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Se despertó sin entender que estaba ocurriendo

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Se despertó sin entender que estaba ocurriendo.

Le dolía absolutamente todo el cuerpo, su pecho quemaba y sentía como si miles de agujas se clavaran en su cabeza. Intentó tomar aire, pero solo sintió como un tubo en su rostro la ayudaba a respirar. Cuando se percató de ello solo pudo abrir los ojos como platos.

Entró en pánico y quiso sentarse, pero unos brazos la volvieron a acostar sobre la camilla. Levantó la mirada y pudo ver el rostro de su amada mejor amiga, unas ojeras marcadas podían apreciarse en el rostro de porcelana y unas cuantas lágrimas secas denotaban todo lo que había llorado.

—Mi niña...-Murmuró con la voz ronca, parecía como si no hubiese hablado hace muchísimo tiempo y por cómo reaccionó su amiga quizá lo fue.

—Quédate ahí, no puedes moverte mucho, estuviste semanas en coma, mi padre apenas y pudo traerte con vida, el veneno había avanzado mucho cuando te encontró.-Explicó atropelladamente, sin detenerse mucho en explicarle.

—¿Se-semanas?¿Co-coma?.

—Cuatro exactamente, Tsunade-sama fue quién logró que salieras del coma, tardaron mucho en encontrarte, tu corazón paró por unos segundos, tuve tanto miedo...

La Hyuga no soportó más, simplemente escondio su mirada en el regazo ajeno y comenzó a llorar del alivio. El corazón de la pelirroja se partió un poco al verla en ese estado por su culpa, si tan solo se hubiera cuidado más en la batalla contra Kankuro.

Fueron minutos eternos en donde Hinata solo lloraba y lloraba, Saki no sabía que hacer, deseaba poder mover sus brazos para abrazarla con fuerza, pero estaban llenos de cables y seria doloroso siquiera intentarlo.

—Hasta que despiertas.-Exclamó una rubia entrando a la habitación, parecía una joven de unos treinta años, pero tenía una mirada lo suficientemente madura como para imponer respeto.

—Tsunade-sama...-Murmuró la Hyuga que había quitado la cabeza del regazo de su amiga. Quizá Saki era más pequeña en altura, pero en ese instante la de ojos perla se veía tan frágil como una niña pequeña.

—¿Quién eres tú?.-Habló con dificultad, después de todo su garganta estaba demasiado seca.

—Es la nueva Hokage, Saki, y también quién te salvó.-Explicó Hinata secando los restos de lágrimas que quedaban en su rostro.

—¿Nueva Hokage?.

Hinata sólo suspiró para luego comenzar a narrar absolutamente todo lo que ocurrió en el tiempo que la Uzumaki estuvo inconsciente. Desde la muerte del tercer Hogake luego de la invasión a Konoha hasta los recientes sucesos que ocurrieron con Sasuke y el hermano de este.

Mientras las palabras salian atropelladamente de los labios de su amiga la rubia de cuerpo voluptuoso simplemente cerró la boca y comenzó a quitarle todos los aparatos que se conectaban a la pequeña pelirroja, después de todo ya no necesitaba ninguno, la limpieza en sus pulmones había sido todo un éxito y ya se encontraba en un estado óptimo para darla de alta.

—¿Sasuke está bien?.-Fue lo único que salio de sus labios luego que Hinata le alcanzara un vaso de agua, procuró tomarlo lentamente para que no dañarse mientras todas las palabras que dijo su amiga revoloteaban en su cabeza.

Sabía que el hecho que sus primos se hayan visto no era nada bueno. El asesino de su padre era el punto débil de Sasuke y estaba segura que ahora no sería fácil derrumbar la coraza que volvería a levantar al rededor de su corazón.

—Si, él está bien, ya le dimos de alta, pero creo que tendrías que preocuparte por ti misma, pequeña, tienes suerte de estar viva-Le contestó la nueva Hogake al terminar su tarea, justo en ese momento Saki pudo respirar en paz.

—Vendrás a casa.-Le advirtió Hinata con un tono que nunca escuchó en su querida amiga, estaba realmente seria, con su ceño fruncido y sus manos apretando el borde de su camiseta.

—Pero tengo casa, Hina...

—Están reconstruyendola, dos paredes fueron destruidas en la invasión.

—¡¿Y Yumi?!.-Exclamó la pelirroja preocupada, intentó salir rápido de la cama del hospital, pero Tsunade la dejó en su lugar con una mirada de advertencia.

—Kiba-kun se hizo cargo de tu gatito, Akamaru lo odia y rasguñó a Kiba-kun varias veces, pero no se quejo demasiado.-Explicó la de cabellos azulados dándole una sonrisa tranquila a la más bajita.

Saki agradeció mentalmente al chico perro que tenía como amigo, se había encariñado con el gatito y no quería perderlo, mucho menos cuando apenas habían conseguido entenderse.

—Puedes irte en un rato o mañana si quieres, pero necesitas estar en cama unos días, haz estado un tiempo sin moverte.-Habló quien sería la quinta Hogake.

—En el clan la cuidaremos bien.-Habló una cuarta voz que Saki reconocía muy bien, pero no dejó de sorprenderse cuando giró y sus ojos se cruzaron con los de Neji.

Hinata no parecía sorprendida en lo absoluto por la presencia de su primo, lo cuál explicaba que Neji estuvo allí desde antes. Eso provocó un fuerte sonrojo en las mejillas de la pelirroja. Se sintió más pequeña de lo normal con una sola mirada.

—Si, si, solo no hagan mucho alboroto, tengo una operación ahora mismo.-Tras decir eso salió de la habitación rápidamente sin siquiera decir otra palabra o indicación para con la muchacha que recién había despertado.

—Será mejor irnos ahora, mientras más rápido estemos en casa mejor.

—Pero Neji-nissan, Saki acaba de despertar, creo que deberá ser mejor que se quede un día más en el hospital, estuvo al borde de la muerte.-Explicó la heredera Hyuga intentando con todas sus fuerzas no tartamudear y lo logró, parecía bastante segura y seria con sus palabras.

—Está bien, Hinata-sama, pero mañana la llevaremos a casa, es orden de Hiashi-sama.-Advirtió el mayor de ambos primos y Saki realmente estaba confundida por el trato casi ameno de ambos Hyuga.

—Está bien, pero dejemos que descanse.

—Hinata-sama, usted también necesita descansar, estuvo aquí mucho tiempo, yo cuidaré de Saki.

Al principio Hinata hizo una mueca de desconformidad, queriéndose quejar, después de todo quería quedarse con su pelirroja más tiempo, pero tan pronto como la hizo un bostezo salió de sus labios provocando que pierda la batalla y un sonrojo se apodere de sus pálidas mejillas.

La cabeza de Saki era un lío.

¿En qué momento ellos de llevaban tan bien?. Más en específico, ¿En qué momento Neji dejó de mirar con odio a Hinata?¿En qué momento Hinata dejó de tenerle miedo?¿En qué momento pasaron de ser familiares trágicos a unos primos bastante normales?.

No sabía la respuesta, pero de alguna manera le llenaba el corazón de calidez.

No sabía la respuesta, pero de alguna manera le llenaba el corazón de calidez

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Sky eyes; Neji Hyūga. [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora