Capitulo 13

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A la mañana siguiente la despertó un ruido espantoso. Al abrir los ojos se encontró con la teniente Jauregui tendida a su lado, sobre el cobertor. Roncaba a pleno pulmón. Ella no la había oído volver al cuarto.

Sonó el teléfono, pero estaba al otro lado de la cama y ella no estaba dispuesta a cruzarse sobre el cuerpo de esa mujer para atender. Lauren levantó el auricular al sexto timbrazo.

Sí, habla Jauregui -Escuchó con atención por un momento. Después se volvió para mirar a Camila.-Sí, está aquí conmigo. Sí, en la misma cama, aunque eso no es asunto que le incumba.-Apartó el micrófono de su boca.-¿En cuánto tiempo estarás lista para viajar a Cayo West?

En cuanto alguien prepare mi equip

Una hora –interrumpió Lauren.-. Pase a buscarnos dentro de una hora.-Dejó el auricular en su sitio y se incorporó Las esposas norteamericanas preparan su propio equipaje. Y también el de su esposa . Ay, qué endiablado dolor de cabezaPuedes comenzar mientras yo me ducho.

Camila no tenía intención de obedecer. Llamó al servicio de comedor y pidió su desayuno. Después abrió una revista que tenía fotografías del señor Gary Cooper.

Minutos después Lauren le arrebató la revista de la mano.

¿Qué basura es ésta? ¿De dónde la has sacado? ¿Y por qué no te has vestido todavía? Deberías tener ya preparadas varias maletas. Oye, princesa: si quieres ser norteamericana, debes hacer un esfuerzo por aprender. ¿Cuántos libros de historia leíste anoche?

Los mismos que tú. Si crees que voy a guardar tu ropa

La interrumpió un fuerte golpe a la puerta y una voz que anunciaba:

Servicio de comedor.

Al ver que ella había pedido desayuno para una sola persona

Lauren se puso furiosa. En su opinión, Camila no tenía idea de lo que representaba el papel de esposa. Ella señaló que difícilmente hubiera podido pedir un desayuno para ella sin conocer sus gustos. Lauren apuntó que, obviamente, a ella le interesaba muy poco ser norteamericana o ayudar a Lanconia.

Ante eso Camila dejó de discutir. Con mucha seriedad, tomó el teléfono para pedir un segundo desayuno, según los requisitos que ella indicó con un detestable aire de suficiencia.

Le costaba recordad cómo había llegado a estar bajo el imperio de esa mujer aborrecible. Trataba de pensar en Lanconia, pero resultaba difícil. Ella se sentó a comer, mientras ella trataba de hacer las maletas y de comer sus huevos en plena tarea. Lauren comía y ella trabajaba. Lauren leía el periódico y ella trabajaba.

¿Por qué hacen esto las mujeres norteamericanas? - murmuró.- ¿Por qué no se rebelan?

¿Todavía no estas lista? -preguntó Lauren,impaciente.-

¡Cuánto tardan las mujeres en vestirse!

Ella le miró la espalda y se imaginó golpeándola con una maleta. Las lecciones maternas sobre la conducta principesca no la habían preparado para esa situación. Sonó el teléfono. Era un soldado, para decirles que el vehículo los esperaba abajo.

Las esposas norteamericanas, ¿también cargan su propio equipaje? -preguntó ella, con aire inocente.

Si así lo quiere la esposa, sí -fue la respuesta.

Lauren llamó al mozo, que trajo un carrito para transportar el amplio equipaje de Camila.

Hicieron el viaje en un avión militar para el transporte de tropas. En esa oportunidad nadie se había esforzado por dar un aspecto lujoso al interior. Lauren dormitaba en su asiento. Sólo abría los ojos de vez en cuando, para asegurarse que Camila no abandonara su libro de historia. La había interrogado

LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora