20.

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Saki podía ser muchas cosas. Era torpe, era bastante entusiasta, también algo susceptible y se dejaba guiar por sus sentimientos, era impulsiva, pero también era algo cobarde para algunas cuestiones.

Pero había algo que Saki no era y eso incluía ser falsa.

Ella no podía actuar de una manera distinta a la que pensaba, iba en contra de todo lo que pensaba y muchas veces se había peleado con su padrino por decirle las cosas que pensaba. Después de todo aunque fuera la favorita de Hiashi no quitaba el hecho que no la dejaba hacer lo que quisiera.

Por esa razón se encontraba en un dilema mientras entraba a la área donde transcurrían las batallas de los exámenes Chunin. Ella debía apoyar a Naruto, era su compañero de equipo y debía demostrarle al rubio que no tenía ningún rencor contra él. Pero el problema es cuando pensaba en el adversario del Uzumaki.

Kiba era su amigo. No, no solo eso, él también era su compañero actual y alguien que la había ayudado muchísimo, si, habían veces donde no soportaba al castaño y quería lanzarlo contra una pared de lo pesado que era, pero aún así lo apreciaba mucho como persona.

—Hey, Saki, ¿Estas mejor?.-Fue la voz del dueño de sus pensamientos la que logró sacarla del trance, Kiba seguía en la zona de espera, con una mueca bastante preocupada en su rostro mientras la veía llegar del brazo de su Sensei.

—Si, tranquilo, ya estoy mucho mejor, solo fue un pequeño descuido.-Le contestó con una enorme sonrisa, que contagió al instante al chico-perro.

—Entonces me iré más tranquilo a patearle el trasero a Naruto.-Exclamó Kiba recibiendo un ladrido de afirmación por parte del juguetón Akamaru.

—Ve, confío en ti.

Lo animó, pero su sonrisa trastabilló al sentir un escalofríos cruzar por su delgado cuerpo, tenía bastante frío y se había olvidado su chaqueta en la sala de hospital, esperaba que la enfermera supiera que era suya y se la devolviera cuando todo terminara.

—Saki tonta.

Fue lo último que escuchó venir de Kiba antes que saltara hasta la arena principal, pero cuando giró a verlo se dio cuenta que no tenía la gran chaqueta que lo abrigaba, si no que está se encontraba tirada a su derecha, como si la hubiera dejado ahí sin querer.

—¡No queremos que te resfries antes de verme ganar!.-Le explicó el Inuzuka que estaba a varios metros de ella, sin embargo podía apreciar la sonrisa petulante que le regalaba.

La Uzumaki simplemente bufó, pero no se negó ante el gesto de su amigo y tomó la chaqueta del suelo para luego colocarsela. Le quedaba algo grande, puesto que Kiba era más alto que ella y hasta a él le quedaba algo suelta, entonces Saki parecía nadar en la chaqueta con el perfume del Inuzuka.

Negó con la cabeza mientras lanzaba una pequeña risa. Ahora todo se trataba de Naruto y Kiba, quién de los dos chicos más pesados y entusiastas que conocía iban a ganar ese encuentro.

—¡Ustedes dos, no me decepcionen!.-Gritó colocando sus manos al rededor de su boca para que ambos chicos escuchen bien su voz. No debía demostrar preferencia por ninguno de los chicos, así que eso fue lo más correcto que le salió decir.

Naruto la miró extrañado. Ella no le hablaba desde que tuvo el ataque de ira en su casa, o bueno, no le decía más que un saludo cuando se encontraban por razones del equipo. No sabía muy bien porque razón lo estaba alentando, pero intentó aferrarse a eso y se prometió que triunfaría.

—Perdón, Naruto.-Murmuró la Uzumaki mordisqueando su dedo, nerviosa. Estaba realmente ansiosa, pero no por la batalla que se empezaba a desarrollar ante sus ojos, si no por quienes eran los que estaban luchando.

Saki sabía muy bien que Naruto no era el culpable de la muerte de su madre. Lo sabía y lo había entendido, pero su corazón no, su corazón le gritaba una y otra vez que ese chico albergaba al monstruo que acabó con su familia, y ella no quería escucharlo.

Naruto era un buen chico, no con quién mejor se llevaba en el mundo, pero no era mala persona.

Quizá por eso no le había podido hablar luego del desplante horrible que le hizo aquella vez. Naruto era demasiado puro como para merecer las horribles palabras que le dedicó ese día. Si, estaba cegada por la ira y la desesperación, pero no era excusa, ella nunca se excusaba con su pasado por sus acciones.

Y por eso no podía hablarle a Naruto. Se sentía demasiado avergonzada, sentía que él no había merecido todo su odio, pero no podía rebobinar el tiempo, no podía arreglar todo lo que sus palabras le generaron al rubio.

—¡Naruto, levántate!¡Vamos, ambos son mis compañeros, ambos deben enorgullecerme!.-Exclamó cuando vió que Kiba estaba apunto de derrotar al chico con el cuál compartía apellido, no sabía de dónde había salido, pero ese grito fue escuchado por Naruto.

Él simplemente le levantó el dedo pulgar sin mirarla, lo cuál le llenó el pecho de alegría a la pelirroja. Ellos se debían una pequeña charla y Naruto merecía una disculpa de su parte, estaba segura de aquello.

Finalmente vió como Naruto logró dar vuelta la pelea entre ambos y Kiba quedó noqueado a unos cuantos metros del rubio que respiraba de manera errática. Aquello provocó unas cuantas exclamacion de sorpresa, después de todo nadie pensaba que el mayor perdedor de la academia le ganara al Inuzuka.

Bajó rápidamente de la zona de espera. Si, ella podría haber animado a ambos, pero no podía negar que Kiba era su favorito entre los dos chicos. No por nada en especial, si no que en el poco tiempo que habían pasado juntos habían desarrollado una relación más sólida.

Sonrió de oreja a oreja cuando vió que el Inuzuka estaba consciente, si, herido y algo cansado, pero no había sufrido gran daño. Acarició con delicadeza el lomo de Akamaru sintiendo como la mirada de Kiba seguía todas sus acciones.

—Al parecer te confiaste.-Murmuró levantando la mirada para conectarla con la de su amigo.

—Al parecer si, pero está bien, no es el primer Uzumaki que me deja así.-Bromeó refiriéndose a uno de sus entrenamientos.

—Hey, yo nunca hice que golpearas a Akamaru.-Ante lo dicho por la más bajita simplemente comenzaron a reír un poco, hasta que un quejido brotó de los labios del herido.

El juguetón chico cambió su expresión por una llena de seriedad y algo de preocupación de golpe.

—Saki, por favor, solo queda Hinata, si va contra el pelirrojo o Neji dile que se rinda, a ti te escucha más que a mi, ninguno dudará para destrozarla.

—Pero...

—Solo hazlo, ella te hace más caso a ti que a mi.

—Intentaré que lo haga.

Una simple sonrisa recibió de su amigo antes de verlo irse junto con los enfermeros. Y luego giró.

Deseaba no haberlo hecho.

Deseaba no saber que el siguiente encuentro era entre Neji y Hinata.

Simplemente deseaba seguir en un sueño.

Sky eyes; Neji Hyūga. [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora