Para Neji ; Extra.

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"Hola, pequeño.

Quizá Hinata ya te dijo que hice, pero por si acaso te lo confirmo. Me iré. Cuando leas esto estaré lejos de aquí, eso sí todo va acorde a mi planes. No te preocupes, no es por nada malo, solo quiero conocerme a mi misma y mejorar, pero no es por eso que te escribí.

Neji, realmente me gustas.

Me gusta todo de ti, me gusta tu cabello, tus labios, tus palabras, tus gestos, esas miradas que solo me dedicas a mi. ¿Creíste que no me daría cuenta?, Neji, tú me miras de una manera tan suave que me ha sorprendido más de una vez.

Y me encanta.

Pero nunca he sido lo suficientemente valiente como para decírtelo o para admitirlo frente a ti.

Me haces sentir rara, me provocas un malestar en el corazón, pero al mismo tiempo pareces la única cura a todo mi dolor, y no lo entiendo. No entiendo esto que siento por ti, solo sé que adoro cada segundo que paso a tu lado, pero al mismo tiempo quiero correr lejos tuyo.

Tengo mucho miedo a lo desconocido.

Y quizá es otra razón para irme. No entiendo totalmente mis sentimientos y sé que si me quedo terminaré lastimandote aún más, es lo último que quiero, Neji.

Te pediría que me esperases, pero no puedo hacerlo, no sé qué será de mi, de mis sentimientos o de los tuyos. No sé si alguien más me enamorará o encuentres otra mujer para compartir tu vida en mi ausencia. Por eso no quiero prometer nada, no quiero darte falsas esperanzas, ni tampoco tenerlas.

Pero tengo algo para pedirte Neji, es lo único que te pediré. Arregla las cosas con Hinata, no la dejes sola, no la odies, intenta entenderla y apoyarla, te lo ruego por lo que más quieras, cuida el corazón de mi florecilla de lavanda.

Lo siento si te dañé en algún momento y te juro que cuándo nos veamos otra vez seré una mejor versión de mi misma.

Te quiere y te extrañará, tu mocosa."

Suspiró entrecortadamente al terminar de leer las palabras que le había dejado su amada pelirroja. La herida seguía demasiado fresca y es que no habían pasado más de dos horas desde que la despidió.

Deseó haberle dado un último beso, pero al leer esas palabras que le dejó estaba seguro que ella no quería dudar ni un segundo de su decisión. Dejó el pergamino sobre su mesita de noche y no tardó en abrir su ventana de par en par, sentándose en la cornisa para apreciar su al rededor.

Miró al pequeño gato rondando por los tejados y una pequeña sonrisa triste se dibujó en sus labios. Se notaba que hasta el minino estaba extrañando a su dueña.

Su mirada fue hasta el cielo. Un hermoso color azul brillante se desplegaba sobre su cabeza, libre de nubes, con el sol alumbrando su rostro se mordió el labio, pensando que el cielo envidiaría los ojos de su escandalosa pelirroja.

Sky eyes; Neji Hyūga. [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora