Seis; atrapadas

558 97 23
                                    

Melissa estuvo todo el fin de semana pidiéndome disculpas por dejarme sola y aunque yo le haya dicho mil veces que no importaba, esta seguía haciéndolo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Melissa estuvo todo el fin de semana pidiéndome disculpas por dejarme sola y aunque yo le haya dicho mil veces que no importaba, esta seguía haciéndolo.

—Lo siento, Kate. —se disculpa Harper cuando nos sentamos juntas en una mesa del comedor —. Si hubiera sabido que tus problemas eran tan serios nunca te habría dejado sola.

Melissa asiente en señal de estar de acuerdo con ella mientras que yo solo me encojo de hombros.

Quizás si me había enojado un poco, se suponía que no me dejarían sola, había confiado en Melissa y en la primera ocasión se fue. Pero luego de haberlo pensado, entendí que quizás yo no tenía ningún derecho de hacer que ella no se divirtiera y se la pasara cuidando de mi, por lo que rápidamente todo el enojo se fue.

—No te preocupes. Un chico muy agradable me trajo. —respondo bebiendo de mi jugo y jugando con mi corto cabello—. Además, no me estaba diviertiendo así que de todas maneras fue mejor el que me fuera.

Le había contado todo a Melissa e incluso el haber vomitado las zapatillas del chico, esta se rió toda la tarde de lo ocurrido mientras yo solamente quería morir de la vergüenza. Espero que nunca vuelva a ocurrir algo como eso de nuevo.

—Sí, incluso le presto su sudadera. —le dice Melissa a Haper, la pelirroja me mira un momento para luego sonreír, a esta se le hacían unos pequeños hoyuelos en sus mejillas al hacerlo —¿Cuál era su nombre, Kate?

Agradezco que Melissa haya omitido contar la vergonzosa situación que había vivido, ya había tenido suficiente con ella riéndose de mi como para que Harper también se uniera.

—Jonas.

La pelirroja se queda pensando un momento y veo como pestañea repetidas veces para luego decir:

—¿Cual es su apellido?

—Davis. —contesto recordando la primera clase de filosofía.

—¿Jonas Davis? —grita Harper haciendo que algunas personas nos miraran, con timidez me encojo en mi silla asintiendo —¿Un chico castaño, guapo y un poco musculoso?

—¿Lo conoces? —pregunta Melissa tocando su largo cabello para luego comer de su sándwich.

—Sí, quizás toda la universidad lo conoce. —la pelirroja se pone cómoda en su silla —. Es muy popular aquí ya que juega en el equipo de fútbol americano. Incluso por lo que he escuchado posiblemente firme un contrato con un equipo. Son muy buenos, quizás un día podamos ir a ver un partido.

Mucha gente, no gracias.

—Suena fabuloso. —concuerda mi compañera de cuarto.

—Por lo que he escuchado el chico es bastante reservado. —dice Harper para luego beber de su café.

—¿A qué te refieres? —pregunto con curiosidad. Jonas se ve más como un chico juguetón y jocoso.

—Bueno, rara vez lo ven con alguna chica e incluso solo habla con sus amigos. Tampoco va a muchas fiestas.

—¿Cómo sabes tú todo eso? —pregunta Melissa mirándola con curiosidad y algo más que no pude comprender.

—Me encanta el fútbol americano, tengo que informarme sobre el equipo, además, el chico está guapísimo. —responde haciendo que todas soltáramos una carcajada —¿Entonces solamente te dejo en tu casa o...?

Miro a Harper sin entender a que se refiere mientras esta mueve sus cejas, pero luego de unos segundos lo comprendo por lo que me sonrojo.

—Espero que no haya sido en mi cama. —dice mi compañera de cuarto riendo.

—Por supuesto que no pasó nada —digo y con solo pensarlo me dan escalofríos. Ni siquiera sé si algún día podré llegar a ese nivel con alguien.

~º~

Los días pasaron y todo fue normal. Fui a citas con mi psicólogo, atendí llamadas de mamá, salí algunas veces con Melissa y Harper e incluso vi unas pocas veces a Jonas en clases de filosofía, este me miraba y sonreía pero nunca intento acercarse, lo que no me importó, si bien era un chico bastante guapo, definitivamente no estaba buscando una relación o algo parecido.

Por suerte ya me he acostumbrado a la vida universitaria y me esta yendo bien, en casi todos los exámenes saco sobresaliente por lo que mis padres están felices, se nota en la voz de mi madre que ahora está más tranquila, al principio pensé en decirle sobre mi ataque en la fiesta pero rápidamente descarté la idea para no preocuparla, al que si se lo dije fue a mi psicólogo y este me recomendó comenzar a hacer algún ejercicio por lo que ahora salía a correr la mayoría del tiempo.

Me he acostumbrado a correr varios kilómetros y he comenzado a amar esa sensación de libertad, y sentir el viento en mi rostro con cada trote que doy.

Hoy corrí diez kilómetros por lo que cuando llego a la residencia estoy un poco sudorosa y cansada. Antes de entrar, a lo lejos veo a Jonas, este esta junto a una chica, ambos se besan junto al auto del chico, pero aparto mi mirada cuando me siento como una cotilla, aunque luego nuevamente observo a la chica despedirse y entrar a la residencia.

Afligida camino a mi dormitorio, luego de aquel espectáculo reparaba en que quizás yo nunca podré vivir algo así, el poder besar libremente a alguien o incluso tener relaciones sexuales.

Al llegar a la habitación y abrir la puerta me sorprendo al ver a Melissa y Harper en una sesión de besos en la cama de la castaña. Estas al verme quedan petrificadas al igual que yo, nunca antes había pensado que ellas pudieran estar juntas.

 Estas al verme quedan petrificadas al igual que yo, nunca antes había pensado que ellas pudieran estar juntas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aleteo de mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora