FINAL

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Después de bajar de la limusina, Camila caminó erguida en dirección al campus situado detrás del edificio de la Academia de Ciencias de Lanconia. Las blancas paredes de yeso reverberaban bajo el sol y hacían que le dolieran los ojos hinchados. Aunque llevaba un sombrero con un pequeño velo sobre el rostro, sabía que la irritación de sus ojos era claramente visible.

Habían transcurrido dos semanas desde el encuentro de Lauren con Freddie en el pasaje subterráneo. Freddie no había muerto; sino que había sido herido, pero la Guardia Real le había dado tiempo suficiente para quedarse solo en la biblioteca con una pistola cargada y tomar la salida honorable de descerrajarse un tiro en la sien. La historia oficial había sido que había tenido un accidente mientras limpiaba su arma. La única que había cuestionado esa explicación había sido la tía Sophie.

¿Freddie limpiando su arma? ¡Pamplinas! Jamás oí nada más ridículo. ¿Qué lo mató realmente? -Nadie le dio la respuesta.

La teniente Jauregui había abandonado Lanconia a la mañana siguiente sin despedirse absolutamente de nadie.

Inmediatamente después de su partida, Shawn se había vuelto tan posesivo que Camila le había dicho que se marchara de Lanconia y de su vida. No estaba segura de si quería el reino o el uranio. Ciertamente, a ella no.

El joven Frank Taggert se había quedado en el país para ayudar con los motores, pero, a pesar de su tamaño, no era más que un muchacho y una lluvia repentina había arruinado muchos viñedos y las uvas que se habían salvado no podían ser bajadas al pie de la montaña con la rapidez suficiente.

Horas después de la partida de Lauren., Camila se hallaba en la casa de su abuelo, furiosa con él por no haberle dicho nada acerca del uranio.El rey había contestado que ella estaba más

enfadada con la cobarde partida de su esposa que por los secretos que había guardado. Había defendido a Lauren., pero no por mucho rato. Había regresado al palacio y se había enterado de la noticia del suicidio de Freddie. Sus órdenes habían sido que se preparara un funeral real para él.

Se había reunido en el Salón de Guerra con todos los involucrados en poner a Kathy Jauregui en el lugar de la princesa Camila. Ni siquiera las reverencias, disculpas y casi humillaciones a que había estado dispuesto a someterse el camarero mayor, habían conseguido alegrarla y sacarla de su depresión. Lady Werta casi se había desmayado y había susurrado que le gustaría renunciar al servicio de Su Alteza. Camila le había asegurado que todo lo que había hecho había sido por lealtad a la verdadera princesa y le había concedido la Orden del Escudo Azul por su patriotismo.

También se había encontrado con su prima Cissy y le había agradecido todo lo que había hecho por Lanconia. Esta estaba feliz de que Camila estuviera viva y en perfecto estado de salud, y lo único que había pedido como recompensa había sido un banquete, porque sufrió hambre tanto con los lanconianos que la habían sustituido como con el gobierno norteamericano que la había mantenido prisionera. Salvo ella, todos creían que debía perder peso. Camila la había complacido ordenando un banquete que Cissy había tardado tres días en comer.

Luego, como si no le bastara su propia desgracia, un comité de lanconianos le había presentado una petición solicitando el retorno de la teniente Jauregui para que continuara ayudándolos con la vid. Ella les había explicado que su vuelta era imposible; que su propio país la necesitaba.

Más adelante se había enterado, horrorizada, de que habían escrito al presidente norteamericano y que, de alguna manera, la historia había trascendido a los diarios. El breve artículo hacía aparecer al pueblo de Lanconia como campesinos atrasados e incompetentes, Y decía que necesitaban que un audaz norteamericano les administrara el

LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora