Ya era jueves. Hoy saldría con Denis al parque de diversiones que había llegado a la costa de la ciudad. Estaba tan ansiosa. Durante la semana habíamos intercambiado algún que otro mensaje y conversábamos por las noches. Parecía bastante divertido y su gusto musical era increíble.
Mamá estaba encantada. Obviamente sabía que nos llevábamos diez años pero Denis le prometió que cuidaría de mí como si fuese su hermanita menor.
Cuando llegué del colegio comencé a prepararme para la... ¿Se podría llamar cita? No era una cita, ¿O sí? Bueno, si lo era, estábamos haciendo algo totalmente ilegal. Pero a la mierda. Había decidido usar una camisa de franela, una camiseta escrita y una falda de jean.
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Denis llegó justo a la hora del almuerzo. El plan era pasar todo el día en el parque de diversiones.
Llegó a casa en un Corvette rojo y vestía unos jeans rasgados, botas, una camiseta de Metallica y una chaqueta de cuero.
- Adiós, mamá. Denis está aquí.
- Adiós, cariño. Ten cuidado y llámame si necesitas algo, ¿Sí?
Me despedí y caminé hacia la calle, donde Denis esperaba fuera del auto y abrió la puerta del copiloto para mí.
- Hola pequeña, ¿Lista para pasar un gran día?
- Lista - dije sonriendo.
Denis rodeó el vehículo y subió en el asiento del conductor. Comenzamos el recorrido y yo encendí un cigarro.
Luego de unos veinte minutos estábamos dentro. El lugar estaba lleno de gente que iba y venía, niños corriendo, música, olor a dulce en el aire y largas filas para subir a juegos de todo tipo: Norias, montañas rusas, autitos chocadores, juegos de puntería.
-¿Y bien? ¿Por dónde comenzamos? - Dijo Denis pasando su brazo sobre mis hombros.
- ¿Qué te parece aquella montaña rusa? - dije señalando una donde justo lograbámos ver al grupo de gente que gritaba mientras el juego descendía a toda velocidad sobre los rieles.
- Empiezas rudo. Hecho.
Nos dirigimos a la fila que, por suerte, no era muy extensa.
Cuando nos tocó subir, nos sentamos juntos. Yo estaba a punto de volver loca de los nervios. Mi estómago me dolía y me costaba respirar.
-¿Vanya, estás bien?
- Le tengo pánico a las alturas - dije cerrando los ojos con fuerza.
-¿Y por qué propusiste esta montaña rusa? -rió- Si no te gusta este tipo de juegos podíamos ir a otro.
Quise contestar pero no pude, ya que el juego comenzó a moverse... Mierda, mierda, mierda...
Íbamos subiendo y tensé muy fuerte todo mi cuerpo. Tanto que no me di cuenta de algo: estaba aferrada a la mano de Denis.
