Diez; una vergonzosa petición

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Un sobresaliente

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Un sobresaliente.

Había tenido un puntaje alto en mi último examen de filosofía lo que sumaba otro más con una buena puntuación. A este paso iba a poder postular a un beca el próximo año, lo que no había hecho antes ya que mi decisión de venir a la universidad había sido apresurada y los plazos se habían acabado.

Comienzo a arreglar mis cosas pacientemente pensando en que llegaría a llamar a mamá para contarle la buena noticia.

—Hola. —dice alguien junto a mi, asustada miro a mi lado para notar a Jonas, este pasa su mano por su cabello castaño mientras me mira —. Me preguntaba si... Dios, esto es tan vergonzoso.

Lo miro con curiosidad, pensando en miles de cosas que el chico podría decirme, pero de todas esas nunca imagine lo que dijo luego.

—Quería saber si me podrías ayudar para el próximo examen. —suena avergonzado —.El profesor dijo podía pedirte tutorías o algo.

—Lo siento, pero no puedo ayudarte- —trato de sonar cortes para ocultar mi pánico y nerviosismo —, pero seguramente hay muchas personas que te quisieran ayudar

Por lo que había dicho Harper, Jonas era un chico altamente solicitado entre las mujeres e incluso hombres de la universidad, pero este sorpresivamente no era mujeriego. No entendía por qué el chico me pedía ayuda a mi.

—Haré lo que sea a cambio. —suplica Jonas —. Perderé mi beca si me va mal en los próximos exámenes. Realmente necesito tu ayuda.

Lo pienso un momento. Él había sido bueno al ayudarme el día de la fiesta, además, nunca había intentando nada extraño.

—Esta bien. —dije luego de un tiempo —. Te ayudaré.

Miro al chico y este sonreía, tenía que reconocer que Jonas era muy guapo. Su marcada mandíbula, sus ojos pardos y su aura de chico malo atraían mucho.

—Gracias. —suelta un suspiro para luego intentar darme un abrazo haciendo que me aleje rápidamente, Jonas me da una mirada extraña para luego levantar sus manos.

—Mi única condición es que no te acerques demasiado a mi. —dije haciendo que el chico asintiera.

—Bueno. —sonríe para luego pedir mi número de celular —. Te hablaré para que quedemos.

—Bueno, nos vemos. —sonrío amablemente para luego alejarme y caminar hacía la pizzería en la que me encontraría con Melissa y Harper.

~º~

—¿Entonces aceptaste hacerle tutorías? —pregunta Melissa sorprendida de mi decisión. Esta se encontraba junto a Harper. Se veían bien juntas, aunque lo de ellas seguía siendo un secreto.

La pizzería en la que nos encontrábamos era pequeña, pero se notaba que era muy conocida por los estudiantes ya que esta siempre se encontraba llena. Además, era uno de los locales de comida más cercanos al campus.

—Sí, sentí la necesidad de devolverle el favor, ya sabes, por ayudarme en la fiesta y eso.

Melissa mira a su pizza, seguramente apenada por lo qué pasó aquella noche. Le había repetido muchas veces que eso había quedado en el pasado pero por lo visto esta aún se sentía culpable.

—Melissa, no tienes que seguir lamentándolo. —digo dándole una pequeña sonrisa —. Eso paso hace ya ¿Dos meses?

—Lo sé, es solo que creo que debí tomarle mas importancia a tus problemas. —dice apenada la castaña.

—Kate ya te ha dicho que no importa. —habla Harper a su lado—. Creo que le estas tomando mucha importancia. Kate en algún momento tiene que salir de su caparazón, no puede ser una solitaria y pobre chica por siempre.

Me quedo sorprendida por sus palabras, nunca antes había notado que le importara mi nula comunicación con otras personas, pero ahora podía ver que esta no me entendía, no como Melissa al menos.

Desde que las había visto besándose en el dormitorio, la pelirroja había estado comportándose extraña, quizás aún pensaba que se lo podía contar a alguien aunque no entendía por qué, ya que según sus mismas palabras, yo solo era una pobre y solitaria chica.

Me remuevo en mi silla mientras un molesto silencio llena nuestro entorno. Por el tono de la pelirroja supe que sus palabras estaban destinadas a dañarme, lo que funciono.

¿Por qué se estaba comportando de esta manera?

Sus palabras me habían hecho daño, no era mi culpa no poder hablar con los demás, lo que más quería era poder ser normal.

—No sé por qué dices eso, Harper. —dice Melissa igual de confundida que yo por su comportamiento —Kate no necesita hablar con nadie más. Ya nos tiene a nosotras.

La castaña me da una pequeña sonrisa, la cual correspondo aun cuando mis ganas de llorar iban en aumento.

—No puedes quedarte con ella cada vez que no quiera salir. —le dice Harper a Melissa como si yo no estuviera frente a ellas, como si yo fuese invisible.

—Me quedo porque quiero. —Melissa suena herida y luego me mira como para cerciorarse de que estaba bien, yo solo intento sonreír para luego levantarme de mi silla.

—Creo que me iré. —digo tratando de retener mis lagrimas—. Tengo mucha tarea que hacer.

—Kate... —escucho decir a Melissa, pero antes de que dijera algo más yo ya me había ido.

 —escucho decir a Melissa, pero antes de que dijera algo más yo ya me había ido

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Aleteo de mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora