23

4.2K 481 241
                                    

Saki estaba exhausta.

Habían pasado exactamente ocho días desde su ronda preliminar en los exámenes Chunin. Ocho días desde que vió a Hinata por última vez. Ocho días desde que Kurenai llegó con la noticia que tendría que luchar dentro de un mes con un tal "Kankuro". Ocho días desde que la misma Sensei no paraba de entrenarla ni un segundo.

Y se lo agradecía, no lo negaría, después de todo Kakashi estaba centrado en Sasuke y no sabía que estaba haciendo Naruto. Ella se había quedado a la deriva, sin entrenador, ni equipo para practicar.

Ahí llegaron Kurenai, Kiba y Shino, totalmente dispuestos a ayudarla, aunque no tuviese relación con este último gracias a que ella lo había suplantado en los exámenes Chunin él supo entenderla y se llevaban bastante bien.

Todavía no entendía porque los padres de ese chico no lo habían dejado participar, pero lo respetaba y le agradecía inmensamente la ayuda a la hora de entrenar.

Pero había algo que Saki odiaba. Eso era estudiar.

Kurenai le había llevado docenas de pergaminos sobre el clan de su madre y su estupenda arte de invocación y sellados. Algunos pergaminos fueron otorgados por el mismo Hokage, ya que no había mucha información sobre los Uzumaki y la que existía no era de dominio popular.

Suspiró sonoramente a la par que dejaba su cabeza caer sobre la superficie de la fría mesa de café, aquello por lo menos calmaba un poco la fuerte jaqueca que todo el tema del entrenamiento teórico le estaba dando. Ella quería salir y aprender nuevos jutsus, no estudiar sobre el clan de su madre.

—Saki, concéntrate.-Regañó Hiashi tomando un sorbo de té sin mirarla siquiera.

—Padrino, necesito un descanso, déjeme descansar.-Se quejó sonoramente mientras dejaba el pergamino que estaba leyendo a un lado, el mayor simplemente le alcanzó una taza de té que hace unos minutos había pedido para su ahijada.

—Tomemos un descanso para tomar té y luego sigues, necesitas aprender muy bien sobre el origen de tu chacra antes de seguir con el entrenamiento de Kurenai.-Explicó el de ojos perla de manera tranquila para que la pequeña pelirroja entendiese el porqué de tanto estudio.

—Está bien, padrino, solo es algo pesado tanto material, por cierto, ¿Dónde lo consiguió?.-Preguntó a la par que le daba un pequeño sorbo a su té de limón que preparaban las criadas del clan Hyuga.

—Saki, ¿Tú sabés la razón por la cuál soy tu padrino y tutor?.-Contraatacó sin contestar la interrogante de la pelirroja, ante esto ella solo pudo suspirar frustrada.

—Usted era amigo de mi padre.

—Error, Saki, no era amigo de tu padre, bueno, no en un principio.

—¿Puede ser más explícito?.-Soltó harta de los misterios que le plantaba el mayor, hasta quería seguir estudiando en vez de escuchar a pesado padrino.

—Hisao tenía solo dieciocho años cuando tú naciste, y Fumiko unos veinticuatro, yo fui el Jounin encargado del equipo de tu padre cuando se graduó de la academia.-Soltó mirando aquéllos luceros que tanto le recordaban a la madre de la menor que estaba enfrente suyo.

—¿Papá era tan joven?, No lo sabía...No decía nada de eso en sus diarios.-Fue lo único que pudo decir ante la información dada por el mayor, le había sorprendido un poco, pero tampoco era algo tan importante.

—Otra razón para que su clan lo odiara, supongo, fui el único que los apoyó completamente cuando me enteré del embarazo de tu madre y los ayudé en lo que pude, fue ahí cuando decidieron que si les ocurría algo yo sería el único que estaba autorizado a cuidarte y mostrarte el verdadero camino para ser ninja.

Sky eyes; Neji Hyūga. [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora