El desayuno llegó a la habitación de Camila a las ocho en punto, servido en porcelana blanca de Limoges. Toda la mañana fue casi una copia de su vida en palacio. Se sintió volver a su antiguo patrón de vida. Permitió que la esposa del embajador le ayudara a vestirse, mandó de vuelta a la cocina las frambuesas, se quejó porque los zapatos no habían sido lustrados durante la noche, y reprendió a la camarera por no poner dentífrico en su cepillo. Una parte de ella estaba en desacuerdo con lo que hacía, pero la otra parecía no tener control.
A mediodía bajó apresuradamente las escaleras, ansiosa por saludar a la teniente Jauregui. Cuando la vio sintió que desaparecía toda su arrogancia y empezó a pensar en almuerzos campestres y en la orquesta de Tommy Dorsey,
Sin embargo, la expresión de Lauren era de ira controlada. La llevó arrastrando hasta un recibidor de la casa.
De modo que me traicionaste -dijo, con los ojos negros de furia-. Jamás pensaste en poner fin a nuestro matrimonio.
No era necesario preguntar de qué hablaba.
Era la única forma de que tu gobierno me ayudara. Tenía que aceptar convertir a mi esposa norteamericana en princesa consorte.
En reina -espetó Lauren. Ella la miró.
Así que me mentiste y también a ellos. Siempre entendí este matrimonio como algo temporal.
Ella no respondió.
¿Cuándo pensabas hablarme de esto? ¿Alguna noche que estuviéramos en la cama pensabas decir: ¿Entre paréntesis, tendrás que vivir en este país dejado de la mano de Dios por el resto de tu vida? "¿Tendrás que renunciar a tu familia, al mar, a los barcos y a todo en América para pasear en un cochecito tirado por un caballo maltrecho y saludar a un montón de gente que te odiará, porque eres norteamericana? ¿Es eso lo que esperabas de mí?
Nunca lo consideré así. Sólo pensaba en mi país.
Pensaste sólo en lo que tú quenas. Déjame decirte que soy norteamericana y pretendo seguir siéndolo. No quiero vivir aquí y estoy absolutamente segura de que no tengo intenciones de convertirme en reina de juguete. No cambio mi libertad por una cárcel de oro. Me voy a casa hoy mismo. El trato del Ejército fue contigo, no conmigo. Tan pronto regrese haré anular nuestro matrimonio. Será como si nunca hubiese existido y de nuevo estarás libre para embaucar a algún
incauto para que sea tu rey. -La tomó del brazo.- Ahora, terminemos de una vez con todo esto.
El cuerpo de Camila estaba tan rígido que fue casi un milagro que no se partiera en dos. Confió en su entrenamiento real para poder llevar adelante la tarea de caminar con ella en silencio de regreso al hotel y al comedor.
Creo que tenemos que discutir --dijo ella con frialdad tan pronto se sentaron.
No tengo ganas de discutir -respondió ella de modo altivo.
De modo que ha regresado la princesa. Supongo que te has cansado de fingir que eras norteamericana. Has vuelto a ser la malcriada que conocí en la isla. ¿Se supone que debo hacerte reverencias? ¿Besarte la mano? Damita, deberías recibir el Osear de la Academia por tu actuación en
Cayo West. Tendrás bastante de qué reírte cuando todo acabe.
¿Contarás a tus parientes de la nobleza lo tontos que fuimos, cómo te creímos? ¿Harás tus imitaciones de Dolly, Bill y del resto de nosotros ante tus nobles de sangre azul? ¿Contarás a tu nuevo marido los actos sexuales que debiste practicar conmigo para conseguir el regreso a tu país?
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LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)
RomanceSe llamaba Camila Cabello. Es una bella y arrogante princesa de un pequeño reino europeo. Envuelta en una tormenta de intrigas, cerca de los cayos de Florida, se ve arrojada a la costa, a los brazos de la arrebatadora Lauren Jauregui, oficial de la...