Capítulo 8

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Mía abrió los ojos y esbozó una sonrisa sincera al mismo tiempo  encontró de lo más amorosa la familia Kavanagh, quien adopta una adolescente con sólo ser sus padrinos? Pues nadie, en los tiempos donde sólo reina el egoísmo e intereses propios.
-Tienes novio Mía? Eres preciosa pequeña para no tener a nadie.- dijo Ethan tanteando el terreno para ver hasta donde podía llegar con ella que para él era lo más inocente y dulce que había visto en su vida.
- No Ethan, no tengo pues el hecho de tener dos hermanos mayores no te dejan casi conocer chicos, sólo en la secundaria pero eran todos sólo testoterona y nada de cerebros. Si tienes buen culo y muchas curvas te tomaban atención, ser un poco nerd no cuenta-. Dijo riendo Mía para que apareciera el chico con los Capuchinos y mirando otra vez a la chica y que a Ethan ya le empezaba otra vez a molestar.
-Se les ofrece algo más?- No gracias ya te puedes retirar.- Ethan le hizo una mueca al mozo y este le hizo un giño a Mía, Ethan lanzó un retalia para si mismo murmurando algo que Mía no alcanzó a escuchar.
-Te falta un año para salir de secundaria, que quieres estudiar Mía?
-Oh me gustaría mucho estudiar Moda y Diseño Textil...se que la capital de ello es París...pero es un sueño.-.
-Porque no habrías de lograrlo pequeña? Sólo debes tener las ganas y no bajar los brazos.- Ethan le daba una sonrisa y ella lo miraba fascinada por la forma de hablarle, pero Ethan era un Casanova, era parte de su teatro para acostarse con la chica, sabía de sobra que era virgen  pues Ethan desde que se estrenó en la cama con chicas aprendió rápidamente quienes eran las lanzadas y las tímidas; pero una virgen no siempre aparecía en tu camino.
-No sé, he hecho algunos diseños, quieres ver? Los tengo en mi celular. Le sacó fotos para ver si son originales los  míos o ya están por ahí.- Ella sacó su celular, deslizó el dedo a través de la pantalla y apareció una foto del bosquejo de Mía y Ethan lo miró. Lo último que esperaba era ver la silueta de una mujer en ropa interior muy bien hecha con sujetadores reveladores y casi no tapaba el pezón del dibujo, y las bragas con hilo a los costados y de espaldas era un pequeño corazón casi a la altura del coxis, era en serio? Dibujaba muy bien para ser sólo un bosquejo de ropa íntima. No esperaba ver eso y lo peor era imaginarla a ella en esa lencería.
-Wow, desde cuando haces esto Mía? Son muy buenos. Te verías preciosa en ese diseño de ropa interior.- Se puso como un un tomate listo para salsa del rubor por el cumplido de Ethan, soltó una risita ella para levantar la cara y quedar tan cerca de su mentón que el olor de la esencia masculina de él le entró por las fosas nasales haciendo que su cuerpo reaccionará de una manera que ella no sabía que era porque sintió el sujetador completamente tirante en la puntas de sus pezones.
Ethan se dio cuenta que a Mía se le notaba su pezones en la blusa de seda que llevaba pues era tan ajustada que se le notaba todo el atributo femenino que la madre naturaleza le había dado. Lo que el no esperaba es que su pantalón comenzará a ponerse tirante en la entrepierna. Ella olía tan bien que bajo la cara y le estampó un beso suave.
Sintiendo los labios de ella, él le puso una mano en su pelo y el olor de este le puso el pulso a mil, la chica olía a algo dulce, no sabía bien pero era como algo frutal y los labios el sabor era rico, sacando un poco la punta de la lengua Mía abrió más la boca para dar paso a que Ethan la recorriera por completo explorando y queriendo más. La falta de aire los hizo separarse y mirarse para que Ethan se diera cuenta que los ojos de Mía eran únicos y no vería una chica así de hermosa en cualquier parte.

- Eres preciosa pequeña, te incomode?

-No....por supuesto que no, es sólo que no me habían besado así... de esa manera.- A Mía el beso le revolucionó las hormonas a mil y el calor que emanaba Ethan no ayudaba en nada. Él contiendo las ganas que tenía de seguir con aquello, le acarició la mejilla y le dio un beso más suave o no se contendría y haría cosas más osadas todavía a plena luz del día en un café público.
Pidieron la cuenta y salieron de ahí, pasandole un brazo por los hombros caminaron hasta llegar al auto de Mía.

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