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Desperté, y un crujido de papel me hizo sobresaltar.
Por las rendijas de la ventana se podía ver el cielo rosado, lo que significaba que estaba comenzando a amanecer.
Un papel color beige estaba siendo sostenido por mi mano inerte.
¿Y eso?
Lo tomé y lo abrí.
Mi corazón dió un vuelco. No me caí porque estaba recostada.

"...Te amo con todo mi ser.
Prometo que vendré a verte seguido.
G. A. W. L."

Ahora todo tenía sentido.
Todo y a la vez nada.
¿Estaba dormida o las drogas de hospital me hacían alucinar?
G. A. W. L.
Gerard Arthur Way Lee.
¡GERARD ARTHUR WAY LEE!
No sabía por dónde empezar a pensar...
¿Era real?
Esa foto... Ese bebé podría ser cualquiera...pero en un borde de la foto se veía un tatuaje que reconocería donde fuera.
Mi madre.
Oh, se las iba a ver conmigo.
¡PASÉ QUINCE AÑOS LLORÁNDOLE A UN MUERTO QUE JAMÁS EXISTIÓ!

No tuve otra reacción que ponerme a llorar, a gritar de la impotencia.
Eso explicaba tantas, pero tantas cosas.

Mi madre entró en la habitación, el horario de visitas estaba por comenzar.

- Buenos días, cariño, mira, traje café.

- Eres una maldita mentirosa.

Se detuvo en seco, mirándome extrañada.

- ¿Qué es esa forma de hablarle a tu madre, jovencita? - preguntó ofendida, pero el rostro le cambió al ver la carta con la foto pegada.

- ¿Por qué? ¿Por qué me mentiste durante toda mi maldita vida? - grité.

- Vanya, cálmate. Escúchame.

- ¡NO TENGO NADA QUE ESCUCHAR DE TI, MALDITA MENTIROSA! ¡ME PRIVASTE DE LO QUE MAS NECESITÉ EN LA VIDA!

-Vanya.

- ¿¡Pasé quince años llorando por alguien que jamás había muerto!? ¡¡Me dijiste que había muerto huyendo de la ciudad!! ¡Y no sólo eso, me dejaste sufrir sola, creyendo que mi padre jamás me quiso, y escuchando su maldita voz cada puto día!

- Vanya, escúchame.

-¡NO, TÚ ESCUCHAME A MÍ! ...¿Como pudiste hacerme esto? Tú fuiste testigo de las incontables noches que pasé llorando, creyendo que no me quiso, que huyó de mí, cuando en realidad tú estabas ocultándome. Tú sabías la admiración que tuve toda la vida por él, y que no me dijeras algo así es imperdonable.

A estas alturas ambas estábamos llorando.

- Vanya, yo... Era una niña, los dos teníamos quince años, ni él ni yo habíamos terminado el colegio. No sabía qué hacer y sabía que la relación no duraría. Cada uno siguió por su lado...

-No. Tú seguiste por tu lado, Lindsey, arrastrándome contigo. Podías haberme evitado tanto, pero tanto dolor.

- Lo siento tanto, Vanya... Lamento que te hayas enterado así. Espero puedas perdonarme...

- Quiero verlo. - dije sin mirarla. Su sola imagen me generaba repulsión.

Ella tomó su teléfono y tecleó un mensaje.

-¿Hasta tienes el número de Gerard Way? Dios santo. - reí irónica.

Mi risa aumentó. No sólo estaba furiosa, quería matarla con mis propias manos, sino que también se me hacía demasiado gracioso el hecho de que yo siendo gran fan de MCR , mi madre tuviese el número telefónico del mismísimo Gerard Way y yo no me enterase.

Comencé a reírme cual desquiciada, por lo que una enfermera entró y me inyectó algo que me dió mucho sueño.
Mi madre se sentó en un sofá pequeño junto a la ventana mientras yo me quedaba dormida.

Famous Last Words 1 • Gerard WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora