Su cumpleaños

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Es el cumpleaños de mi mujer. Le he pedido al chofer que me traiga un pastel.
Ela no se a levantado. Que bien. Me paro y saco el pastel de la caja.
FELIZ CUMPLAÑOS MI ESPAÑOLA
QUE LOS CUMPLAS FELIZ, QUE SEAS FELIZ SIEMPRE A MI LADO Y QUE CUMPLAS MUCHOS MASSSS.

Mi morena abre los ojos y, al oírme, sonríe, por normas, ella siempre me levanta a mí, pero esta vez es al revés, su sonrisa me encanta. Me observa mi camisa que dice < que viva mi morenita>
— Felicidades, tesoro! Hoy hace 28 años que llegaste al mundo.
Abrazándome, me pone sobre ella y, mirando divertida mi camiseta.
Ambos reímos y, pletórica de felicidad, murmura con mimo:
— ha sido el mejor cumpleaños de mi vida. Ahora quiero pasar muchos años más a tu lado.
Su boca busca la mía y me besa. Increible. Ni recién despierta le huele mal el aliento.
Me chupa mi labio superior... Después el inferior y, finalmente me da su maravilloso mordisquito... Oh, síííí
¡Adoro que haga eso!
Nuestra respiración se acelera y su manera de abrazarme se vuelve más intensa. Me agarra mis nalgas y me las aprieta
Me quita rápidamente mi camiseta. Que cae al suelo. Adiós <que viva mi morena>
Encantada me dejo llevar por la pasión del momento. Cuando mi mujer, sin que yo lo pueda remediar. Se levanta, y me tumba en la cama. Se oye ¡pruuuu!
Sorprendidas por el ruido. Me mira, mientras yo cierro los ojos y aclaró.
— Mi morena levanta las cejas divertida. Y yo explico—; Lo que ha sonado es la tarta que te traía que ahora está justo debajo de mi culo.
Veo como sus ojos bajan hacia mi trasero y, al ver el chocolate y el bizcocho aplastado, se deja caer sobre la cama y comienza a reír. Yo no me puedo mover. Durante unos segundo la observó revolcarse de risa en la cama, Al final yo hago lo mismo.
— La tártara se ha aplastado, pero al menos tengo café.
Mi morena me mira, alarga la mano y, agarrando una taza de café, toma un sorbo.
— ¿se puede saber qué haces?
— Desayunar.
— Ella asiente y, haciéndome reír, añade.
— Ahora quiero mi bizcocho                                        Al ver sus intenciones, niego con la cabeza.
— Ni se te ocurra mi amor.
— Yo quiero paste, insiste.
— Ni lo sueñes mi amor Sonrío.
El momento en que ella se tira de mí me pone boca abajo
— Morena ¡No!
Pero no sirve de nada de lo que yo diga. Mi loca amor me chupa las nalgas y exclama:
— Humm... Es la mejor torta que me he comido en toda mi vida.
—Morena— protestó, pero ella come y come y disfruta de su pastel
Muerta de risa, me dice a hablarme al odio, oigo que me dice mientras estoy boca abajo en la cama.
— Delicioso manjar.
— Era parte del regalo.
— Te amo pequeña.
Tengo la mano sobre la tártara aplastada, tomó un trozo y, dispuesta a seguir con el juego. Le embarro los pechos, consigo hacia el ombligo y termino en su monte de venus.
Mi morena sonríe y, decidida a desnudarse  del todo. Tomó más pastel y se lo pongo por todo su cuerpo. Por el abdomen y los hombros.
¡El postre está delicioso!
Juguetona al ver eso, se tumba sobre mí y me besa. A estas alturas la tártara está completamente repartida entre nuestros cuerpos y la cama.
— Siempre me has resultado dulce, morenita. Pero hoy más que nunca.
Animada sonríe. Y mi morena comienza a chuparme los pezones, mientras mi olfato se impregna del olor a chocolate. Sigue el reguero, baja hasta mi ombligo y sus ansias por mí es tal que directamente me desnuda. Me abre las piernas y su lengua entra en mí.
Ella como loba hambrienta, me agarra los muslos y me los abre para tener mejor acceso.
— Oh, sí..., sí..., jadeo gustosa
Una y otra vez mi morena pasea su lengua por mi humedad, sus dedos juguetones. Rápidamente buscan hueco y, mientras con dos de ellos me penetra. Su lengua juega conmigo, arrancándome gemidos de placer.

La tomó de la cintura y le digo. Ahora es mi turno. Tomó un pedazo de tártara y lo colocó en su vagina. Bajo y mi lengua disfruta de este delicioso postre. La sujeto, aprieta los talones contra el colchón y se echa hacia atrás hasta que su cabeza cae por un lateral de la cama. Tengo las energías al tope. Estoy fresca y quiero sexo del que nos gusta. Mi morena ve como muerdo el labio inferior. Mientras me pongo de rodillas. La tomó por la cintura y le doy una vuelta.
—Adoro como me manejas en la cama pequeña.
Se acomoda en cuatro patas. Coloca sus nalgas en mi monte. Me coloco nuestro juguete sexual.
Y la penetro con abertura y lenta y  pausadamente.
— Más... exige.
— ¿Quieres más?
—Sí...
— ansiosa— ríe divertida.
La penetró más profundo. Oigo su risa, me encanta su risa. Le doy un azote y suena y, agarró sus cadera. Le doy lo que me pide.
De Pronto paro. Saco el pene de ella. Y dándole la vuelta, nuestros ojos se encuentran. Susurro:
—Mirame.
Clava sus ojos en mí. Eres mi reina morena, sube su pelvis con brusquedad y me hace jadear. Sonrió peligrosamente de medio lado.
¡Guauuu... ha despertado mi leona!
Con exigencia, paso mi mano por debajo de su cuerpo. Para inmovilizar y, tumbandola sobre mí. La beso mientras la penetro sin descanso y nuestras bocas ardientes mitigan nuestros jadeos
Placer...
Ambas caemos en la cama.
— ha sido el mejor regalo pequeña.
Ambas reímos y cinco minutos después, cuando nuestros cuerpos se pegan por el azúcar. Nos levantamos y vamos directas a la ducha. Allí, la pasión nos embarga y de nuevo mientras nos lavamos mutuamente, y vuelvo hacer el amor con mi morena

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