Tras recoger a Rebekah ambas compramos algo de picar para poder disfrutar de una tarde tranquila sentadas en un parque, después de tanta fiesta y tanto jaleo, lo último que quería era tener más juerga. Ambas estamos sentadas una al lado de la otra, hablando de que Nadia no haya querido venir con nosotras, hacía semanas que no sabíamos absolutamente nada de ella. La cosa estaba muy tensa, Guzmán se la pasaba de mal humor la mayoría del día y lo comprendía porque a mí me pasaba exactamente igual; ver de nuevo al asesino que le rebató la vida a mi mejor amiga campando de nuevo por los pasillos como si nada me ponía de los nervios. Parecía que hasta de la cárcel se libraba y era injusto, el premio con el que le abrió la cabeza había desaparecido como por arte de magia, alguien le estaba ayudando desde fuera porque Carla confesó dónde se encontraba este, el arma homicida desaparecida, y sin eso no podrían encerrarlo. Además de que sus madres tenían mucho dinero, eran gente importante, y estoy casi segura al cien por cien de que el padre de Carla, testificó a favor de Polo y en contra de su hija, todo por no descubrir todos los trapos sucios que tiene; porque casi todos estamos convencidos de que su hija acabe en la cárcel le daría exactamente igual.
─ Qué puta mierda tía, todo en el instituto está muy tenso. Y el capullo de Samuel no sabe más que meterse en líos.
Al oír a mi amiga, no puedo evitar alzar mis cejas con cierta diversión, mientras cojo una lenguita llena de azúcar, de esas ácidas y la voy enrollando hasta que logro acabar con ella y se me saltan incluso las lágrimas
─ Rebe, deberías perdonar a Samu, no se estaba riendo de ti; lo que hizo era para tratar de que Carla confesara. Y funcionó. ¿Sabes? Hizo algo muy bueno y en teoría le salió bien si no llega a ser porque no encontrasen el trofeo con que el que mataron a Marina.
─ Podría haber contado conmigo, apoyarse en mí y le hubiera ayudado.
─ Tía, ─pongo mi mano en su hombro, en señal de apoyo y sonrío suavemente─. A mí tampoco me dijo nada, y Guzmán tampoco, que es mi novio. Yo también podría estar enfadada con él, no hablarle, pero lo perdoné porque sé que lo hizo por una buena razón; buscar la justicia y la paz para su hermana pequeña.
Ella tuerce los labios en una mueca, pensativa, y algo me dice que en el fondo le he ablandado con el tema, ojalá se arreglaran pronto. Aunque también sé, definitivamente, que está algo celosa de Carla porque siente cosas obvias por Samuel. Guzmán y yo lo hemos hablado porque él también se ha dado cuenta, pero le advertí de que no le comentara nada del tema a Samuel porque si no, lo mataría.
─ ¿Qué harás? ─Rebekah me interrumpe de nuevo en mis pensamientos, provocando así que girase mi rostro hacia ella, un tanto confusa porque no sabía de primeras sobre qué estaba hablando─. Sobre el juicio contra Polo, me refiero. Ese cabrón se merece pudrirse en la cárcel por lo que hizo.
Su pregunta me desconcierta, y no precisamente porque me haya pillado por sorpresa o porque no sepa de qué estaba hablando. Lo tenía muy claro desde el momento en el que supe que iba a haber una vista, declarar, algo muy obvio. La inspectora me citó en comisaría para comentarme el tema cuando Polo fue liberado; recuerdo que tuvieron que darme un tranquilizante porque solo pude romper cosas a mi alrededor debido a la impotencia, pero ella jamás me juzgó por ello ni me detuvo, ni me esposó; la inspectora tuvo paciencia conmigo porque me entendía e incluso llamó a Guzmán para que fuera a estar junto a mí mientras nos ponía al tanto de todo. Para cuando terminó yo ya estaba algo más tranquila, aunque con un nudo en el pecho y siendo yo la que tenía que calmar entonces al ojiazul. Ella me aseguró que no habría ningún problema si no quería declarar no pasaba nada, que nadie podía obligarme e incluso Guzmán me alentó a no hacerlo porque consideraba que ya suficiente había sufrido pero, ¿qué clase de persona sería si no lo hago?, ¿qué tipo de amiga sería si eso ocurriera y yo lo permitía?
ESTÁS LEYENDO
ˢᵒᵐᵉᵒᶰᵉ ᵗᵒ ʸᵒᵘ ⇝ 𝘎𝘶𝘻𝘮𝘢́𝘯 ⇝﹙𝐄́𝐥𝐢𝐭𝐞 ∕
FanfictionEn el primer instante que le vi supe que sería el amor de mi vida, el chico que haría temblar todos mis cimientos y mi perdición. Y en el primer momento en el que le mentí, supe que me odiaría durante el resto de nuestras vidas.