Capitulo 22

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Acababa de quedarse dormida cuando la puerta se abrió de golpe y se encendió la luz. En medio de un crujido de enaguas de seda y el refulgir de piedras preciosas, la rubia y excitada princesa Sofia se encaramó a la cama de Camila.

Te he echado de menos -dijo Sofia, pasando los brazos por el cuello de su hermana-. Por favor, no me digas que me comporte y que me vaya. He viajado toda la noche con la mujer más divina del mundo tan pronto me enteré de que estabas lo bastante bien como para recibir visitas. -Abrazó más fuerte a Camila.- Me dijeron que casi habías muerto.No habría soportado tener que ser reina.

Camila, sonriendo, abrazó a su hermana de dieciséis años.

A mí tampoco me gustaría que lo fueras.

¿Vas a decirme que me vaya? Dime, así no me pongo cómoda.

No; no lo haré. Cuéntame qué ha pasado durante mi ausencia.

Sofia se estiró en la cama y Camila pensó, celosa, que era muy hermosa y que lo era en un sentido moderno. Vestida en traje de baño ganaría cualquier concurso de belleza en América. Era una lástima que tuviera cerebro de algodón.

Igual que siempre. -Sofia suspiró.- Aquí nunca pasa nada. Pero tú fuiste a América. ¿Estaba llena de soldados? ¿Eran todos tan increíblemente apuestos como mi soldado norteamericano?

¿De qué se trata todo esto? -preguntó Camila vivamente-.

¿Te has vuelto a enamorar?

No me regañes, Camila; por favor no lo hagas. El abuelo la ha contratado para algo relacionado con los campesinos, y ese apuesta soldado me ha permitido acompañarla a recorrer el campo. Incluso me dejó ir a su lado en el asiento delantero.

Actuaba como si me rechazara, pero logré imponerme. Es sumamente apuesta y también muy inteligente, según dice el abuelo. Oh, Camila, te encantará; por lo menos espero que así sea, porque el abuelo la envió a trabajar contigo.

¿Conmigo? ¿Haciendo qué?

No sé, pero creo que es posible que nos ponga a todos en orden. Nunca he visto a alguien que guste tanto al abuelo, Se sentaban, bebían y se contaban historias de lo más vulgares. Ned casi se muere, pero la verdad es que jamás he visto a nuestro abuelo tan complacido.

Camila se levantó de la cama.

Me gustaría que fueras al grano. ¿Qué hace aquí esa norteamericana? ¿Ha venido por el vanadio?

Sofia comenzaba a cerrar los ojos.

Camila, ¿puedo dormir aquí contigo? Mi dormitorio está tan lejos... Llama a alguien para que me desvista y me traiga mi camisón.

Ven -dijo Camila impacientemente-. Yo te ayudaré a quitarte la ropa y puedes ponerte un camisón mío.

A Sofia se le dilataron los ojos.

¿Ponerme el camisón de otra persona?

No seas tan remilgada. Yo he dormido en sábanas que ha usado otra gente.

¡No!-dijoSofiaahogadamente,sorprendidahastael punto de enmudecer.

Camila hizo levantar a su hermana y comenzó a quitarle la ropa.

¿Estás segura de que sabes hacer esto? -preguntó Sofia.

Ayudaría que no fueras un peso inerte. Levanta los brazos. Ahora, dime ¿para qué ha contratado el abuelo a esta norteamericana?

Creo que para algo sobre presas. ¡Es tan atractiva! ¡Ay! Creo que debo llamar a mi ayuda de cámara.

LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora