Nueve; cena familiar

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Una semana después estoy esperando a mis padres en el aeropuerto, estos me habían insistido en hacerlo, no entendí por qué ya que ni siquiera tengo auto como para que nos transportemos más fácilmente

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Una semana después estoy esperando a mis padres en el aeropuerto, estos me habían insistido en hacerlo, no entendí por qué ya que ni siquiera tengo auto como para que nos transportemos más fácilmente.

A lo lejos veo a mi madre quien al verme se acerca rápidamente para luego darme un abrazo, esta me aprieta salvajemente haciendo que suelte una pequeña risa.

—Cariño, estás ahogándola.— dice mi padre haciendo que mi madre se aleje, luego este me abraza cariñosamente.

—Estás espectacular. —dice mi madre con los ojos llorosos —. Te ves muy bien.

Toco mi corto cabello y sonrío a mi madre ya acostumbrada a sus halagos.

—Reservamos una habitación en un hotel.—habla mi madre dentro del taxi—. Nos vamos mañana temprano.

—Entonces tenemos que disfrutar este día. —digo sonriendo aunque dentro de mi lloro por separarme nuevamente de ellos.

Antes sólo tenía a mis padres y a mi hermano, pero ahora también tenía a Melissa. Sonreí al pensar en eso.

~º~

Estuvimos disfrutado la tarde conociendo los alrededores y charlando hasta que oscureció y decidimos salir a comer algo, el restaurante en el que estamos esta lleno de personas hablando y riendo, Melissa lo recomendó y al parecer era muy popular entre las personas de la ciudad.

—Me ha ido muy bien en clases. —digo mirando mi menú —. Creo que incluso soy la mejor en algunas de ellas.

—Eso es genial, cariño. Estoy muy feliz de que te hayas acostumbrado a estar aquí —dice mi madre tomando mi mano por sobre la mesa —al principio tuve miedo de dejarte ir, pero sabía que era lo correcto. En algún momento tenías que salir de casa por ti misma y volar lejos.

Mi padre asiente lentamente dándole la razón.

—¿Cómo te está yendo con el psicólogo?—pregunta este cuando el mesero toma nuestras órdenes.

—Bien, cree que estoy mejorando. Sobre eso... hace unas semanas fui a una fiesta.

Mi madre se ve sorprendida cuando dice:

—¿Por qué no nos habías dicho?

—No quería preocuparlos, no pasó nada. Solo fui por unas horas y luego nos marchamos de allí.

Nuevamente decidí no decirles nada sobre el ataque, si mi madre se había alterado solo por ir no quería imaginar si supiera todo lo que había ocurrido.

Seguimos hablando y riendo, como extraña hablar con mis padres y la locura de mamá. Ellos por mucho tiempo fueron los únicos que me comprendieron y apoyaron, por lo que mi agradecimiento hacia ellos era inmenso, sólo que nunca se los había agradecido de verdad.

—¿Kate? ¡Hola! —salte un poco cuando escucho la voz de Jonas, lo miro sorprendida y un poco alterada cuando veo la mirada de mi madre. Mis padres estaban petrificados.

—Hola. —digo tímida.

¿Qué hacia él aquí? ¿Por qué siquiera me saluda cuando en clases no lo hace?

Cariño, ¿Quién es él?— pregunta mi madre sorprendida, mirando entre él y yo para nuevamente fijar su vista en Jonas.

—Hola, deben ser los padres de Kate. Soy Jonas, un amigo de ella. —se presenta el chico.

—No somos amigos, sólo compañeros de clase. —digo rápidamente.

Juego nerviosamente con mis manos a la espera de que alguien diga algo, el incómodo silencio me ponía aún más nerviosa.

—¿Quieres sentarte, Jonas? —pregunta mamá tranquilamente, pero por su cara se notaba lo sorprendida y quizás ¿entusiasmada? —Kate, nunca nos ha presentado ningún amigo.

Pensara que soy una perdedora.

—Oh, no, gracias. Estoy con mi madre. —agradece Jonas apuntando a una mesa en donde una señora rubia miraba su menú para luego fijar su vista en nosotros y sonreír —. Solo quería pasar a saludar a Kate.

Con una sonrisa se despide y por fin puedo respirar tranquila.

—Cariño, nunca nos dijiste que tenías un amigo. —dice mi madre aún perpleja y cuando miro a mi padre me doy cuenta que este se encuentra igual—. Es guapísimo.

—Porque no lo somos. —digo exasperada. Ese chico quiere volverme loca —Además, papá está aquí por si no te has dado cuenta.

Luego de decir eso los tres soltamos una carcajada, mi madre siempre ha sido coqueta. La amo.

Con ellos podía tener normalidad.

Con ellos podía ser normal.

~º~

Al otro día estaba despidiendo a mis padres en el aeropuerto, el tiempo con ellos se había hecho demasiado corto. Pienso en cuanto los extrañaré mientras mi madre me abraza.

—El chico de ayer se veía muy agradable. —comienza a decir mi madre tomando mis manos —. Vi la forma en que te miraba, creo que le gustas.

—Mamá. —digo sonando un poco enojada —. Yo nunca le gustaría a un chico como él. Además, hemos hablado como una vez.

—¿Por qué? Eres igual que cualquier chica. No te atormentes más. —me mira con los ojos lloros para luego golpear juguetonamente mi brazo —. Además, dije que quizás le gustas no que te amara.

Asiento lentamente aún cuando no creía en sus palabras.

—Solo quiero que seas feliz. —mi madre suelta un sollozo para darme un último abrazo—. Te llamaremos cuando lleguemos.

Los veo alejarse y lentamente camino al auto de Melissa, esta se había ofrecido a traernos y así poder conocerlos. La castaña se había llevado de maravilla con mi madre, quizás era porque las dos eran igual de parlanchinas.

—Desearía que mi madre pudiera venir— dice la castaña triste.

Por lo que me había contado Melissa, su familia tenía grandes problemas económicos, por lo que gracias a una beca esta había podido venir a la universidad y solo podía ver a su madre y hermanos en Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo. Además, sus padres estaban separados y su padre vivía en Mexico, por lo que tenían muy poca ayuda de él.

—Harper vendrá hoy. —me avisa mi amiga mientras entramos a nuestro dormitorio —. Creo que podemos ver una película o algo.

—Suena bien.

Aleteo de mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora