Famous Last Words 1 • Gerard Way

6.

Me sequé una lágrima negra que bajaba por mi mejilla, llena de maquillaje.
La gente nos aplaudía de pie, nos silbaban.
Miré a los chicos, quienes me veían con una mirada de orgullo.
En eso, el señor Addams subió al escenario y esperó a que los aplausos se apagaran para poder tomar el micrófono y hablar.

- ¿Qué tal estuvo eso, Inferno? - la gente se animó de nuevo. - Bueno, chicos, ahí lo tienen - nos dijo.- ¡Felicidades, The Pretty Reckless!

Luego de un saludo y algunos aplausos más, los chicos y yo nos bajamos del escenario y nos dirigimos al camarín, donde nos abrazamos llenos de lágrimas.

Lo habíamos logrado. Había sido un éxito y yo no conseguía parar de llorar. No conseguía calmarme, tampoco logré aplacar mi llanto, que era cada vez más intenso.

-¿Vanya, estás bien? - preguntó Kellin, preocupado al ver que no paraba de soltar lágrimas.

- Lo extraño mucho, chicos. Jamás supe nada de él, no quiso siquiera conocerme y murió en plena huida, y me siento mal, porque esto no debería haber pasado. Podría haberlo conocido, pero ni siquiera sé cómo lucía, jamás he visto siquiera una fotografía suya, no sé su nombre, es como si no existiera - dije sin respirar, en un ataque. Comencé a hiperventilar y me estaba costando respirar.

- Okay, siéntate - dijo Sophie llevándome al sofá - eso es. Respira. Despacio.

Yo estaba sentada en el sofá, con la cara escondida en mis manos. El padre de Kellin había ido por agua, y mis amigos estaban agachados en el suelo, tratando de calmarme.

- No sé de dónde vengo, no sé si me parezco a él, no sé nada sobre su familia.

- Bueno, ¿Sabes qué? Nos vamos de aquí - dijo Kellin levantándose y tomando su teléfono. - ¿Papá? Sí, escucha, vamos a llevarnos a Vanya de aquí, no está bien... Bueno. Adiós.

- ¿Tu mamá sabe que estás aquí? - me preguntó Sophie. Yo negué con la cabeza, aún llorando y tapándome la cara.

- Acabo de escribirle a Geoff, ahora mismo nos vamos de este lugar.

Pocos segundos después, el susodicho apareció nervioso en el camarín.

- Santo cielo, Vanya, ¿Estás bien? - dijo asustado. Yo negué.

- Vamos a llevarla a Blockbuster a que se relaje un poco, ¿Nos acompañas?- le preguntó Kellin, recibiendo una respuesta afirmativa.

Me ayudaron a ponerme de pie y salimos. No quería estar ahí.
Al llegar al salón, oímos muchos gritos y vimos gente corriendo. ¡¿Qué estaba pasando?! Comencé a asustarme. En eso apareció el señor Quinn, el papá de Kellin. Nos respondió sin que preguntemos, por las caras que teníamos debía ser bastante evidente la duda.

- Tranquilos, es que alguien famoso acaba de entrar y la gente se volvió loca.

Volvimos la vista hacia la entrada del club: una enorme masa de gente gritando, flashes y exaltación.
Cuando vimos quién había llegado, todo tuvo sentido.
El mismísimo Gerard Arthur Way Lee acababa de entrar en el Inferno, acompañado nada más ni nada menos que el legendario Ray Toro.

Nos quedamos boquiabiertos. Sophie y Kellin se miraron.

- Ya mismo tenemos que ir a tomarnos una foto. Ven, Vann. - dijo Sophie.

- Lo siento, chicos. De verdad necesito aire, además tengo todo el maquillaje corrido y estoy toda roja. Y hay muchísima gente, es imposible que se tome una foto con nosotros. Por favor, necesito salir de este lugar lo antes posible.

Kellin fue a buscar nuestro dinero y a agradecerle al señor Addams, mientras Sophie, Geoff y el señor Quinn me acompañaban a la calle.
No había otra forma de salir que no fuese la puerta principal, por lo que debíamos atravesar la avalancha de fanáticos gritones.
Muy lentamente y con gran dificultad, nos íbamos abriendo paso, yo iba con la vista gacha. No quería que me vieran así cuando un rato antes estaba triunfante sobre el escenario.
Soy una persona muy orgullosa.
Levanté la vista y por un micro segundo, los miré.
Casi me morí cuando uno de ellos me devolvió la mirada.
¡Gerard Fucking Way me estaba mirando! Mi ídolo de toda la vida estaba viéndome ser una sola mancha de rimmel corrido y la cara toda roja.
Me sentía desgraciada.
Me miró preocupado. Pero a la mierda. No estaba de ánimos ni para sonreírle a mis más grandes inspiraciones.
Volví a bajar la vista y logramos salir de lugar.