Capitulo 10

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"Que creen me e tardado en actualizar , pero a valido la pena ya me leí toda la novela , a mi gusto esta buena, me reí , me gusto lo suficiente para sacrificar mi sueño y desvelar me por ella. Les comento que no se me desesperen por el Smut ya me se acerca solo sientan la tensión sexual que se cargan. No están especifico, pero si lo suficiente para decir wooow que romántico , es del smut que no te fastidia tanto esta en termino satisfactorio para tener una buena lectura . bueno ese es mi reporte a mi gusto. Buena lectura espero y les guste tanto como a mi"

Uno a uno, todos interrumpieron lo que estaban haciendo para mirarla con fijeza. Después de un breve instante de absoluto silencio estalló un verdadero infierno. Desde todos los corredores llegaron soldados con armas para sujetarla.

Que nadie me toque-pidió ella, mientras la levantaban en vilo.

Me di cuenta de que era alemana en cuanto la vi-se oyó decir a una mujer.

La llevaron por un largo pasillo. La gente salía de las oficinas para mirarla. Camila agradeció al cielo que el sombrero, deslizado hacía adelante, le ocultara la mitad del rostro; para sus adentros, juró que jamás volvería a salir de Laconia.

Después de un tiempo que pareció un siglo, los soldados la dejaron caer en una silla.

Echémosle un vistazo-dijo una voz muy enojada.

Camila levantó la cabeza y se echó el sombrero hacia atrás para clavar los ojos en el general Brooks.

Me alegro mucho de volver a verlo-saludó, con la mano extendida, como si estuviera en una recepción de gala.

Los ojos del general se desorbitaron.

¡Afuera!-ordeno a los muchos soldados que se agolpaban en el despacho.

Peropuedeserpeligrosa-observóunhombre,que apuntaba a Camila con una fea pistola negra.

Y a me las arreglaré para dominarla-respondió el general, sarcástico. Cuando estuvieron solos se volvió hacía la joven-:

¿Su Alteza Real?-Le tomó la mano con suavidad.-La última noticia que tuve de usted fue que estaba en Virginia.

Esa no soy yo, sino alguien que se me parece. El general la miró por largo rato.

Pediré que nos sirvan el té y conversaremos.

Camila comió todo lo que había en la bandeja. Después se pidió el almuerzo. Y el general seguía haciéndole preguntas. Le hizo repetir todo lo que habían hecho en Lanconia minuto a minuto. Quiso saber todo cuanto pudiera ayudarle a estar seguro que ella era la auténtica princesa.

A las dos la hizo llevar a una pequeña sala para que pudiera descansar. A las tres y media la condujeron a un cuarto, donde cuatro generales y otras dos personas en ropas de civil le hicieron repetir nuevamente toda la historia.

Durante todo ese tiempo ella no demostró impaciencia, enfado ni fatiga. Comenzaba a comprender la seriedad del asunto. Si esos hombres no la creían, si no la ayudaban a volver a su país, lo perdería todo: su identidad, el pueblo al que amaba y su propia nacionalidad. Y Lanconia tendría por reina a una impostora: una mujer carcomida por la envidia, que seguramente no deseaba el bien del país.

Muy erguida en su silla, respondió a todas las preguntas, una y otra vez.

A las diez en punto la enviaron de regreso al hotel, con custodia armada. Una auxiliar femenina le preparó el baño y (Camila lo adivinó en seguida) revisó sus ropas. La joven permaneció en la bañera hasta que se le arrugó la piel, sólo por dar a la mujer tiempo suficiente. Era ya media noche cuando pudo, por fin, irse a la cama.

LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora