Los rayos de sol atraviesan la ventana proveniente de la habitación de Guzmán y proyectan la pálida piel de Isabella, profundamente dormida al lado de una figura masculina que sonríe como un idiota al verla, parece un ángel. La chica del pelo rojo sigue con los ojos cerrados, aguantando las ganas de sonreír porque es consciente de que su novio está mirándole cada mañana, y Guzmán finge creer que ella sigue durmiendo; como todos los despertares que pasan juntos.
─ Bueno, ya que parece que una personita de aquí no quiere despertar, tendré que hacer algo para que se levante y no lleguemos tarde...
Y una sonrisa nace en el rostro sabiendo lo que viene, a continuación una hilera de risas descienden desde su boca en el momento que este se abalanza sobre ella y comienza a hacerle cosquillas, Isabella se revuelve y patalea con él encima pero con cuidado de no hacerle daño sin querer. Guzmán pagaría todo lo que tuviera por verla así siempre, estaba tan feliz de poder estar con la chica que era la de sus sueños y de la que estaba enamorado, en esos momentos se preguntaba por qué había perdido tanto el tiempo durante esos años.
─ ¡Para, para!
Las últimas carcajadas van apagándose para brindarle una cálida sonrisa en lo que acaricia su mejilla, siente como un escalofrío recorre su nuca en el momento que su cuerpo desnudo es abandonado por las sábanas A Guzmán le gusta verla desnuda y es un sentimiento recíproco pero saben de sobra lo que puede pasar, y no se pueden permitir llegar tarde al instituto.
Le deja ducharse primero a ella para que tenga más tiempo y efectivamente, no tarda más de veinte minutos en lavarse el pelo, vestirse con el uniforme y secarse el cabello; así preparaba el desayuno en lo que su novio terminaba de prepararse.
Su móvil le notificó de que le llegaba un mensaje, que bien podría ser el mejor de su vida o una triste noticia. Se pasó todo el desayuno en silencio y mientras se lavaban los dientes, Guzmán percibió que pasaba algo con su novia, por lo que, antes de que pudiera volver a la habitación, la tomó de la cintura y dejó un tierno beso en su frente.
─ ¿Qué pasa?
Su clara mirada se fija en la verde de su chica, esta no le observa pero tras un suspiro, alcanza su móvil y se lo extiende; mostrándole un mensaje de admisión a la universidad que ella tanto añoraba acceder. Y Guzmán se siente el chico con más suerte del mundo, se siente orgulloso por ella.
─ ¡Mi amor, eso es genial! ¿Por qué tienes esa cara triste? Es una muy buena noticia.
E Isabella sintió lo mismo, la más afortunada por tener un novio así.
─ Porque vamos a estar separados, Guzmán...
Ahí es cuando el muchacho cayó en ese pequeño pero enorme detalle, aquello le entristecía pero no podía dejarle aquel sabor a la pelirroja, tenía que cumplir sus sueños y él no se permitiría retenerla por nada del mundo, ya llorarían cuando llegase el momento. Así que, se tomó la liberta de extender la mano hacia la mejilla ajena para acariciarla y apartar su pelo, poniéndolo detrás de su oreja; hizo que le mirase levantando suavemente su barbilla. Tenía el rostro lleno de tristeza, a Guzmán le partía el corazón verla así pero en lugar de eso sonrió, provocando otra pequeña en Isabella.
─ Nos veremos muy a menudo, Bella. Te lo prometo, no permitiré que nada ni nadie nos separe, no después de todo lo que hemos pasado. Sería un completo imbécil si dejara que eso ocurriera, y yo no lo voy a hacer. ¿Vale? Así que, alegra esa cara tan bonita que tienes y dame un beso.
Era ahí, con él. De pronto Isabella lo supo, nada ni nadie conseguiría separarle, así que admiró los ojos impropios y tras unos segundos sonrió; se acercó a sus labios y le besó, tal y como le había pedido. Guzmán siguió el beso encantado, aprovechando y bebiendo de este, al máximo; sus manos descendieron hasta los glúteos femeninos y ella tuvo que ponerse unos segundos de puntillas, cortando el beso por una tonta risa.
─ ¿Otra vez? ─Susurró divertida contra los belfos masculinos al percibir sus acciones más intensas y sus respiraciones más agitadas, no hacía ni once horas que habían acabado tal y como aquello iba a terminar─.
Guzmán también rio, descendiendo los besos por el cuello de la chica, haciéndole suspirar y cerrar los ojos en el proceso. Siempre le mantenía viva.
─ No lo puedo evitar, me gustas mucho.
Volvieron a reír, deshaciéndose de los zapatos. La subió sobre el lavabo, riendo y queriéndose; amándose como habían hecho siempre y últimamente podían consumir más a menudo. Al final, acabaron llegando tarde al instituto aquel día.
Ander confesó aquel mismo día delante de toda la clase que tenía leucemia, cuando apareció con el pelo rapado. Polo no dudó en apoyar al que había sido su amigo, al menos yendo a su casa para hablar y acompañarle en las quimios pero eso a Guzmán no le gustó. Él, que fue a hacerle una sorpresa a su amigo y se los encontró juntos, para su sorpresa, se volvió cabreado a casa de su novia; a la que se lo contó todo. Isabella, por mucho que pudiera llegar a odiar a Polo, no estuvo de acuerdo con su novio y lo habló con él, tenía que comprender que su amigo estaba enfermo y que tal vez no tuviera todo el tiempo del mundo para seguir peleado con nadie. Y a pesar de que sabía que Guzmán había acabado comprendiéndolo, el chico siguió en sus trece, su orgullo no cambiaba.
Pero a pesar de eso, al día siguiente en aquel hospital que Ander ya parecía conocerse como la palma de su mano, no faltó. Aunque Polo estuviera allí, a un lado del chico enfermo, al lado contrario se sentaron Guzmán e Isabella para acompañarle y darle apoyo; aunque ni se miraran con el otro muchacho.
Todo estaba tranquilo, a decir verdad, esa misma noche había una fiesta en la que habría un apagón y todos asistirían. En la casa de la pelirroja se respiraba un aire de paz cuando esta ya estaba a punto de ponerse los zapatos, Guzmán le esperaba fuera, su padre irrumpió en su habitación rápidamente con una sonrisa; tenía la respiración agitada y parecía emocionado.
─ ¡Cariño! ─Isabella se asustó, dando un pequeño respingo, sin embargo su padre se queda en completo silencio al ver la imagen de su hija; un vestido de color negro de encajes y un moño bajo. No necesitaba más─. Vaya, estás preciosa.
─ Gracias, papá.. pero, ¿te pasa algo? Cuando has entrado parecías muy motivado y no creo que sea por mi modelito.
Ambos ríen suavemente, a decir verdad el hombre tenía una noticia que realmente sabía que le iba a emocionar a Isabella.
─ Pues... han visto a Nano en el aeropuerto, cariño. El hermano de tu amigo vuelve a España, libre y sin condenas de por medio.
Efectivamente, Valeria se levantó de un salto entre risas, totalmente feliz y emocionada de que su algo por fin pudieran volver a su casa con libertad y tranquilidad. Aquella noche, en la fiesta todo fue bien para Isabella y su chico.
Sin embargo, no tanto para otros. Para la mala suerte de Rebeka, que se enteró gracias a una trampa que por culpa del chivatazo de Samuel a la policía habían detenido a su madre y estaba en la cárcel, eso rompió el corazón de la muchacha en pedazos, todo había quedado mal para ambos.
Samuel hizo aquello por un trato que hizo con la inspectora, esta le aseguró que si colaboraba iban a traer a su hermano de vuelta sin ningún cargo, pero para su desgracia a ella también la engañaron y todo fue una trampa para Nano, a quien volvieron a apresar.
Y así, poco a poco. el globo iba hinchándose poco a poco. Hasta que llegase un momento que explotara totalmente; atrayendo el caos hacia ellos.
NOTA DE LA AUTORA:
¡Hola! Hacía tiempo que no me pasaba por aquí, pero quería deciros que falta muy poquito para acabar esta temporada de Elite y tengo que esperar a que salga la cuatro, la verdad es que no sé muy bien cómo enfocar toda la historia pero ya se me ocurrirá algo, jeje.
Sé de sobra que este capítulo es un muermo y demasiado corto pero prometo más para los siguientes.
¡Muchos besos!
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ˢᵒᵐᵉᵒᶰᵉ ᵗᵒ ʸᵒᵘ ⇝ 𝘎𝘶𝘻𝘮𝘢́𝘯 ⇝﹙𝐄́𝐥𝐢𝐭𝐞 ∕
FanficEn el primer instante que le vi supe que sería el amor de mi vida, el chico que haría temblar todos mis cimientos y mi perdición. Y en el primer momento en el que le mentí, supe que me odiaría durante el resto de nuestras vidas.