo Andrew se apresuro a salir y ayudar a bajar a su prometida Eleonora para evitar que esta se cayera, puesto que los escalones del carruaje eran bastante pequeños, sin embargo al encontrarse ahora como una sirvienta Megara debía bajar sola ayudándose de las manijas al costado de la puerta. No mucha gente los esperaba, unos cuantos sirvientes y el que suponía era el padre de Eleonora, por la forma en que esta lo saludo.

- Deben estar hambrientos y cansados, adelante - dijo el hombre

- lord MacLea, un placer estar aquí... tuvimos algunos inconvenientes en el camino, lamento la demora. - dijo Andrew con una mínima reverencia

- Andrew seremos familia deja el formalismo, a que te refieres con inconveniente?- pregunto el hombre.

- Raptores padre - Hablo Eleonora

- En ese caso he de agradecer a Andrew por haber estado ahí para cuidarte querida.

- Me temo que recibimos la ayuda de esta valiente señorita, que apareció en el momento oportuno, padre - dijo señalándome Eleonara

hasta ese momento había pasado desapercibida Megara, pero ahora todas las miradas se encontraban en ella.

- Tu nombre - cambiando el tono a uno mas serio se dirigió a Megara.

- Megara - al igual que con Andrew eso seria todo lo que diría sobre si misma. Aunque aquel hombre se viese más imponente y más rudo, eso no haría que dijese quien es hasta que tuviera la confianza.

- Y tu apellido?, de donde eres? - exclamo furioso el hombre.

- Eso es todo lo que dirá - dijo Andrew - creo que esta escapando de algo y no quiere decir quien es.

Furia fue lo que presencio en los ojos de aquel hombre, eso mezclado con desconfianza. Fue entonces cuando se volvió a sentir como en Londres, ajena al lugar como una paria, pero para Megara esos sentimientos no eran nuevos y esta vez no se dejaría vencer ante ellos, no dejaría que esto determinara quien era, porque si no podía pertenecer a las tierras bastas de escocia donde todo era completamente diferente a la sociedad de Londres, entonces no tendría la posibilidad de ser ella en ninguna parte.

Es cosa de tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora