Camila se bajó lentamente del coche en el pabellón de caza de su abuelo. Estaba anocheciendo y se sentía cansada después de un largo día de reuniones con los norteamericanos, pero deseaba desesperadamente hablar con él. La jornada había sido tensa y agotadora, porque las negociaciones sobre el precio del vanadio no habían sido fáciles. Shawn había insistido en que ella se sentara cómodamente y lo dejara manejar el asunto, pero Camila se había dado cuenta muy rápidamente de que no era más hábil que ella en eso. Había sugerido, de modo imprudente, que la teniente Jauregui asistiera a la reunión y, ante eso, Shawn le había lanzado una mirada tan furibunda que la había hecho callar.
Al cabo de dos horas de discusión, Shawn parecía satisfecho con los logros, pero Camila no, y había enviado en busca la teniente Jauregui. Esta había aparecido vistiendo una camiseta desteñida y manchada y, cuando revisó el contrato que los norteamericanos ofrecían, se había puesto a reír a carcajadas. Treinta minutos después, había vendido la mitad del vanadio por el doble del precio.
-Negociaremos el resto más adelante -había dicho. Camila no podía creerlo, pero los norteamericanos parecían felices con el acuerdo y encantados con Lauren., mirando con desdén a Shawn. Ella no lo comprendía, porque le parecía que la lógica indicaba que tendrían que haber preferido negociar con el conde.
Después de la reunión había querido hablar con Lauren., pero ella se había alejado rápidamente, con el pretexto de que tenía que trabajar en los motores. Se había sentido rechazada y, lo que era peor, muy sola. El resto del día se había dedicado a cumplir con sus obligaciones, pero de una manera ausente.
A las cuatro había dicho a su secretaria que llamara a su abuelo y le dijera que iría a visitarlo. Lady Werta casi se había muerto al enterarse de sus planes, pero Camila se había vuelto muy buena en la táctica de ignorar por completo a la mujer.
Ya estaba allí y Ned le abría la puerta principal.
Está en el jardín, Su Alteza -dijo el hombre, haciéndole una reverencia .-He preparado la cena para usted también y pensaba servirla en el jardín. Su Majestad dijo que usted deseaba estar a solas con él.
Sí -respondió ella, y avanzó presurosa. Ahora que estaba tan cerca, deseaba casi con desesperación ver a su abuelo. El estaba de pie de bajo de un enorme álamo y la esperaba con los brazos abiertos. Para el mundo, era el rey, pero para ella era nada más que su abuelo, alguien que la había sentado en su regazo y le leía cuentos de hadas. Ella debía comportarse como una princesa con su madre y el resto de la humanidad, pero con él podía permitirse ser una niña.
La abrazó, envolviéndola con su cuerpo grande y fuerte y ella se sintió protegida y segura por primera vez en mucho tiempo. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Ella, que meses atrás jamás lloraba, ahora no dejaba de hacerlo.
Su abuelo la apartó sin dejar de abrazarla y la contempló.
Siéntate y come -dijo serenamente .-Ned nos ha servido comida como para alimentar al ejército de Rowan. Ya era tiempo de que vinieras a verme.
Camila se sentó y le sonrió avergonzada. Se sentía niña de nuevo, especialmente cuando vio un plato lleno de tortitas de chocolate. Ned las había preparado para ella, como había hecho toda su vida. Sin embargo, no tenía apetito. -¿Qué te preocupa? -preguntó el rey.
Camila vaciló. ¿Cómo podía cargar a su abuelo con sus problemas? Era un anciano y no estaba bien. Se acomodó a la mesa frente a él.
El rey levantó interrogativamente las cejas.
¿Te estás acobardando ante mí? ¿Te ha vuelto a disparar alguien? ¿O tratado de ahogarte? ¿Y cómo le está yendo a tu esposa norteamericana con los motores?
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LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)
RomanceSe llamaba Camila Cabello. Es una bella y arrogante princesa de un pequeño reino europeo. Envuelta en una tormenta de intrigas, cerca de los cayos de Florida, se ve arrojada a la costa, a los brazos de la arrebatadora Lauren Jauregui, oficial de la...