Capitulo 5

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Al levantar la vista se encontró con la mujer, de pie a su lado. Llevaba una camisa desabotonada que dejaba al descubierto buena parte de su abdomen. Era imposible mirarla de frente.

¿Tienes hambre? -preguntó.

Sí -respondió Camila.

Ella le mostró varios peces enganchados en una línea, pero la muchacha apartó la vista. La mujer dejó caer los peces en una mata de hierba y se dedicó a recoger leña.

Mira, creo que comenzamos mal -dijo.-Tal vez es cierto que me mostré demasiado amistosa. Quizás eso de recibir un disparo antes del desayuno me alteró un poco el ánimo. ¿Qué te parece si volvemos a empezar? Me llamo Lauren Jauregui.

Ella se volvió a mirarla. Estaba en cuclillas ante una fogata, sobre la cual había puesto los peces ensartados en varillas. Ella se parecía más a un vagabundo, que a una mujer correcta.

¿Cómo te llamas? -preguntó ella, sonriéndole.

A ella no le gustó esa sonrisa, demasiado familiar. Era necesario acabar con eso de inmediato.

Puedes llamarme Su Alteza Real -respondió, apretando lo dientes.

La mujer apartó la vista, ya desaparecida la sonrisa.

Bueno, princesa, como gustes. Toma. -Y le presentó un pescado ensartado en su palillo.

Ella lo miró, atónita. Como princesa, debía comer cuanto se le ofreciera, pero ¿cómo se comía eso?

Toma -añadió Lauren., dejando caer el pescado en una hoja de la palmera. -Atácalo.

Camila miró con horror la presa. Para colmo de males, la mujer estaba a punto de sentarse al otro lado del fuego con su propio pescado.

No puedes-exclamó.

¿Quénopuedo?-inquirióla mujer,mirando lade soslayo, con un trozo de pescado a medio camino.

No puedes sentarte conmigo. Eres plebeya y yo...

¡Esto ya es demasiado! -gritó ella, levantándose de un brinco-¡Me tienes harta! Primero arriesgo la vida para salvarte y, en vez de darme las gracias, me sales con que eres de la realeza y no puedo tocarte. -El tono de su voz era una burlona imitación. -Te traigo comida y no la pruebas. Me ordenas llamarte Su Serena Alteza y...

Su Alteza Real -corrigió ella.

¿Qué? -balbuceó Lauren

Soy Alteza Real, no Serena. Soy princesa de la corona. Algún día seré reina. Debes dirigirte a mí con el título de Su Alteza Real. Además, tienes que llevarme inmediatamente a la base naval. Y necesito cuchillo y tenedor.

Lauren dijo algunas palabras que su profesor de inglés no le había enseñado. ¿Era posible que estuviera enojado? Camila no logró imaginar por qué. Tendría el honor de acompañarla hasta la base; era algo que podría contar a sus nietos.

Era preferible pasar por alto los arrebatos de los plebeyos. La falta de educación y de buena crianza los hacía muy emocionales.

Me gustaría partir en cuanto terminara de comer. Si lavas el Cuchillo que tienes a la cintura, comeré con él.

Lauren sacó el Cuchillo del cinturón, lo abrió y lo arrojó con la punta hacia abajo, clavándolo en tierra a dos centímetros de la mano de Camila. Ella no hizo siquiera un gesto. Los plebeyos son imprevisibles... y de un temperamento peligroso. Es preciso enseñarles desde un principio quién tiene la autoridad.

Tomó el Cuchillo e hizo con él un ademán autoritario. -Ya puedes retirarte. Prepara el bote, que en seguida estaré lista.

Lauren dejó escapar una risita. Menos mal; al menos, estaba de mejor humor. No podía dejar de comprender que se estaba comportando como una niña.

LA PRINCESA(ADAPTACIÒN CAMREN-G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora