En el primer instante que le vi supe que sería el amor de mi vida, el chico que haría temblar todos mis cimientos y mi perdición. Y en el primer momento en el que le mentí, supe que me odiaría durante el resto de nuestras vidas.
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La mañana del viernes, Valerio se me acercó para invitarme a una red party, en la que obviamente todos deberíamos ir vestidos de rojo, me extrañó que viniera él personalmente hasta a mí cuando disfrutaba de un libro y un café en el patio a la hora del descanso, después de haber estado toda la mañana evitando a Guzmán. Porque sí, no es que me arrepintiera, pero fue un momento de necesidad y yo ahora me sentía mal porque engañó a su novia conmigo.
─ Buenos días, preciosa. ─Valerio se sienta en una silla frente a mí, le echo un vistazo rápido pero vuelvo a mi lectura─. No nos han presentado como debíamos, yo soy Valerio... es un honor estar delante de una chica tan guapa como tú.
─ Ya. Ya sé quién eres, ─no es que me cayera mal, solo me divierte. Él sonríe de forma orgullosa y divertida, y yo cierro el libro─, soy Isabella.
─ Pues mira, da la casualidad de que yo también te conozco... eres la amiga de Guzmán, esa tan íntima, ¿verdad? ─al escuchar aquello casi me atraganto con el café, a pesar de que sé que los tiros no van por donde yo creo.
─ Exacto, desde la infancia. ─limpio la comisura de mis labios con la servilleta, después suspiro y le observo con impaciencia─. Querías algo, dispara.
─ Pues sí mira, voy a celebrar una red party y me encantaría que vinieras, ¿qué me dices?
Me lo pienso un par de veces, pero me quedo en silencio, porque yo sé que en realidad no quiero ir a esa fiesta de la que me habla.
─ La verdad es que no estoy para fiestas... te agradezco la invitación, Valerio, pero me quedaré cocinando algo con mi padre.
─ Qué lástima... ─murmura, chasqueando la lengua.
─ Miedo me da preguntar qué es lo que te pasa ahora.
─ Lo que me pasa es que Guzmán también va a ir.
─ Ya... ¿y?
─ Oh, vamos. ─rueda los ojos, y se levanta para luego sentarse al lado mía─. No te pienses que creo que eres estúpida, ¿o me vas a decir que ves a Guzmán divertirse mucho últimamente?
─ Sí, y me resulta extraño porque las demás veces está irritante y... ─me quedo en silencio, y así Valerio sabe que he encajado las piezas, señalándome varias veces con una sonrisa─. ¿Se droga?
─ ¡Bingo!
─ Claro, y ahora me vas a negar que tú eres el pepito grillo de su cabeza diciéndole que se meta esa puta mierda por la nariz, ¿no?
─ Yo asumo las consecuencias señorita, y me declaro culpable de ello. ─bufo, sé que no toda la culpa es de él, porque Guzmán es el que ha aceptado─. Pero tampoco soy imbécil, y sé que los dos tenéis un vínculo muy fuerte, así que si alguien puede sacarle de esa mierda... eres tú, linda dama.
