Emito un suspiro de cansancio al terminar de ordenar el dormitorio, incluso me tomé el atrevimiento de ordenar el lado de Melissa, esta tenía ropa y otras cosas esparcidas en el suelo y en su cama lo que me estaba causando nervios.
Esa chica es una desordenada.
Luego me propongo estudiar un poco, pero antes de siquiera abrir mi libro, el cerrojo de la puerta suena y por esta entra Melissa y detrás de ella Harper.
Un incomodo silencio se instala en la habitación cuando nadie habla, hasta que Melissa mira a su alrededor y dice:
—¿Qué le paso a este lugar? —sorprendida mira su lado del dormitorio —. Es como si cenicienta hubiera venido a limpiar nuestro cuarto.
Suelto una carcajada por sus palabras y agradezco su intento de aligerar el ambiente.
—Tu desorden me estaba causando nervios. —digo sonriendo tratando de no mostrarme incómoda ante Harper. Todos los avances que había hecho con ella habían desaparecido.
Luego de unos segundos nadie habla, toco mi cabello, despeinándolo un poco al hacerlo y entonces miro a la castaña, esta hace un gesto con su cabeza a Harper, fue casi imperceptible pero pude notarlo.
—Kate... me quería disculpar por lo que dije el otro día. —dice vacilante Harper—. No fue mi intención lastimarte ni nada por el estilo, yo solo... hablé sin pensar.
La quedo mirando para luego sonreírle y asentir.
—No te preocupes. —digo pensando en que ahora podemos volver a salir juntas y todo sería como antes.
—Bueno, solo veníamos a buscar mi chaqueta. Con Harper iremos a una cita. —dice Melissa felizmente yendo hacia su armario para luego sacar una chaqueta negra. —No volveré tarde.
Me despido de ellas y cuando están cerrando la puerta veo las llaves de la castaña, las cuales agarro rápidamente intentando alcanzarlas antes de que se vayan.
—Ella es un poco rara. —escucho la voz de Harper decir antes de siquiera abrir la puerta. Me siento una cotilla escuchando su conversación, pero me quedo de todas maneras —Tienes que admitirlo, Melissa.
—Kate no es rara. —tapo mi boca al escuchar la respuesta de la castaña ¿por qué están hablando de mi? —Ya deja el tema.
Escucho sus pasos alejarse y lentamente voy hacia mi cama para luego sentarme en ella. Un poco aturdida comienzo a pensar en las palabras de la pelirroja. No soy rara,¿Qué hice para que ella pensara eso?
Suelto un sollozo para luego sentir una presión en mi pecho, llevo mi mano ahí e intento respirar para alejarla de mi, pero todo intento es en vano por lo que me acurruco en mi cama intentando dejar de pensar, pero pensamientos oscuros aparecen en mi mente.
Luego de lo que parecen horas el dolor comienza a desaparecer pero no mis lágrimas.
Definitivamente no volvería a salir o hablar con Harper.
~º~
Cuando decidí venir aquí sabía que sería difícil e incluso sabía que mi falta de comunicación con las personas me daría problemas, pero vivirlo es doloroso y me doy cuenta que quizás no estoy tan preparada para la vida universitaria como creía.
Soy una experta en arrepentirme de mis desiciones.
Es de noche y aún estoy acurrucada en mi cama tratando de decidir qué hacer, en estos momentos no tengo con quien hablar ya que no llamaré a mis padres para contarle mis problemas cuando seguramente ellos ya tenían los suyos y mi próxima cita con el psicólogo sería en dos días.
Estoy completamente sola.
En un solo instante tomo una decisión estúpida, llamaría a Jonas, por lo que busco mi celular mientras intento limpiar las lagrimas de mi rostro. Pero todo mi valor se va cuando le marco y antes de poder cortar este responde, suena sorprendido cuando pregunta:
—¿Hola? ¿Kate?
—Hola, sí... creo que fue un error llamar. —digo nerviosamente y tan rápido que dudo si me entendió.
—¡No lo hagas! —grita el chico desde la otra línea —. Si me estás llamando es por algo, ¿Estás bien?
—Si, claro. —respondo odiando cuando mi voz se entrecorta y antes de poder evitarlo suelto un sollozo –No, no estoy bien.
Patética.
—Creo que cometí un error al venir aquí. —digo sin pensar tratando de que mis palabras se entiendan de entre mis sollozos.
—¿Por qué? —pregunta Jonas suavemente.
—Las únicas personas que conozco creen que soy rara, no tengo amigos... —comienzo a decir sintiendo las lagrimas caer por mis mejillas—, y extraño demasiado a mis padres.
—Yo no creo que seas rara. Además, somos amigos, ¿No?
No respondo y luego de unos segundos solo escucho su respiración, me avergüenzo de haberlo llamado.
—Kate... Tú eres la chica más genial que he conocido. —dice el chico haciendo que agradezca que no me pueda ver, ya que gracias a sus palabras un sonrojo se había extendido en mis mejillas—. De verdad, eres tan preciosa, inteligente, agradable... nunca podría terminar de decir cosas buenas de ti.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? No me conoces realmente.
—No es necesario conocerte. Desde la primera vez, en aquella fiesta, lo supe. Es una lastima que tú no lo sepas.
Con el dorso de mi mano limpio mi rostro y sonrío un poco ante sus palabras.
Este chico si que sabe hacer sentir bien a alguien.
—No te avergüences de llamarme. —dice el chico y a lo lejos puedo escuchar como otra voz pregunta "¿Con quién hablas?" —Siempre querré escucharte.
—Gracias. —digo en un susurro verdaderamente agradecida de sus palabras.
Cuando cortamos me siento mejor y luego pude entender que no necesitaba personas como Harper en mi vida. Al diablo con ella y sus estúpidas palabras.
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Aleteo de mariposa
Teen Fiction"Me gustaría ser como una mariposa, ¿Sabes? Sentirme libre y hermosa, pero las cosas no son así. Soy prisionera de mi mente, sufriendo día a día al pensar en el pasado." Un nuevo comienzo. Eso era todo lo que Kate quería. Al fin ha encontrado el val...